Dividir Responsabilidades. “Me siento un poco preocupada por usted. Yo soñé que usted me contaba algunas de sus pruebas, y le dije: ‘Mi hermano, si usted hubiese tenido el espíritu que tenía Moisés, tendría la ayuda de obreros capaces’. Cuando Moisés tenía muchas cargas, el Señor le dio un Jetro, una ayuda y consejero. El consejo fue aceptado, y las cargas que pesaban sobre él fueron compartidas con otros, y se logró un doble objetivo; Moisés fue aliviado y así tuvo una mejor oportunidad para vivir, y hubo hombres aprendiendo a llevar responsabilidades, calificándose para trabajar en posiciones de confianza, a fin de que Israel no se acostumbrara a mirar a un solo hombre, y pensar que nadie podía hacer algo por ellos, a menos que el asunto fuera presentado delante de ese hombre. Yo sé que es difícil desligarse de algunas responsabilidades y dar a otros una oportunidad de asumirlas, con todas las ventajas de su consejo y conocimiento para ayudarles. Y a menos que esto se haga antes de mucho, ellos tendrán que asumir la pesada dirección sin la instrucción y el consejo que ahora tienen el privilegio de tener» Carta 64, 1886.
El Presidente Debe Educar y Entrenar. «El presidente de una asociación local esta, por su manera de tratar, educando a los ministros que están bajo su dirección, y juntos pueden educar de tal manera a las iglesias que no sea necesario llamar a los predicadores de la asociación de un campo de labor a arreglar dificultades y disensiones en la iglesia. Si los dirigentes de la asociación, como siervos fieles, quieren cumplir sus deberes señalados por el cielo, la obra de nuestras no quedará tan enredada en perplejidades como hasta ahora. Y al trabajar así los obreros llegarán a ser hombres fuertes, capaces de llevar responsabilidades, que no fracasarán ni se desalentarán al verse en situaciones duras» (Obreros Evangélicos , pág. 433).
Ayudando a los Inexpertos. «He sido instruida a decir a los que Dios ha dado muchos talentos: Ayudad a los inexpertos; no los desaniméis. Demostradles confianza; dadles consejos paternales; enseñándoles cómo se enseña a los estudiantes en la escuela.
No traten de ver sus errores, sino reconozcan sus talentos no desarrollados, y entrenadlos para hacer uso correcto de esos poderes. Instruidlos con toda paciencia, animándolos a seguir adelante y realizar una obra importante. En vez de mantenerlos ocupados haciendo cosas de menor importancia, dadles una oportunidad de adquirir una experiencia por medio de la cual puedan desarrollarse en obreros dignos de confianza. Mucho se ganará en esta forma para la causa de Dios.
Los que han sido puestos en cargos de responsabilidad deberían con paciencia tratar de familiarizar a otros con todos los aspectos de la obra. Esto revelará que no tienen el deseo de ser los principales, sino que están contentos que otros lleguen a conocer los detalles, y lleguen a ser tan eficientes como ellos mismos. Los que cumplen fielmente su deber en este sentido, con el tiempo tendrán a su lado un gran número de obreros inteligentes que ellos han entrenado. Si hicieran las cosas de acuerdo con conceptos estrechos y egoístas, se encontrarían casi solos» Advent Review and Sabbath Herald, Diciembre 4, 1904.
Dirigentes Temerosos de Entrenar a Otros. «Si en su ministerio aquellos a quienes enseñas desarrollan una energía y una inteligencia aún superior a la que nosotros poseemos, deberíamos regocijarnos por el privilegio de tener una parte en el trabajo de entrenarlos. Pero existe el peligro de que algunos que ostentan responsabilidad como maestros y dirigentes, actúen como si el talento y la habilidad hubiesen sido dadas solamente a ellos, y que ellos tienen que hacer todo el trabajo para estar seguros de que está bien hecho. Son propensos a encontrar faltas en todo lo que ellos no han originado. Mucho talento se pierde para la causa de Dios porque muchos obreros, deseando ser los primeros, están dispuestos a guiar, pero nunca a seguir. Aunque escudriñan y critican cuidadosamente todo lo que hacen los demás, están en peligro de considerar como perfecto todo lo que sale de sus manos» Advent Review and Sabbath Herald, Diciembre 1, 1904.
Reconozca el Talento. “Los que ocupan cargos de responsabilidad deberían considerar que es su responsabilidad reconocer el talento. Deberían aprender cómo utilizar a los hombres, y cómo aconsejarlos. Si se cometen equivocaciones no deberían retirarse pensando que era más fácil hacer ellos mismos el trabajo que educar a otros. Los que están aprendiendo deberían ser instruidos con paciencia, precepto tras precepto, línea tras línea, aquí un poco y allí un poco. Se debería hacer el esfuerzo necesario, por precepto y ejemplo, para enseñarles métodos correctos.
Muchos de aquellos sobre quienes han sido puestas responsabilidades, que son elegidos como presidentes de asociaciones, no fueron seleccionados por su perfecci6n de carácter, o por sus conocimientos superiores sino porque el Señor dio a entender que si ellos fuesen suficientemente humildes para aprender y no pensaban que ya estaban listos para graduarse, él les enseñaría su manera de obrar» Manuscrito 55, 1897 (Junio 3, 1897, Desarrollo de Obreros).