Enfocando las bendiciones


Hay días en que tenemos la impresión de que todas las cosas nos desafían en todos los momentos. Todo lo que tocamos, hacemos, planificamos o decimos representa un desafío. A veces esto sucede tanto en la vida personal como en la ministerial. ¿Qué podemos hacer en esos días?

“Observa las bendiciones”, me dijo recientemente un amigo. Mientras él hablaba estas palabras, yo lo oía respetuosamente, no sólo porque él ya vivió más de 90 años, o porque es un gran amigo, pero porque fue un gran pastor.

Cuando enfrentamos desafíos, debemos concentrar nuestra atención en las bendiciones. Si no lo hacemos, estos desafíos nos dominarán. En realidad debemos enfocarnos en las bendiciones todo el tiempo. Estas nos vienen de Dios que conoce nuestras necesidades, capacidad y nuestro futuro.

Trate de mirar las bendiciones, cuando la situación parece desesperante, como fue la experiencia de los israelitas durante el período de la esclavitud en Egipto. Sin embargo, en medio de su desesperación celebraron a Pascua. De hecho, la Pascua fue más que un ritual; fue el modo por el cual Dios los bendijo en medio de la crisis.

Tal vez seas tentado a detenerte pensando en los desafíos, encontrando así supuestas razones para preocuparse. Si te enfocas en las bendiciones del pasado y del presente, no temerás el futuro.

¿Dónde podemos ver las bendiciones? Aunque no siempre notemos, una de las fuentes incluye a las iglesias en las cuales trabajamos. Cada pastor enfrenta desafíos, pero todos nosotros podemos testificar que hay miembros en nuestras congregaciones que nos bendicen con su altruismo. Recuerdo a una ancianita, en una de mis iglesias, que siempre tenía una palabra de ánimo. Seguramente los muchos años de vida en comunión con el Señor le proporcionaron la seguridad que deseaba compartir conmigo. Esto me alegraba mucho.

También hay personas en la comunidad que actúan como instrumentos de bendiciones para nosotros. Este era el caso de un hombre que conocí en Nueva York. Que yo recuerde, él nunca vino a ser miembro de la iglesia, pero siempre que pasaba por allá, se detenía y decía palabras de ánimo y consuelo. Y me agradecía por el trabajo que la iglesia realizaba en la comunidad. Tantos años pasaron, y casi puedo oír sus palabras animadoras. (https://safeanimalshelter.com/)

Una fuente de bendiciones frecuentemente descuidada en nuestra vida son nuestros familiares y amigos. Tal vez esperemos que ellos siempre tengan palabras específicas de ánimo y raramente dejamos de notar que ellos viven como una fuente de bendiciones para nosotros. Presta atención en lo que ellos hacen por ti y lo que te dicen.

Dios, aquel a quien adoramos, y que nos llamó al ministerio, es la fuente principal de bendiciones. Hay ocasiones en que él es la única fuente de bendiciones de nuestra vida. Recientemente leí la historia de un clérigo que ha pasado por grandes dificultades en su congregación. Me solidaricé con él mientras leía sobre los desafíos enfrentados. Todos nosotros hemos enfrentado desafíos en nuestro ministerio. Los desafíos ante aquel pastor parecen ser insuperables, y le será difícil encontrar otra fuente de bendiciones aparte de Dios. Para él y tantos otros recuerdo las palabras de Salomón: “Hay bendiciones sobre la cabeza del justo, pero la boca de los malvados oculta violencia.” (Pv. 10:6)

“Observa las bendiciones”, dijo mi amigo. Algunas veces es difícil notarlas. Soy de aquellos individuos que pueden ir al supermercado a comprar algún producto, y andar de aquí a allá sin notarlo. A veces me he detenido en el área en que el producto se encuentra, y aun así no lo veo. Soy tentado a mirar a cualquier otro lugar donde me imagino que podría estar. Pero cuando decido prestar atención al lugar apropiado, encuentro el producto. Si busco las bendiciones de Dios en mi vida, inevitablemente voy a encontrarlas.

Trata de ver las bendiciones en todos los tiempos, situaciones y lugares, y las encontrarás.