En los escritos de Elena de White, la descripción de los resultados de la comunión diaria con Dios.
Aún recuerdo el día cuando, siendo aún niño, participé de la denominada “Primera Comunión”, es decir del sacramento de la Comunión, la idea era que con el solo hecho de participar de dicho sacramento ya estaba en comunión con Dios; después debía volver a comulgar cada semana para arreglar cuentas por los pecados cometidos. ¿La comunión se limita a una ceremonia o es una experiencia personal diaria? En los escritos de Elena de White encontramos declaraciones que enfatizan los beneficios y la manera práctica de tener dicha comunión con Dios, destacaremos estos aspectos teniendo en mente que “la comunión con Dios es la vida del alma” (Dios nos cuida, 25 de octubre, p. 307).
Beneficios de la comunión
La comunión produce crecimiento espiritual. El creyente convertido debe crecer de manera natural. “La comunión con Dios por medio de la oración desarrolla las facultades mentales y morales, y las espirituales se fortalecen” (El Deseado de todas las gentes, p. 52). El crecimiento es posible cuando el cristiano está unido a Jesús. “Solamente estando en comunión con él diariamente, a cada hora permaneciendo en él, es como hemos de crecer en la gracia” (El camino a Cristo, p. 61). Entonces “a fin de tener salud y vitalidad en el alma, el Médico divino prescribe comunión con Él” (Manuscrito 50, 9 de junio de 1901).
La comunión nos da la victoria sobre el pecado. En la realidad del conflicto entre el bien y el mal,“es necesario dedicar mucho tiempo a la oración secreta en íntima comunión con Dios. Solo así pueden ganarse las victorias” (Consejos para los maestros, p. 245). “El alma que ama a Dios, se complace en obtener fuerzas de él mediante una constante comunión con él. Cuando la conversación con Dios se convierte en el hábito del alma, se rompe el poder del diablo” (Review and Herald, 3 de diciembre de 1889). Moisés tuvo fuertes influencias del pecado en los años que pasó en el palacio de Egipto, ahora tenía que erradicar muchas prácticas malas por medio del “tiempo, el cambio de ambiente y la comunión con Dios” (Patriarcas y profetas, p. 254).
La comunión nos capacita para cumplir la Misión. “Es imposible que alguien […] disfrute de comunión con él, y no sienta responsabilidad por las almas por las cuales Cristo murió” (Review and Herald, 21 de julio de 1891). “Por medio de la comunión continua, (Cristo) recibía vida de Dios a fin de impartirla al mundo, su experiencia ha de ser la nuestra” (El Deseado de todas las gentes. P. 330). Dirigiéndose a líderes de la iglesia, Elena de White expresa que “tienen que ser convertidos […] que por la comunión diaria con el Señor […] debe ser añadido poder vivificante en sus esfuerzos para ganar almas para Cristo” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 177).
La comunión nos fortalece en medio de las pruebas. Elena de White relata una experiencia personal: “Los dolores más agudos parecían convertirse en paz y reposo. En la noche durante horas he tenido una dulce comunión con Dios” (Carta 28, 1892). Las pruebas vienen sin aviso, a veces no estamos preparados, la verdadera comunión puede sostenernos. Por ello, al saber que “La hora de la prueba ha de venir sobre el mudo entero […] debiéramos estar en tan íntima comunión con Dios que no caigamos en tentación cuando ésta sobrevenga” (Review and Herald, 15 de abril de 1890).
La comunión transforma nuestra vida. La transformación es posible “al ponernos íntimamente a su lado y al mantener comunión con él […]. Por medio del poder transformador del Espíritu de Cristo cambia nuestro corazón y nuestra vida” (Carta 47, 28 de marzo de 1903).
La comunión habilita al predicador. “El que alimenta al rebaño de Dios debe comer primeramente él del Pan que vino del Cielo […]. No se aventurará a venir ante la gente hasta que haya tenido primeramente comunión con Dios” (Testimonios para los ministros, p. 340).
