La más urgente necesidad del pueblo de la Esperanza
Reavivamiento y reforma en la Iglesia Remanente
Pr. Adolfo Suárez
Introducción: una cosa les falta
George Whitefield, pastor anglicano, ayudó a difundir el gran despertar espiritual en Gran Bretaña y en las colonias británicas norteamericanas. Era conocido como el “príncipe de los predicadores al aire libre”, y fue el evangelista más conocido del siglo XVIII. Cuando se hospedaba en la casa de alguien, solía conversar sobre el futuro de la vida espiritual de cada miembro de la familia anfitriona, hablaba personalmente con cada uno de ellos.
Sin embargo, cierta vez pernoctó en la casa de un coronel que era todo lo que alguien podría desear, pero no era cristiano. Whitefield quedó tan satisfecho con la hospitalidad y tan encantado con las cualidades del buen coronel, de su esposa y de sus hijas, que consideró difícil decirles que tenían que tomar una decisión por Jesús; después de todo, ellos habían sido muy amables.
Permaneció una semana allí y durante su última noche el Espíritu de Dios lo visitó, de modo que no pudo dormir. “Esas personas”, dijo Whitefield consigo mismo, “han sido muy amables conmigo, y yo no he sido fiel con ellas; tengo que decirles que, a pesar de todas sus buenas cualidades, si no creen en Cristo estarán perdidas”.
Entonces, se levantó y oró. Después de orar, todavía sentía una lucha en su mente. Su vieja naturaleza decía: “No puedo hacer esto”. Pero el Espíritu Santo parecía decir: “No salga de aquí antes de avisarles del peligro”. Finalmente, pensó en un artificio y oró a fin de que Dios aceptara su idea. Tomó su anillo y escribió con él las siguientes palabras en uno de los vidrios romboidales de la ventana: “Les falta una cosa”.
Él no logró hablar con la familia, pero siguió su camino orando mucho por la conversión de esas personas. Poco después de haber salido, la buena señora anfitriona de la casa, gran admiradora de Whitefield, dijo: “Voy hasta el cuarto de huéspedes porque quiero ver el lugar donde estuvo el hombre de Dios”. Al llegar al cuarto, vio que él había escrito en el vidrio: “Una cosa les falta”. Esas palabras la tocaron inmediatamente con la convicción del arrepentimiento. “¡Ah!”, exclamó. “Pensé que él no se había preocupado mucho por nosotros, porque sabía que, por donde quiera que pasaba, argumenta con sus anfitriones, y no había hecho lo mismo con nosotros. Llegué a pensar que habíamos incomodado al señor Whitefield, pero ahora me doy cuenta cuan amable fue con nosotros al hablarnos de esa manera.
En seguida llamó a sus hijas: “Suban, chicas, vean lo que el hombre de Dios escribió en el vidrio de la ventana: ‘Una cosa les falta’. Llamen a su padre”. El coronel subió a la habitación de huéspedes y también leyó la frase: “Una cosa les falta”. Así, alrededor de la cama donde el hombre de Dios había dormido, se arrodillaron y pidieron a Dios que les diera la cosa que faltaba. Y allí mismo, antes de dejar la habitación, encontraron lo que les faltaba; y toda la familia pudo regocijarse en Jesús.
“Una cosa les falta”.
Hermanos y hermanas. Nos falta una cosa. ¿Cómo es eso? Nosotros ya tenemos a Jesucristo, entonces, ¿qué nos falta? ¡Nos falta reavivamiento y reforma!
¿QUé es reavivamIento Y reforma?
“Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de los poderes de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual”. [1] En otras palabras, reavivamiento es un renacimiento espiritual; es volver a la vida, después de haber estado muerto espiritualmente hablando.
Por otro lado, “La reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y las teorías, en los hábitos y las prácticas”.[2] Como se puede notar, la reforma tiene como foco la parte práctica de la vida.
Para ser didácticos y claros, podemos decir que el reavivamiento se produce internamente, mientras la reforma se manifiesta externamente. Gracias a un cambio interno, entonces es posible un cambio externo auténtico; ambos por obra del Espíritu Santo.
