EL LÍDER CRISTIANO, NO NACE NI SI HACE: DIOS LO HACE

EL LÍDER CRISTIANO, NO NACE NI SI HACE: DIOS LO HACE
El líder cristiano, no nace ni se hace: Dios lo hace

por Raúl Gómez Méjico

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Dirigir una institución, un departamento o una empresa, sin la debida preparación y además, con un concepto equivocado del liderazgo,
ocasiona grandes frustraciones y retraso en el cumplimiento de la Misión, especialmente en el ambiente denominacional. El dirigente de una Institución o
una Asociación/misión, el director o secretario de un departamento, o el pastor de una iglesia, no importa qué responsabilidad haya recibido, se encuentran
constantemente presionados para:
1. Solucionar problemas diversos que frecuentemente se presentan.
2. Desarrollar la institución o departamento que dirige.
3. Impulsar el plan General y/o los objetivos trazados.


El mayor problema es el concepto equivocado que se tiene de lo que significa ser un “líder cristiano”. En el ámbito eclesiástico, se considera que todos
los que reciben una responsabilidad o un cargo en la iglesia ya son líderes. El nombramiento, el cargo o responsabilidad que la iglesia nos concede, de ningún
modo nos hace líderes. Este error se ve con mucha frecuencia especialmente cuando se nombra a los administradores de una institución o campo local, como
es el caso de las misiones. Viene a mi memoria cuando me comunicaron que la junta de la Iglesia Adventista del Perú, en ese tiempo: Unión Incaica (Perú,
Ecuador y Bolivia), en diciembre de 1969, me había nombrado como presidente de la Misión Peruana del Norte (Iglesias adventistas del norte peruano). Tenía
siete años de ministerio, de los cuales, uno apenas de pastor ordenado, nunca fui departamental. En ese momento estaba trabajando en mi tercer distrito
misionero en Huancayo, con 15 iglesias y 20 grupos organizados.

Yo me pregunté: ¿Qué voy hacer ahora como presidente? Con toda sinceridad no sabía dónde y cómo empezar a “liderar” esa Misión. Pensé que mi presidente sería la persona
indicada para orientarme, por lo tanto, la primera cosa que hice antes de ir a tomar el cargo, fue ir donde él con la pregunta: ¿Qué hace un presidente? – Él me respondió: “Raúl, yo mismo ni sé qué estoy haciendo aquí”.

El secretario de la Unión Incaica, un administrador recorrido y experimentado me dio ciertas directivas para el desempeño del cargo que
había recibido, sus consejos me ayudaron para empezar mi “liderazgo” en una tarea desconocida, pero no para ser un
líder cristiano. Al mirar aquellos años,
reconozco que cometí muchos errores porque tomé como modelo un liderazgo equivocado. ¿Era ahora un líder cristiano porque me dieron un cargo? ¡Qué
equivocación más grande! Por esta razón, muchos dirigentes, administradores, directores de departamentos o ministerios, pastores, no cristalizan sus objetivos
y se sienten frustrados y fracasados porque desconocen que: “El líder cristiano, no nace ni se hace, Dios lo hace”.
De los 44 años de liderazgo activo, 37 he trabajado como administrador.
Durante ese tiempo he visto que la mayor parte de los que han sido nombrados para desempeñar un cargo ya sea como administrador, secretario departamental
o director de una institución de la Iglesia, no están preparados para “liderar”.
Muchos son nombrados para ocupar cargos en la iglesia por su habilidad o por su antigüedad o por algún título que tienen. Esto incluye también al cuerpo
ministerial (pastores), que están preparados para desempeñar las actividades propias de su labor misionera, pero no para liderar la iglesia en el cumplimiento
de su misión.
Algunos cometen el error de imitar lo que otros hacen o han hecho en determinada tarea que la iglesia les asignó y se olvidan que, es el Señor quien
nos forma y nos hace verdaderos líderes para el cumplimiento de la Misión que nos encomendó.
Concepto equivocado de liderazgo cristiano
La mayor parte de los administradores y dirigentes de la Iglesia adventista, han tomado sus normas de administración de las teorías y filosofías
no bíblicas. Lamentablemente la filosofía secular de administración es materialista y humanista. La autoridad y el poder se consideran como medios
para manipular y controlar a las personas.
La mayoría de las escuelas de liderazgo definen el liderazgo de la siguiente manera: “lograr hacer el trabajo por medio de los otros”. Este concepto
popular es muy atractivo ya que concede el derecho de manejar y explotar a los que están a las órdenes del
jefe”.
Es lamentable que muchos dirigentes de la iglesia, tomen este modelo como norma para administrar la misión de la iglesia, no solamente esto, sino
que aun, en seminarios de liderazgo se enseñan los diferentes tipos de liderazgo 
que existen y se toman esos modelos para orientar e inspirar a aquellos que se
les ha dado un cargo o responsabilidad administrativa en la iglesia. ¿Por qué sucede esto?, porque no entienden que: “El líder cristiano, no nace ni se hace,
Dios lo hace”.
Enfoque bíblico de liderazgo cristiano 

Bíblicamente hablando, existe un solo modelo de liderazgo que aprender, es el liderazgo de Cristo: líder siervo. Y esta clase de liderazgo se
aprende teniendo como maestro a Cristo y como libro de texto, la Biblia. 
1. San Mateo 20:20-28
“Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo:
Ordena que en tu reino se sienten estos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís.
¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de
mi vaso beberéis y del bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío daros, sino a aquellos
para quienes está preparado por mi Padre…

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que
son grandes, ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que
quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo”.
• De acuerdo a estas palabras pronunciadas por Jesucristo a sus discípulos, encontramos una descripción clara de la forma de administración, entre
el pensamiento filosófico del mundo y el que debieran tener los líderes cristianos sin importar el nivel de responsabilidad que la iglesia le haya confiado.
• Los dirigentes de instituciones o empresas, a menudo emplean su autoridad y poder para enseñorearse sobre los que se encuentran bajo sus órdenes.
Pero esta forma no tiene nada que ver con el líder cristiano.


2. 1 Reyes 12:3-11
Roboam, hijo del gran rey Salomón no aceptó el consejo que le dieron los ancianos de la forma cómo debería gobernar a su pueblo como nuevo rey:
“Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre”.
• En lugar de aceptar este consejo, él siguió el consejo que le dieron sus contemporáneos: “Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras:
Tu padre agravó nuestro yugo mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos, es más grueso que los lomos de mi padre”.
Un
“líder” de iglesia autoritario y prepotente, fomenta el descontento, y crea actitudes negativas.
• La actitud de Roboam es un mal ejemplo de liderazgo cristiano. A medida que el verdadero líder se dedique a suplir las necesidades de sus subalternos,
descubrirá con agrado que ellos le corresponderán con buena voluntad y entusiasmo.
3. Filipenses 2:5-7
Aquí encontramos la descripción clara y definida de un líder cristiano, teniendo como máximo ejemplo a Jesucristo: “Haya pues en vosotros este
mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como a cosa qué aferrarse, sino que se despojó a sí
mismo, tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte de cruz”.
El líder cristiano tiene como modelo a Jesús recordando que “…el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos”
(San Marcos 10:45), por lo tanto, está obligado a servir a los que están bajo su cuidado, ayudándoles a ser más eficaces en su tarea.
Generalmente a los que ocupan puestos de responsabilidad, les cuesta admitir la idea de servir a los subalternos. Si nos consideramos líderes
cristianos, sigamos el ejemplo de nuestro máximo líder: Cristo, y de las sublimes enseñanzas de su Palabra.