P lanificación Eficaz

El desarrollo de estrategias es importante para el crecimiento de la iglesia.

Uno de los aspectos más importantes en la vida es el arte de planificar. Tratándose del cumplimiento de la misión de la iglesia, eso es indispensable. En lo que se refiere a planificación, podemos buscar en la Biblia algunas palabras clave. Salomón escribió: “Del hombre son las disposiciones del corazón; mas de Jehová es la respuesta de la lengua” (Prov. 16:1). “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza” (Prov. 21:5). De estas declaraciones del sabio Salomón podemos extraer tres palabras clave que pueden ser contextualizadas en el acto de planificar: Señor, consejos y diligencia.

Sin duda alguna, es fundamental buscar al Señor, y adecuarse a sus planes y propósitos para nuestra vida personal y la de la iglesia. Una planificación requiere consejos de alguien con una amplia visión y extensa experiencia. La diligencia (interés, cuidado, sentido de urgencia) es la palabra clave para el éxito de lo que fue planificado. Acompaña la ejecución del proyecto cada día, cada semana, cada mes.

Hay buenos modelos de planificación, que si fueran seguidos traerían buenos resultados. Sin embargo, no serían realizaciones excelentes. Líderes, iglesias e instituciones pueden reproducir todos los años las mismas cosas buenas, simplemente cambiando las fechas y las tapas de la planificación de sus actividades. Jim Collins afirmó: “La gran mayoría de las empresas jamás serán excelentes, solamente porque ya son bastantes buenas; y ese es su principal problema” (Empresas feitas para vencer [Empresas hechas para vencer], p. 17).

ESTABLECER METAS

El Sistema de Gestión de la Secretaría de la Iglesia Adventista (ACMS) nos informa que en el territorio de la División Sudamericana hay más de cinco mil iglesias que duplicaron el número de miembros en los últimos cinco años. Sin embargo, al mismo tiempo tenemos el registro de un número similar de iglesias que hace muchos años continúan con el mismo tamaño.

En Marcos 9:24 leemos: “E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad”. Ese versículo bíblico parece dejar en claro la paradojadelafedequienquiereverasu iglesia crecer pero no sabe cómo puede llegar a ocurrir; e incluso, el crecimiento de aquellos que tuvieron su fe disminuida. Necesitamos tener fe y esperanza. Elena de White escribió: “Ha llegado el momento en que debemos esperar que el Señor haga grandes cosas por nosotros” (Mensajes selectos, t. 1, p. 130).

A lo largo del tiempo, la historia dio testimonio de personas que emprendieron grandes cosas y que fueron determinantes. Peter Koestenbaum, filósofo de la gestión citado por Stephen Covey, afirmó: “Cualquier persona que haya marcado la diferencia para bien o para mal tiene tres atributos en común: visión, disciplina y pasión” (O 8° Hábito [El octavo hábito], p. 68). Además, afirma que los “mejores líderes operan en cuatro dimensiones: visión, realidad, ética y coraje para alcanzar resultados significativos y sustentados” (ibíd., p. 66).

El arte de planificar es un elemento esencial en el área del crecimiento de la iglesia. En este contexto, Peter Wagner, autor del libro Estrategias para el crecimiento de la iglesia, al hablar sobre este tema trata sobre dos palabras clave: pasado y futuro de la iglesia. Cita ejemplos de iglesias que poseían una tasa de crecimientodecenal(TCD)del28%enlos últimos diez años anteriores al estudio, y que realizaron una valiente proyección de fe de un crecimiento del 285% para los próximos cinco años. Al final del período de cinco años, ¡el índice de crecimiento alcanzó el 492%!

Otra iglesia citada había presentado un TCD del 56% durante los últimos diez años; los años subsiguientes, la tasa ascendió al 201%. Esas iglesias analizaron su crecimiento en el pasado, proyectaron blancos de fe para el futuro y fueron detrás de ellos.