En verdad, toda transformación duradera de vida necesita de esos dos aspectos: el reavivamiento y la reforma. ¿Por qué? Porque “La reforma no traerá los buenos frutos de la justicia a menos que esté vinculada con el reavivamiento del espíritu. El reavivamiento y la reforma han de realizar la obra señalada, y al hacer esta obra ambas deben combinarse”.[3]
¿ necesitamos Realmente un reavivamiento y una reforma?
Una de las invitaciones bíblicas más poderosas e impactantes para el reavivamiento y la reforma está en el libro de Joel 2:12-17:
“[…] ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?
El profeta Joel nos convoca a un cambio total, y en el versículo 13 pone las bases para el reavivamiento y la reforma. Dice: “Rasgad vuestro corazón”.
“Cuando un judío rasgaba sus vestidos, expresaba un gran dolor. Significaba que le había sobrevenido una gran calamidad (Gén. 37:34; Lev. 13:45; 2 Crón. 34:27; Jer. 36:24). Sin embargo, puesto que era posible manifestar esas muestras externas de pesar sin que hubiera un verdadero sentimiento íntimo de dolor, se le ordenó al pueblo que no cayera en ese fingimiento y que, en cambio, rasgara su corazón”.[4] Con eso, el profeta Joel estaba enseñando que el cambio interno, el reavivamiento, produce auténticos cambios externos; y que, sin un cambio real interno, las manifestaciones de piedad externa no pasan de comportamientos hipócritas, espiritualidad fingida.
Elena de White dice que “Un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades. El buscar esto debe ser nuestro primer trabajo”.[5]
Y al argumentar sobre la necesidad de estos cambios internos y externos en nuestra vida, la mensajera del Señor escribió “Cada uno necesita buscar al Señor ahora. El pueblo de Dios no pasará la prueba a menos que se produzca un reavivamiento y una reforma”.[6] “Los ministros deben convertirse antes de que puedan fortalecer a sus hermanos”.
Sobre esta última cita, quiero resaltar dos cosas. La primera es que, si queremos enfrentar los días terribles al final del tiempo del fin, necesitamos experimentar el reavivamiento y la reforma; de lo contrario, nuestra fe será débil y no resistirá a la primera prueba. La segunda: amigos pastores, el reavivamiento y la reforma deben comenzar en nosotros, los cambios internos y externos que esperamos ver en los hermanos y hermanas de nuestras iglesias, ellos necesitan verlos primero en nosotros. Fe auténtica, vida espiritual fuerte, comunión con Dios, apego a la Palabra, estilo de vida de un pueblo remanente, eso es lo que los hermanos necesitan ver en nosotros los pastores. De lo contrario, ¿qué pastores somos nosotros que esperamos la transformación que nosotros mismos no demostramos?
¿Qué nos hace creer que necesitamos de reavivamiento y reforma en nuestros días?
Heber Carlos de Campos, un teólogo protestante brasileño, hace afirmaciones fuertes sobre la realidad del cristianismo de nuestros días, analizando la adoración débil que caracteriza a muchas denominaciones. Él afirma:
“Como la evangelización moderna ha sido antropocéntrica, dice al oyente lo que se piensa que el incrédulo quiere oír, también la forma de culto ha sido elaborada de modo que atraiga a las personas para adorar a Dios. La adoración moderna está planeada para atraer a personas (los consumidores de música contemporánea) en vez de promoverla para que las personas levanten los ojos al cielo para rendir un culto correcto al verdadero Dios, para aprender sobre el verdadero Dios y de la vida eterna en Jesucristo, estamos estimulando a esas personas a acostumbrar el paladar a lo que el entretenimiento moderno ya les presentó. Antes que verdaderos adoradores, estamos viendo a personas preocupadas por el consumo musical y litúrgico, queriendo oír lo que les agrada, y no lo que agrada a Dios”.[7] (TL)
Sí, amigos, ese es un retrato triste, pero fiel de la vida religiosa y de la adoración, de mucha gente. Las cosas no pueden continuar así. Es necesario que haya un cambio radical.
Cuando el profeta Joel, hace más de 27 siglos, inspirado en la visión divina, se refirió al día de Dios, escribió:
“Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.
Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra” (Joel 2:1, 2).
Si bien estas palabras tienen una aplicación histórica inmediata a los tiempos del Antiguo Testamento, cuando Israel sería invadido por un pueblo enemigo, la razón por la cual fueron conservadas y que se refieren particularmente al tiempo del fin, al “día del Señor», víspera del regreso de Cristo a la Tierra. El mensaje del profeta Joel invita a que se toque la trompeta en Sion, o sea, en la iglesia; a dar alarma en el monte santo de Dios, o sea, a su pueblo; porque ocurrirán acontecimientos de tal magnitud que harían temblar a todos los habitantes del mundo.
En vista de los tremendos acontecimientos que están por ocurrir en el “día del Señor”, la iglesia debe despertarse por una voz de alarma, y el pueblo debe recibir el llamado a una conversión auténtica, profunda, y de todo corazón. En otras palabras, debe efectuarse una reforma espiritual profunda dentro de la iglesia, en preparación para los grandiosos acontecimientos del fin.
No hay dudas de que llegamos a la misma víspera de la hora suprema, y de que este llamado a una conversión genuina y una reforma cabal en la vida de cada uno debe resonar por todos los rincones de Sion, por todos los rincones de todas las iglesias.
Características de la persona que experimentó el reavivamIento y la reforma
1. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma tiene una vida de oración y acción
En el tiempo del fin, “precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo, debe hacerse una obra como la de Juan [el Bautista]. Dios necesita a hombres que preparen a un pueblo que se mantenga firme en el gran día del Señor… A fin de dar un mensaje como el que dio Juan, debemos tener una experiencia espiritual como la suya. La misma obra debe efectuarse en nosotros. Debemos contemplar a Dios y, al contemplarlo, perderemos de vista el yo”.[8]
¿Y por qué contemplar a Dios es importante? “La comunión con Dios ennoblecerá el carácter y la vida. Los hombres verán que hemos estado con Jesús como lo notaron en los primeros discípulos. Esto comunicará al obrero un poder que ninguna otra cosa puede dar. No debe permitir que cosa alguna le prive de este poder. Hemos de vivir una vida doble: una vida de pensamiento y de acción, de silenciosa oración y fervoroso trabajo.[9]
Hermanos y hermanas. “La oración y el esfuerzo serán el centro de vuestra vida. Orad como si la eficiencia y los elogios se debieran únicamente a Dios; trabajad como si sólo a vosotros correspondieran todos los deberes”.[10]
No solo debemos trabajar, ni solo orar. Las dos cosas deben ir juntas, porque “El que no hace nada más que orar, pronto dejará de hacerlo”.[11] El que no hace nada más que trabajar, en breve no sentirá más gracia en eso. Necesitamos cultivar un espíritu abnegado y generalizado de trabajo misionero, y una vida de oración y de total dependencia de nuestro Padre celestial.
2. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma tiene su vida modelada por el Espíritu Santo
“El corazón humano no puede conocer la felicidad hasta que se somete para ser moldeado por el Espíritu de Dios. El Espíritu conforma el alma renovada según el modelo, Jesucristo. Mediante su influencia, la enemistad contra Dios se cambia en fe y en amor, y el orgullo en humildad. El alma percibe la belleza de la verdad, y Cristo es honrado en la excelencia y la perfección del carácter”.[12]
“El Espíritu ilumina nuestras tinieblas, informa nuestra ignorancia, y nos ayuda en nuestras múltiples necesidades. Pero la mente debe buscar a Dios en forma constante. Si se permite que la mundanalidad entre en ella, si no tenemos deseos de orar, ni deseos de estar en comunión con él, quien es la fuente de la fortaleza y la sabiduría, el Espíritu no permanecerá en nosotros”.[13]
3. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma tiene su vida regida por la Palabra de Dios
“Nuestra fe debe estar afirmada en la Palara de Dios”.[14] ¿Por qué? Porque vivimos días solemnes. “Los cristianos deben prepararse para lo que pronto ha de estallar sobre el mundo como sorpresa abrumadora, y deben hacerlo estudiando diligentemente la Palabra de Dios y esforzándose por conformar su vida con sus preceptos”.[15] “Solo los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto”.[16]
Sí, hermanos y hermanas. “Solo los que hayan estudiado diligentemente las Escrituras y hayan recibido el amor de la verdad en sus corazones, serán protegidos de los poderosos engaños que cautivarán al mundo”.[17]
Sepan que “Llegará el tiempo cuando muchos serán privados de la Palabra escrita. Pero si esta Palabra está grabada en la memoria, nadie puede quitarla de vosotros”.[18] Por eso, estudiemos la Palabra de Dios en profundidad. Atesoremos en la memoria sus preciosas promesas, para que cuando la Biblia sea quitada de nuestras manos, permanezca en nuestra mente y corazón.
4. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma guarda correctamente el sábado
“El cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día, sábado, como día de reposo, adoración y ministerio en armonía con las enseñanzas y la práctica de Jesús, el Señor del sábado. El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con nuestros hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de nuestra santificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro eterno en el reino de Dios. El sábado es la señal perpetua del pacto eterno entre él y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de una tarde a la otra tarde, de la puesta de sol a la puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios”.[19]
5. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma es fiel en los diezmos y las ofrendas
“El diezmo es sagrado, reservado por Dios para sí. Ha de ser traído a su tesorería para ser empleado en el sostén de los obreros evangélicos en su obra”.[20] Por eso, “El Señor llama hoy a los adventistas del séptimo día, en todo lugar, para que se consagren enteramente a él, haciendo todo lo que esté a su alcance para su obra, según las circunstancias en que se encuentren. Él desea verlos mostrar, por medio de dones y ofrendas generosas, cuánto aprecian sus bendiciones y cuánta gratitud sienten por su misericordia”.[21]
¿Y saben una cosa? “Las necesidades de la causa aumentarán continuamente a medida que nos acercamos al fin del tiempo”.[22] Entonces, no deje para devolver el diezmo en el futuro; no deje para ofrendar en el futuro. ¡Hágalo ahora! “Dios nos prueba aquí entregándonos posesiones temporales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se nos pueden confiar las riquezas eternas”.[23]
6. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma valora su salud física
“Debemos presentar el té, el café, el tabaco y el alcohol como complacencias pecaminosas. […] no deben tomarse [ni] moderadamente, sino que deben ser descartadas”.[24]
“La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable”.[25] “Dios procura llevarnos de vuelta paso a paso a su designio original, que el ser humano debiera subsistir a base de productos naturales de la tierra. Entre los que están esperando la venida del Señor, desaparecerá con el tiempo el uso de carne; la carne dejará de formar parte de su régimen alimentario”.[26]
7. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma debe tener su culto personal y familiar diario
El culto, en la primera hora del día, es esencial para la vida espiritual. Comenzar el día con Dios es la garantía de permanecer con él a lo largo del día. Estudiar la Biblia, estudiar la lección de la Escuela Sabática, estudiar libros del Espíritu de Profecía, orar, meditar, todo eso es la respiración de la vida espiritual.
8. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma no debe involucrarse con el mundo
“Aquellos que están velando y esperando la aparición de Cristo en las nubes del cielo, no se mezclarán con el mundo en asociaciones de placer y en reuniones donde meramente buscan divertirse”.[27]
9. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma se diferencia en su manera de vestir
Si somos cristianos, seguiremos a Cristo, aunque el camino que tengamos que recorrer sea contrario a nuestras inclinaciones naturales. Por eso, no es necesario decir: “No use eso”; o “use esto”; no es necesario, porque si el deseo del corazón es usar ropa indecorosa, indecente, mundana, permanecerá allí. Y ese cambio no lo hará una ley humana. Lo que necesita es una renovación de las inclinaciones del corazón natural; la persona que le gusta vestirse como lo hace el mundo, realmente necesita nacer de nuevo, para que su gusto sea santificado.
