Generalmente se define al suicidio como quitarse la vida. Las heridad emocionales que deja en la familia y en los amigos son profundas y producen no sólo un sentimiento de soledad, sino particularmente culpa y desorientación. Al intentar proveer alguna orientación que responda su pregunta, debo limitar mis comentarios a las breves observaciones siguientes.
Primero deseo distinguir entre suicidio y martirio, que es la voluntad de rendir nuestra vida por convicciones fundamentales y valores que sostenemos como no negociables, y actos heroicos de autosacrificio que resultan en la preservación de otras vidas (un soldado que se arroja sobre una granada para salvar otras vidas). Mientras que el suicidio es fundamentalmente una negación del valor del regalo de la vida, la solución final a una vida que se percibe como insufrible, los otros dos casos son expresiones de respeto y amor por la vida.
Presentaré los casos de suicidio o intento de suicidio registrados en la Biblia, extraeré algunas conclusiones y hará algunos comentarios generales.
1. Casos de suicidio en la Biblia. Abimelec, herido mortalmente por un trozo de una rueda de molino arrojada por una mujer, le pidió a su escudero que lo mate para escapar del oprobio (Jueces 9:54). Saúl, después de ser seriamente herido en batalla, se suicidó (1 Sa, 31:4). Al ver lo que el Rey había hecho, su escudero «se echó sobre su espada, y murió con él» (vers. 5). Esto fue motivado por el temor a lo que el enemigo haría con ellos. Ahitofel, uno de los consejeros del rey Absalón, se ahorcó, después de darse cuenta de que el Rey había rechazado su consejo (2 Sam. 17:23). Zimri llegó a ser rey luego de un golpe de estado, pero al notar que el pueblo no lo apoyaba, «se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo», suicidándose (1 Rey. 16:18). Judas quedó tan emocionalmente perturbado luego de traicionar a Jesús, que se ahorcó (Mat. 27:5). Sansón tomó su vida en batalla contra el enemigo (Jueces 16:29, 30). Después de un terremoto, el carcelero de Filipos llegó a la conclusión de que los prisioneros habían escapado, y lleno de temor intentó suicidarse, pero Pablo lo convención de que no lo hiciera (Hechos 16:26-28).
2. Comentarios acerca del material bíblico. De los incidentes mencionados arriba percibimos varias cosas.
Primero, muchos de los suicidios ocurrieron en un contexto bélico, en el que el suicidio es el resultado del miedo o la vergüenza.
Segundo, otros casos son más personales y reflejan, además del temor, una baja autoestima. Todos suceden en el contexto de un estado mental perturbado emocionalmente.
Tercero, el suicidio es mencionado sin presentar algún juicio de valor acerca de la acción. Esto no significa que sea moralmente correcto, más bien señala que el escritor bíblico se dedicó simplemente a describir el acontecimiento.
Se llega a una comprensión del impacto moral del suicidio por medio de un entendimiento bíblico de la vida humana: Dios la creó, y nosotros no somos los propietarios para usarla y disponerla como nos plazca; el sexto mandamiento tiene algo que decir con respecto a este tema. Por lo tanto, un cristiano no debería considerar el suicidio como una solución moralmente válida a la difícil situación de vivir en un mundo de dolor físico y emocional.
3. Comentarios y sugerencias. ¿Cómo deberíamos reaccionar ante el suicidio de un ser amado?
Primero, la psicología y la psiquiatría han revelado que en la mayoría de los casos el suicidio es el resultado de una agitación emocional profunda o de un desequilibrio bioquímico asociado con un profundo estado de depresión y temor. No deberíamos juzgar a una persona que, bajo tales circunstancias, opta por el suicidio.
Segundo, la justicia de Dios toma en consideración la intensidad de nuestras mentes atribuladas; Él nos entiende mejor que nadie. Debemos colocar el futuro de nuestros amados en sus manos misericordiosas.
Tercero, con la ayuda de Dios, podemos enfrentar al culpa de una manera constructiva. Es necesario recordar que el que comete suicidio necesita ayuda profesional que muchos de nosotros somos incapaces de brindar.
Finalmente, si alguna vez estás tentado a cometer suicidio, recuerda existen medicamentos que pueden ayudar a vencer la depresión, que hay amigos que te aman y desean ayudarte, y que existe un Dios que deseoso de obrar en tí y por medio de otros para sostenerte cuando atravieses el valle de muerte. ¡Nunca pierdas la esperanza!