El Secreto que no es Secreto

Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.” (Mateo 7.25, NVI)

A propósito del último sismo de magnitud 7,8 que sacudió Ecuador, con un saldo de más de 600 muertos, miles de damnificados y mucha infraestructura dañada, la BBC[1] con personal especializado en edificaciones,  recorrió las zonas afectadas para analizar los errores de los edificios colapsados y los aciertos de las construcciones que no cayeron.[2]

En su recorrido, especialmente en las ciudades costeras más afectadas, pudieron apreciar imágenes de destrucción, colapso y mucho concreto desparramado. Por ejemplo la ciudad de Manta, el puerto más importante de Ecuador presenta un aspecto desolador, con edificios emblemáticos en estado inservible. Varias casas simplemente cayeron sobre sí mismas o se inclinaron violentamente debido a que las bases no pudieron soportar a las plantas superiores. Asimismo, en la Bahía de Caráquez, también pudieron ver casas y edificios derrumbados, pero a la entrada, en el malecón de esta ciudad costera se toparon con  una casa antigua que estaba a punto de ser declarada bien patrimonial y aún se sostiene en pie. ¿Sus materiales? Madera y caña.

Además, cuando ingresaron a Canoa, uno de los centros turísticos por excelencia de la costa ecuatoriana, lo primero que hicieron los especialistas, fue comprobar el estado de la estructura hotelera, puesto que de ello depende el futuro de Canoa. Lo que encontraron en forma general fueron hoteles colapsados, inservibles y totalmente irrecuperables, sin embargo en su revisión se toparon con un hotel de tres plantas que no presenta grietas, como si la estructura no se hubiese enterado de que hubo un terremoto o el sismo hubiera elegido perdonarle la vida. Al consultar con sus dueños, ellos le refirieron “el secreto” que los arquitectos e ingenieros lo catalogan como el “secreto que no es secreto” para que un edificio no caiga y se mantenga firme frente a un sismo: “Nosotros nos tardamos dos meses en los cimientos, otros se apuran para comenzar lo más rápido con el negocio y no hacen una buena cimentación… Mucha gente usa arena de la playa y es salina y se va comiendo el hierro. Nosotros usamos arena del río, lavada y tamizada. Mira el tamaño de nuestras columnas. Y sólo hemos levantado un piso. La base del hotel es de hormigón y la parte de arriba es madera y bambú”.[3]

“El secreto que no es secreto”, para que un edificio no caiga, son las bases ubicadas en el lugar correcto. Si bien es cierto, una buena cantidad de hierro para la cohesión de la estructura, cemento fresco, buen hormigón y el uso de arena de minas o ríos, nunca de mar, son elementos importantes para una buena construcción, si las bases no son las mejores, inadecuadas para el tamaño del edificio y en el lugar incorrecto, a pesar de los buenos materiales o el acabado que se haga a la construcción, ésta está destinada a caer irremediablemente.

Jesús, el mayor arquitecto y edificador de vidas, sabía el “secreto que no es secreto”, y lo explicó así: “cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca”. Dios es la roca donde el edificio de una vida debe colocar sus bases. Eso lo sabía Habacuc, quien afirma: “¡Tú, SEÑOR, existes desde la eternidad! ¡Tú, mi santo Dios, eres inmortal! Tú, SEÑOR, los has puesto para hacer justicia; tú, mi Roca…”.[4] Seguir a Jesús, aceptarlo cómo Salvador y Dios, cubrirse bajo el paraguas de los principios de su Palabra y cada día transformar esos principios en acciones que impulsen a otros a buscar al Constructor de todos los siglos, es hacer que “secreto que no es secreto” haga de tu vida una fortaleza infranqueable e inamovible frente a los sismos y tentaciones de estos tiempos peligrosos.

Lamentablemente, estamos preocupamos muchas veces en las apariencias, en el acabado del edificio, que cavar hondo en la Roca para hacer una buenas bases. Hay urgencia por verse bien, por progresar a la vista de los demás, porque nada falte, y esta tendencia se traslada muchas veces a la Iglesia, donde una buena pintura, buenas ventanas, bonitos edificios y excelentes programas, son más importantes que la vida espiritual de los que la frecuentan. Jesús lo explicó de otra manera: “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre”.[5] Tenemos que descubrir el “secreto que no es secreto”, porque si el enfoque esta solamente en que digan “que buen hombre, que buen templo, que buen programa”, pero por dentro vacíos existenciales, actos pecaminosos ocultos o vidas dobles, entonces eso es carne podrida, material que no sirve, bases débiles y carcomidas por gusanos del pecado, que están condenados a caer con los sismos de las pruebas y las dificultades.

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, escribir esto ha hecho tambalear mi frágil existencia, necesito revisar mis bases y fortalecerlos en La Roca, ¿y tú?, ¿cómo está el edificio de tu vida? Si necesitas también, revisar y  fortalecer tus bases en Jesucristo, ora y suplica conmigo esto: “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes… Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda. Se agitan las naciones, se tambalean los reinos; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba. El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob”.[6]

Perseveremos en La Roca, un día, a pesar de los latigazos de los vientos, tempestades y terremotos, dirán de nosotros: “Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida”.[7]¡Que así sea!