Sin embargo, quiero recordar algo esencial especialmente a las hermanas: “Vístanse nuestras hermanas sencillamente, […] y que la cuestión del vestido no llene la mente. Debieran vestirse con una ropa modesta, y con pudor y sobriedad. Dad al mundo una ilustración viviente del adorno interno de la gracia de Dios”.[28] Al final, “La apariencia exterior es un índice de lo que hay en el corazón”.[29]
10. La persona que experimentó el reavivamiento y la reforma está dispuesta a una vida de renuncia y a una religión con compromiso.
“El deseo de llevar una religión fácil, que no exija luchas, ni desprendimiento, ni ruptura con las locuras del mundo, ha hecho popular la doctrina de la fe, y de la fe sola; ¿pero que dice la Palabra de Dios? El apóstol Santiago dice: (Santiago 2:14-24).[30]
“Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? […] ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fue perfecta por las obras? […] Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe”.
¿Saben lo que sucede? “Muchos rehúsan obedecer los mandamientos de Dios, mas hacen mucho hincapié en la fe. Empero la fe debe tener un fundamento. Todas las promesas de Dios son condicionales. Si hacemos su voluntad, si caminamos en la verdad, entonces podemos pedir lo que queramos, y nos será dado. Cuando tratamos fervorosamente de ser obedientes, Dios escucha nuestras peticiones; pero él no nos bendecirá si estamos en desobediencia. Si escogemos desobedecer sus mandamientos, podemos gritar “Fe, fe, solamente fe”, y la respuesta vendrá de la segura Palabra de Dios: “La fe sin obras es muerta”( Santiago 2:20). Una fe tal sólo será como metal que resuena y címbalo que retiñe”.[31]
¡Necesitamos vivir en santidad!
¿Qué significa vivir en santidad? ¿Qué significa una vida de santificación?
– Vivir en santidad significa vivir en consagración a Dios, caminando diariamente, por su gracia, en busca de una vida más madura y plena, en Cristo. El apóstol Pablo captó muy bien la vida en santidad en 1 Cor. 6:9-11:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto érais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.
– Vivir en santidad es la obra continua del Espíritu Santo, por medio de la cual la santa disposición concedida en el nuevo nacimiento se mantiene y fortalece.
– Santificación es la cristianización del cristiano. Se puede traer el barco al puerto y atarlo al muelle cuando está averiado; allí estará a salvo, pero no está curado. El arreglo demanda mucho tiempo. Cristo se propone salvarnos y sanarnos. La justificación concede la salvación; la santificación concede la cura.
– Santificación es la “obra libre de la gracia de Dios, por la cual somos renovados en todo nuestro ser, según la imagen de Dios, y habilitados a morir más y más al pecado y vivir para la justicia”.
– Santificación es el proceso mediante el cual el pecado y las acciones pecaminosas van perdiendo fuerza en nuestra vida. Aunque el santo esté en un mundo de pecado y cometa pecados, su vida sigue otro rumbo, pues mientras “el pecado habita en un creyente, el mismo pecado reina en un no creyente”.
– Santidad consiste en despojarse de la vieja naturaleza y revestirse de la naturaleza nueva.
– Así, podemos decir que “la santificación consiste en dos cosas: primera, la eliminación progresiva de los principios del mal que todavía infectan nuestra naturaleza, y la destrucción de su poder; y, segunda, el crecimiento del principio de vida espiritual hasta controlar los pensamientos y actos, y conformar la vida según la imagen de Cristo”.
Entonces, ¿ está usted viviendo en santidad? Si está viviendo en santidad, entonces ya experimentó el reavivamiento y la reforma. ¿Y cómo sabemos si estamos viviendo en santidad?
Hágase estas preguntas, y deténgase para oír sus respuestas:
- ¿He andado diariamente en los caminos de Dios, haciendo su voluntad en todo?
- ¿He desarrollado hábitos que hacen madurar mi vida cristiana (lectura de la Biblia, una vida de oración, una vida de testimonio, una vida de servicio)?
- ¿Siento que cada día estoy más cerca de Cristo y más lejos del pecado?
- ¿Disfruto de la seguridad de la salvación en/por Cristo?