¿Cuál es la lógica que se encuentra detrás de ese fenómeno? Peter Wagner concluyó que es el establecimiento de metas bíblicas de forma natural y práctica. Él califica una TCD del 100% como “buena”; es decir, un crecimiento real del 10% anual por cada iglesia; y una TCD del 200%, como “excelente”, lo que sucedió con más de cinco mil iglesias de la División Sudamericana, citadas al inicio de este artículo. El autor sintetiza su libro en una frase muy conocida, que podría ser más practicada: “Plantar nuevas iglesias es la metodología evangelizadora más eficaz que se conoce debajo del cielo”.

Nuestra misión no es crear los propósitos de la iglesia, sino descubrir cuáles son estos, teniendo en vista que la iglesia no nos pertenece. Debemos administrar los negocios de Dios como él lo desea. Este texto nos lo recuerda: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).

Stephen Covey afirmó que “los grandes líderes entienden que consiguen ejecutar de forma excelente solamente dos o tres metas por vez. Hay pocas y vitales metas que necesitan ser alcanzadas, a fin de que el propósito se haga una realidad, o cualquier otra conquista será irrelevante”. Para él, esas son las metas más importantes.

El texto que sigue demuestra que cuanto mayor sea la cantidad de metas menores serán las chances de llegar a un resultado con excelencia. Aquí vemos la necesidad y el poder de estar concentrados.

NÚMERO DE METAS

Metas alcanzadas con excelencia Tratándose de una junta de iglesia, lo ideal es que se realice el acompañamiento de tres metas principales con dos preguntas a cada director de departamento:

1. ¿Qué fue lo que usted y su departamento realizaron este mes para alcanzar la gran meta? Por ejemplo: Hacer discípulos.

2. ¿Qué acciones realizarán usted y su departamento el próximo mes con el objetivo de alcanzar aquella gran meta? El mismo ejemplo anterior.

En su planificación de actividades, la iglesia debe priorizar tres metas principales:

1. Estrategias: Dónde, cómo y cuándo ocurrirá el evangelismo.

2. Discipulado: Vivir en la práctica el Ciclo del Discipulado (Fases I, II y III).

3. Desarrollo de líderes: Potenciar ese don en la Escuela Sabática y en los Grupos pequeños.

Evidentemente, en la planificación de actividades de la iglesia, la palabra clave es EJECUCIÓN. Debe ocurrir de forma simple y accesible para los miembros de iglesia. Elena de White escribió: “Deben idearse y ponerse en práctica entre las iglesias los métodos más sencillos de trabajar. Si los miembros aceptan unánimemente tales planes y con perseverancia los llevan a cabo, segarán una rica recompensa; porque su experiencia se irá enriqueciendo, su capacidad aumentará, y por sus esfuerzos salvarán almas” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 66).

La señora Sharon Cress, en su libro Comunidad de amor, la página 13, llama nuestra atención hacia tres ingredientes esenciales que deben ser considerados en una planificación de actividades con el objetivo de conservar a los recién convertidos en la fe. Según la autora, los nuevos conversos a) Necesitan ser capaces de articular las doctrinas de su fe. b) Deben tener amigos en la iglesia. Estudios sobre crecimiento de la iglesia han demostrado que el número necesario de amigos es entre seis y ocho. c) Deben involucrarse en actividades de grupo que sean significativas.

Una iglesia que emprende la planificación de sus actividades y la ejecuta necesita celebrar, testificar y confraternizar por lo que Dios ha obrado por su medio; puede hacerse cada trimestre. Se trata de celebrar públicamente las victorias alcanzadas, lo que une aún más a las familias y refuerza los valores del sentido de comunidad.

Por eso, podemos sintetizar en una palabra el éxito del crecimiento real planificado de la iglesia: compromiso. Compromiso con Dios, por medio de la devoción personal y familiar; compromiso consigo mismo, a través del desarrollo de los dones; con los que necesitan ser salvos; con el crecimiento real por medio de nuevas iglesias, y conquistando otras regiones geográficas.