Cómo tener comunión con Dios
Contemplando a Cristo. Comunión tiene que ver con la experiencia de relacionarnos con Dios, por ello es que “contemplando a Cristo somos transformados a su imagen y renunciando a nosotros mismos […] estaremos en comunión íntima” (Manuscrito 48, 26 de noviembre de 1890). Además la habilitación para enseñar la verdad procede de la comunión, “mientras más se asocie el ministro de Cristo con su Maestro, a través de la contemplación de su vida y carácter, mientras más cercano, más se asemejará a él, y estará mejor calificado para enseñar sus verdades” (El ministerio pastoral, p. 20).
Mediante la oración. No puede existir comunión sin oración, “La oración es una comunión, fuente de la sabiduría, fuerza, dicha y paz” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 91), “Jesús recibió sabiduría y poder, durante su vida terrenal, en las horas de oración solitaria” (La educación, p. 259). Entonces, para los pastores, la preocupación primaria debiera ser buscar la comunión. “El ministro que ora, que tiene una fe viva, manifestará obras correspondientes, y grandes resultados acompañarán su trabajo, a pesar de los obstáculos combinados de la tierra y el infierno” (El ministerio pastoral, p. 24).
Por medio del estudio de la Palabra de Dios. Observemos la siguiente reflexión dirigida a los ministros “observad celosamente vuestras horas de oración, estudio de la Biblia y examen de conciencia. Poned aparte una porción de cada día para estudiar las Escrituras y comulgar con Dios” (El ministerio pastoral, p. 22).
Por medio de la obediencia y sometimiento a Cristo. “Solo a través de una sincera obediencia se puede obtener esa comunión” (Manuscrito 120, 8 de octubre de 1903). “Si usted llega a ser un alumno en la escuela de Cristo, debe someter su voluntad a la de él […] y de esa forma al vivir en una constante comunión con Jesús, usted mismo se transformará en un canal de luz para otros” (Carta 48, 13 de diciembre de 1888). Por otra parte, es bueno ver la relación de la alimentación con la comunión, en referencia al consumo de alimentos nocivos se declara: “lo que corrompe el cuerpo tiende a corromper el alma, el que lo consume va quedando por ello inhabilitado para tener comunión con Dios y para rendirle un servicio elevado y santo” (El ministerio de curación, p. 213).
Disfrutando del sábado. Una de las oportunidades de la familia para tener comunión con Dios es el día sábado, es triste que muchos estén perdiendo esta bendición. “En su día reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y sus prójimos […] es, entre todos los días, aquel en el que deberíamos familiarizarnos especialmente con Dios por medio de sus obras” (La educación, p. 251).
Conclusión
La comunión es una bendita experiencia espiritual, “deberíamos aprender ahora a conocer a Dios […]. Los ángeles toman nota de cada oración ferviente y sincera. Sería mejor sacrificar nuestros propios gustos antes que descuidar la comunión con Dios” (El conflicto de los siglos, p. 680). A los ministros se nos insta a buscar la comunión con Dios, así “los hombres sabrán que hemos estado con Jesús […]. Esto impartirá al obrero un poder que ninguna otra cosa le podría dar […]. Ningún trabajo de la iglesia debe tomar precedencia ante la comunión con Dios” (El ministerio pastoral, p. 24). “Necesitamos vivir en estrecha comunión con Dios, para amarnos unos a otros así como Cristo nos amó. Así el mundo sabrá que somos sus discípulos” (Consejos sobre la salud, p. 535).
Así como el profeta Daniel, en medio de la tribulación, tomaba tiempo para buscar en oración a Dios abriendo las ventanas en dirección a su ciudad amada Jerusalén. “El verdadero cristiano mantiene las ventanas del alma orientadas hacia el cielo. Vive en comunión con Jesús. Su voluntad está de acuerdo con la de Cristo. Su mayor deseo consiste en asemejarse cada vez más a su Señor” (Review and Herald, 16 de mayo de 1907).