El Encuentro con Dios. «Recuerden los que asisten a reuniones de junta que se encuentran con Dios, quién les ha dado su obra. Reúnanse con reverencia y consagración del corazón. Se reúnen para considerar asuntos importantes relacionados con la causa de Dios. En todo detalle sus acciones deben demostrar que desean comprender su voluntad acerca de los planes que se han de trazar para el progreso de su obra» (Joyas de los Testimonios, T3, pág. 196).
Rendir Cuenta a Dios. «Que todo aquel que debe sentarse en concilio y reunión de junta escriba en su corazón las palabras: Trabajo para este tiempo y para la eternidad; soy responsable ante Dios por los motivos que me impulsan a obrar. Sea éste su lema. Sea su oración la del Salmista: ‘Pon, oh Jehová, guarda a mi boca: Guarda la puerta de mis labios. (Tramadol) No dejes se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías» (Salmo 141:3,4) (Joyas de los Testimonios, pág. 198).
Más Oración. «Si hubiese más oración en los concilios de los que llevan responsabilidades, si los corazones se humillasen más delante de Dios, veríamos abundantes evidencias de la dirección divina, y nuestra obra haría rápidos progresos. (Joyas de los Testimonios, pág, 242).
No Discuta Puntos de Menor Importancia. «En nuestras reuniones administrativas, es importante que no se pierda un tiempo precioso en debatir puntos de poca importancia. No debe practicarse la costumbre de críticas mezquinas; porque deja las mentes perplejas y confusas, y envuelve en misterio las cosas más claras y sencillas» (Obreros Evangélicos, pág. 462).
Reuniones de Negocios Ordenadas. «No malgasten un momento en conversación sin importancia; porque los asuntos del Señor deben dirigirse en forma perfecta y eficiente. Si algún miembro de una junta es descuidado e irreverente, recuérdesele que está en la presencia de un Testigo que pesa todas las acciones» (Joyas de los Testimonios, pág. 196).