ConclusIón
Para terminar, me gustaría leer Apocalipsis 3:14 al 16:
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
“El mensaje del Testigo fiel no es solo un mensaje de justificación y perdón; no es solo un llamado al arrepentimiento, sino también un mensaje de conversión total, de santificación, de reforma de vida. Esta es la verdadera reforma que debe ocurrir entre el pueblo de Dios, y que acelerará el derramamiento del poder divino, en la forma de la lluvia tardía, y la predicación del evangelio eterno y el sellamiento. Esta es la reforma de vida que cada uno de nosotros necesita para atravesar triunfante el tiempo de angustia y recibir al Señor con gran alegría. Esta es la experiencia que nos permitirá estar preparados para vivir con Dios y con Cristo por la eternidad”.[32] (TL)
Hermanos y hermanas. “Reforma y reavivamiento están relacionados con el regreso a las antiguas y sanas doctrinas y a un celo ardiente y lleno de amor por ellas y por el pueblo de Dios. ¿No es eso lo que necesitamos nuevamente?”.[33] (TL)
¿Recuerdan la ilustración que conté al comienzo? “Una cosa les falta”. ¿Saben qué es? Sometamos nuestra vida a Dios y él obrará en nosotros el Reavivamiento y la reforma que necesitamos y que nos falta. ¡Amén!
[1] Elena de White. Servicio cristiano, p. 53.
[2] Elena de White. Ibíd.
[3] Elena de White. Ibíd.
[4] CBA, t. 4, p. 967-968.
[5] Elena de White. Servicio cristiano, p. 53.
[6] Elena de White. Testimonios para la Iglesia, t. 7, p. 269. – TI, t.1, 413.
[7] Heber Carlos de Campos. “Crescimento de Igreja: Com Reforma ou com Reavivamento?”. Em Fides Reformata 1/1, 1996. Disponible aquí: https://cpaj.mackenzie.br/wp-content/uploads/2019/02/4_Crescimento_de_Igreja_Com_Reforma_ou_com_Reavivamento_Heber_Campos.pdf. Ingreso el 15 de junio de 2020.
[8] Elena de White. Eventos de los últimos días, p. 64.
[9] Elena de White. El ministerio de curación, p. 409-410.
[10] Elena de White. Testimonios para la iglesia, t. 4, pág. 538.
[11] Elena de White. El camino a Cristo, p. 101.
[12] Elena de White. Nuestra elevada vocación. MM, 1962, p. 154.
[13] Elena de White. Nuestra elevada vocación. MM, 1962, p. 156.
[14] Elena de White. El evangelismo, p. 267.
[15] Elena de White. Profetas y reyes, p. 461.
[16] Elena de White. El conflicto de los siglos, p. 580.
[17] Elena de White. El conflicto de los siglos, p. 609.
[18] Elena de White. Eventos de los últimos días, p. 68.
[19] Creencias de los adventistas del séptimo día, p. 280.
[20] Elena de White. Obreros Evangélicos, p. 238.
[21] Elena de White. T Joyas de los testimonios, t. 3, p. 350.
[22] Elena G. White. Testimonios para la Iglesia, t. 5, p. 146.
[23] Elena de White. Consejos sobre Mayordomía cristiana, p. 24.
[24] Elena de White. Mensajes selectos, t. 3, p. 328.
[25] Elena de White. Patriarcas y profetas, p. 605.
[26] Elena de White. Consejos sobre la salud, p. 447.
[27] Elena de White. Eventos de los últimos días, p. 86.
[28] Elena de White. Consejos para la iglesia, p. 322.
[29] Elena de White. Eventos de los últimos días, p. 90.
[30] Elena de White. Reavivamiento verdadero, p. 25.
[31] Elena de White. Reavivamiento verdadero, p. 43.
[32] Fernando Chaij. Preparação para a Crise Final [preparación para la crisis final]. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileña, 2007, p. 47.
[33] Heber Carlos de Campos. “Crescimento de Igreja: Com Reforma ou com Reavivamento?”. En Fides Reformata 1/1, 1996. Disponible aquí: https://cpaj.mackenzie.br/wp-content/uploads/2019/02/4_Crescimento_de_Igreja_Com_Reforma_ou_com_Reavivamento_Heber_Campos.pdf. Ingreso el 15 de junio de 2020.
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