¿Por qué David apoyó el pedido de los gabaonitas de matar a siete hijos de Saúl (2 Samuel 21:1-9)?
El texto brinda una respuesta, pero no expresa de manera explícita la base legal de tal decisión. Para responder su pregunta, tenemos que entender la naturaleza del delito de Saúl, y la ley que se aplicaba en cada caso. Esto requiere repasar el trasfondo de la situación y analizar cuestiones legales.
1.El trasfondo: Los gabaonitas eran cananeos que, durante la conquista israelita bajo la conducción de Josué, recurrieron a una artimaña por temor a ser exterminados. Después de decirle a Josué que habían escuchado hablar de la fama de su Dios, expresaron el deseo de hacer un tratado de paz con Israel. Cuando se les preguntó de dónde eran, engañaron a los israelitas diciéndoles que provenían de un país distante, y que simplemente querían ser sus siervos (Jos. 9:7-11). En realidad, vivían a pocos kilómetros al noroeste de Jerusalén. Sin consultar al Señor, los israelitas hicieron una alianza de paz con los gabaonitas, que les preservó la vida (vers. 14, 15). Tres días después, se descubrió el engaño. Pero no podían hacer nada porque, como parte de la ceremonia, habían hecho un juramento ante el Señor de que les perdonarían la vida. Los gabaonitas habitaron entre los israelitas como sus siervos.
2.Naturaleza del crimen: Varios siglos más tarde, Saúl decidió rescindir el pacto de paz con los gabaonitas. Según ellos, Saúl fue el hombre que «quiso destruirnos [ka-lah]» y «se propuso exterminarnos [sha-mad]» (2 Sam. 21:5, NVI).1 La palabra hebrea ka-lah significa «poner fin», que en el
contexto expresa la idea de tratar que desaparezcan. El verbo sha-mad enfatiza la idea de intento de aniquilación. El escritor bíblico confirma esa acusación al declarar que Saúl «trató de exterminarlos [na-kah, infligir un golpe de muerte]» (2 Sam. 21:2, NVI). Saúl hizo esto «por su celo por […] Israel y Judá». Por ello, por cuestiones nacionalistas, Saúl se hizo culpable de un intento de genocidio. David se dio cuenta de la situación después de consultar al Señor debido a una hambruna en Israel que se había extendido por tres años. El rey llamó a los gabaonitas y les preguntó qué se podía hacer para expiar el pecado de Saúl y su familia. Este era un caso de culpa por derramamiento de sangre.
3.Sustento legal: En la Biblia, la culpa por derramamiento de sangre se produce cuando se quita la vida ilegalmente a una persona. El homicidio injustificado a menudo era premeditado. En esos casos, la sangre de la víctima se encontraba en las manos o la cabeza del autor del crimen: esa persona era legalmente responsable por lo que había hecho. Este derramamiento ilícito de sangre contaminaba la
tierra, y la única manera de purificarla de esta mancha era mediante la sangre del culpable (Núm. 35:33). En algunos casos, un vengador de sangre solicitaba la reparación legal del crimen. Pero la falta de poder de los gabaonitas hizo imposible que pudieran juzgar al rey de Israel y, por lo tanto, el crimen fue ignorado (véase 2 Sam. 21:4). Es allí cuando el Señor tomó el caso en sus manos y permitió que
la culpa cayera sobre la tierra en la forma de una hambruna prolongada.
El crimen cometido por Saúl no era ilegal solo porque no tenía justificación, sino particularmente porque violaba un juramento hecho delante del Señor que protegía a los gabaonitas.
Su nacionalismo era más importante que obedecer a Dios. En casos de culpa por derramamiento de sangre, el veredicto era claro: Retribución similar; el castigo tenía que corresponderse con el crimen (Lev. 24:21, 22). El intento de genocidio podría haber resultado en el exterminio de la familia de Saúl. Pero los gabaonitas y David acordaron limitar el alcance de la implementación de la ley a la ejecución de siete descendientes de Saúl. Se hizo justicia.
El Señor no pasa por alto el abuso de poder. En su bondad, amor y justicia ha señalado un día de juicio cuando se ocupará de los crímenes de la raza humana. Mientras tanto, deberíamos practicar la justicia y hablar por los que no pueden hablar por sí mismos.
1 Las citas atribuidas a la NVI pertenecen a la Nueva Versión Internacional, © Bíblica, 1999. Usada con autorización. Todos los derechos reservados.
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