Durante décadas, los adventistas han estado debatiendo con respecto a la naturaleza humana deJesús, sin resolver la diversidad de posiciones que caracterizan el debate. Estoy agradecido de que no haya preguntado por mi opinión personal, sino por la que la iglesia tiene con respecto a este tema. La iglesia ha respondido su pregunta de una manera tangencial. Le mostraré la posición y por qué, en mi opinión, la iglesia está en lo correcto.
1. Posición oficial de la iglesia: Por «posición oficial de la iglesia» quiero significar un entendimiento específico de un tema doctrinal, votado en consenso por los representantes de la iglesia mundial en una sesión de la Asociación General. Con respecto a su pregunta, la declaración de la iglesia de las Doctrinas Fundamentales es útil, ya que resume lo que la iglesia sostiene como verdades bíblicas alrededor del mundo. Déjeme citar algunas declaraciones relacionadas con su inquietud: «Dios el Hijo eterno se encarnó en Jesucristo [Juan 1:1-3, 14][…] Siendo para siempre verdaderamente Dios, también se convirtió verdaderamente en hombre, en Jesús, el Cristo [Heb. 2:14][…] Vivió y experimentó tentaciones como ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y el amor deDios [Heb. 4:15]» (Creencias fundamentales de la Iglesia Adventista, nº 4). En su infinito amor y misericordia, Dios «al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado» (2 Cor. 5:21).
Estas declaraciones atestiguan que, en primer lugar, Jesús es divino; segundo, que llegó a ser lo que antes no había sido: verdaderamente humano; y, tercero, que fue sin pecado, aun cuando enfrentó severas tentaciones. Podemos hacer estas afirmaciones sin vacilaciones, porque es lo que la Biblia enseña claramente acerca del Hijo de Dios. Sin embargo, la iglesia, sabiamente, no ha dilucidado, en una declaración doctrinal, la esencia específica de la naturaleza humana de Jesús.
2. El misterio de la encarnación: Lo que ocurrió dentro del vientre de María es algo desconocido para los seres humanos. Deberíamos estar más que deseosos de reconocer que la encarnación delHijo de Dios escapa a nuestra comprensión. La encarnación es, precisamente, la unión de lo divino y lo humano en la condición de la carne humana. Aunque las dos naturalezas permanecen distintas, lo que sucedió no fue que lo divino moró en lo humano, sino una encarnación real. Éste es el evento más misterioso en la historia del universo que las criaturas inteligentes de Dios hayan conocido, y está más allá de su capacidad intelectual. Es una singularidad genuina en el cosmos; probablemente, sea por esta razón que Dios ha llevado a la iglesia a afirmar sólo lo que la Biblia declara inequívocamente, sin intentar especular con respecto al evento mismo y lo que sucedió en elmomento en que las dos naturalezas se unieron en el vientre de María.
3. Desafío para estudiar: El hecho de que la encarnación del Hijo de Dios sea un misterio nodebería desanimarnos de explorarla para obtener su mejor entendimiento. Dado que el estudio deltema nos llevará toda la eternidad, sería deseable —incluso necesario— comenzar a estudiarlo desdeahora. Sin embargo, la profundidad de este sagrado tema debería conducirnos a reconocer que nuestras posiciones son siempre limitadas y que nuestras pretensiones de que lo entendemos deben estar caracterizadas por la humildad. Lo significativo de ese magnífico evento es que Dios vino a habitar entre nosotros, revelándonos su gloria, su gracia y su verdad (Juan 1:14); Jesús «es la imagen del Dios invisible» (Col. 1:15). La encarnación no ocurrió para estimular el debate teológico entre los creyentes, sino para hacer posible que el Hijo de Dios muriera por nosotros y librara «a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre» (Heb. 2:15). La contemplación de la encarnación del Salvador debería llevarnos a imitar su amor abnegado en un espíritu de humildad (Fil. 2:1-5).
Todo intento por definir la naturaleza humana de Cristo es una exploración del misterio de la encarnación, y debería ser abordado con reverencia y la conciencia de que no hay lugar para elorgullo humano y actitudes condenatorias. La iglesia ha permitido la diversidad de opiniones sobre este tema y anima su estudio, pero rechaza los intentos de imponer a otros nuestras ideas personales. Los esfuerzos por obligar a otros a adoptar una comprensión particular de la naturaleza humana de Cristo generalmente causan turbación, divisiones y actitudes anticristianas en lascongregaciones locales. La exploración de este tema debería motivar la unidad cristiana, el amor y la fe.