Ausentes pero no olvidados
¿Cómo interpretar la declaración de que al morir, la persona va a «reunirse con sus antepasados» (Gén. 25:8, NVI)?

La frase «reunirse [’asap, «reunir, recoger, llevar,» etc.] con sus antepasados» no es común en la Biblia; se encuentra mayormente en el Pentateuco. Su pregunta, asumo, busca averiguar si la frase apoya o no la enseñanza de la supervivencia del espíritu, o alma, después de la muerte. Analizaré esa postura, examinaré el uso de la frase, y hablaré de su significado.

1. ¿Vida después de la muerte? Los que aceptan el concepto griego de un alma inmortal sostienen que esta frase muestra que el Antiguo Testamento apoya ese concepto. Se afirma que los «antepasados» formaban una comunidad en el más allá, y que los que morían pasaban a formar parte de esa comunidad. Se sostiene que la frase «reunirse con sus antepasados» no significa que la persona era sepultada en la tumba de sus antepasados, porque Abrahán no fue sepultado con sus antepasados (Gén. 25:8, 9). Tampoco implica morir, porque en algunos pasajes parece distinguirse del acto de morir. Para esas personas, la única interpretación lógica es que después de la muerte nuestros espíritus se unen a la comunidad de los que ya han fallecido.

2. Análisis de los textos: Un estudio del uso de la frase nos muestra varias cosas. En primer lugar, en algunos pasajes es parte de una referencia enfática a la muerte. Por ejemplo, Abrahán «murió en buena vejez […] y fue a reunirse con sus antepasados. Sus hijos […] lo sepultaron» (Gén. 25:8, 9; también Gén. 25:17; 35:29; 49:33; Deut. 32:50). Esto enfatiza la finalidad de la muerte, aun para los hijos de Dios. El hecho de que se mencionan juntas la muerte y la sepultura con la frase «reunirse con» indica que no siempre es sinónimo exacto de la muerte o la sepultura.

En segundo lugar, en algunos casos, la frase parece ser un sinónimo de «morir». Dios dijo de Aarón: «Allí se reunirá con sus antepasados» (Núm. 20:26). El mismo uso se da en los casos de Moisés (Núm. 27:13; 31:2) y de la generación que conquistó la tierra (Jue. 2:10).

En tercer lugar, la frase es casi un sinónimo de «ser sepultado/sepulcro». El Señor dijo al rey Josías: «Te reuniré» [lit. «yo soy el que te reúne»] con tus antepasados, y serás sepultado en paz [lit. «serás reunido con tu sepulcro en paz»]» (2 Crón. 34:28; 2 Rey. 22:20). La segunda parte del versículo aclara la primera: ser reunido con los antepasados significa ser sepultado en el sepulcro de los padres.

En cuarto lugar, en ocasiones, en lugar de usar toda la frase solo hallamos el verbo «reunirse» con el sentido de «morir» (Núm. 27:13; Ose. 4:3; Isa. 57:1).

3. Importancia de la frase: En relación con el mensaje de la frase, debemos destacar: En primer lugar, no existe una conexión contextual entre la frase y la supervivencia después de que una persona muere. En segundo lugar, es la persona muerta (el cadáver) y no uno de sus componentes (por ej., el alma, el espíritu) que es reunido con sus antepasados. En tercer lugar, la frase básicamente significa morir, pero enfatiza un aspecto particular de la muerte. La frase «exhaló […] el espíritu» (RV95) establece la llegada de la muerte, y «fue sepultado» lo entiende como separación. «Reunirse con los antepasados» significa que la muerte es irremediable. Al igual que nuestros antepasados, nosotros también moriremos y nos uniremos a ellos en el sepulcro; nuestro peregrinaje llega a su fin, y descansamos, al igual que los que nos han precedido.

A pesar de ello, para los que sirven al Señor, ese no es el fin. En cuarto lugar, el verbo siempre está en pasivo: el individuo es reunido; no se une con sus antepasados por sí mismo. La muerte es algo que nos acontece. Pero el pasivo podría sugerir que Dios es el agente implícito (2 Rey. 22:20). En ese caso, la frase indicaría que los siervos de Dios no son olvidados cuando mueren. Aunque estén muertos, Dios aún los considera parte de su pueblo. Esto no se refiere a la condición de los individuos después de la muerte, sino a la manera en que Dios los ve. La frase parece incluir la esperanza de la resurrección.