Ser padres es una tarea harto difícil, sin dudas. Muchas veces, en el afán de disciplinar a nuestros hijos olvidamos conectarnos con sus emociones y empatizar con ellos. Los niños son adultos en potencia y necesitan ser respetados y escuchados. Nuestro actuar, bueno o malo, quedará grabado por siempre en su vida y es por ello que es muy importante elegir con cuidado las palabras que les diremos y las acciones que emprenderemos.
Analiza la siguiente lista y presta atención a cuáles de estos errores estás cometiendo; tal vez no te estés dando cuenta de los daños que le estés infligiendo a tu hijo a futuro. Lo importante es tomarlos en cuenta, reparar nuestro error y sanar nuestra relación con tu hijo.
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-Le gritas por cualquier cosa
Es normal que levantemos la voz cuando las travesuras de los hijos colman nuestra paciencia. Pero hablar gritando no es algo bueno. Cuando gritas, estás enseñando a gritar, y si tu hijo está gritando y tú gritas también diciéndole «no grites» estás dando un doble mensaje. No levantes la voz, mejora tu argumento.
– Lo criticas y ridiculizas
Las críticas destructivas hacia nuestros hijos pueden ser un arma letal. Los niños esperan de sus padres el reconocimiento, la aprobación, el estímulo. Cuando critiques a tu hijo hazlo de forma constructiva y no destructiva. Nunca le digas «no sabes hacerlo, déjame a mí», sino «sé que puedes hacerlo mejor, inténtalo otra vez»; de este modo estarás poniendo toda tu confianza en él y ello resultará en una gran autoestima. Por otra parte nunca lo ridiculices en público ni te burles de él. Los niños son muy susceptibles a las burlas, están formando su personalidad. Jamás digas nada que lo incomode; perderás su confianza.
-Le pegas
La violencia física jamás está bien aplicada. Tal vez hayas oído decir que «un chas-chas en la cola a tiempo siempre viene bien». Nada más alejado de ello.Cuando levantas la mano a tu hijo lo estás alejando de tí. Tal vez en el momento logres tu objetivo, que te obedezca, pero a largo plazo las secuelas son imborrables. Si no puedes refrenar el instinto de pegar, busca ayuda urgente.
– No lo escuchas
En estos tiempos donde parecería ser que nunca tenemos tiempo para nada es normal que le digamos a nuestro hijo «ahora no, estoy ocupado/a». Sin embargo, uno de los puntos claves en la buena relación con tu hijo debe ser la buena comunicación. Escúchalo. Escucha hasta sus cosas más ínfimas. Escúchalo desde que es pequeño y te cuenta cosas de su mundo de niño, hasta cuando es ya grande y necesita un oído adulto para resolver un problema. Escuchar a nuestros hijos es un gran puente para mantenerlos cerca nuestro siempre.
-No compartes tiempo con él
Cuando nos dejamos llevar por la vorágine diaria y no dedicamos una hora en el día para jugar con nuestros hijos o compartir actividades con él, lo estamos alejando. Deja de lados los papeles por un minuto, apaga tu móvil por media hora, y sumérgete en el mundo de tu hijo. Si es pequeño, juega con él, deja que dirija el juego y déjate llevar. Cuando es más grande tómate uno o dos días a la semana y comparte alguna actividad, como algún deporte o simplemente siéntate a conversar con él. Cuando esto sucede a lo largo de los años notarás una hermosa relación que crece día a día.
-No lo dejas crecer
Cada niño tiene su tiempo. Cada etapa de la vida es diferente. No te apresures ni lo apresures. Crecer es parte de la vida. Cuando empujas a tu hijo a hacer algo que no quiere, o lo llenas de actividades en la semana porque quieres que no se convierta en «holgazán», no lo estás dejando crecer. El ocio es importante para el desarrollo de los niños. Un niño con tiempo libre es un niño que tiene tiempo para crear, descubrir y explorar. Déjalo jugar libremente, y respeta sus tiempos de crecimiento.
Replantea tu vida e intenta generar un cambio positivo en el que tus hijos formen parte activa. Es importante amarlos en cada momento de sus vidas, amarlos hasta cuando estamos enojados. Nuestros hijos necesitan saberse amados, y además de decirles cada día un valioso «te amo» acompáñalo de buenas acciones y así se sentirá aceptado, valorado y respetado. No alejes a tus hijos de tí, mantenlos siempre cerca de tu corazón, nunca te arrepentirás; el amor en exceso nunca hace daño.