Cabezas Serenas y Buen Sentido. «Actualmente la causa de Dios necesita hombres y mujeres que posean raras calificaciones y buenas facultades de administración; hombres y mujeres que hagan una investigación paciente y cabal de las necesidades de la obra en los diversos campos; se necesita a quienes tengan una gran capacidad para el trabajo; quienes posean corazones cálidos y bondadosos, cabezas serenas, buen sentido y juzguen sin prejuicio; quienes estén santificados por el Espíritu de Dios, y puedan decir intrépidamente No, o Si y Amén a las propuestas hechas; quienes tengan fuertes convicciones, claro entendimiento y corazones puros, llenos de simpatía; quienes practiquen las palabras: ‘Todos vosotros sois hermanos’; quienes procuren elevar y restaurar la humanidad caída» (Obreros Evangélicos, pág. 439).
Inteligencia y Habilidad. «Los que están a la cabeza en los distintos departamentos de la obra, deben ser inteligentes, aptos para administrar con éxito grandes intereses, de un temperamento ecuánime, una paciencia como la de Cristo y un perfecto dominio propio. Sólo aquel que ha sido transformado por la gracia de Cristo puede ser un administrador capaz» (Medical Ministry, págs. 164-165).
Se Exige Habilidad Marcada. «Los que tienen a su cargo los distritos principales, deben tener marcadas habilidades. Deben ser hombres que sepan llevar responsabilidades. Sería bueno que se reparta ese trabajo entre varios hombres. No se debe dejar la supervisión de esos importantes, aunque descuidados campos, a un solo hombre. A pesar de los testimonios en contra, nuestros pastores han hecho caso omiso y han buscado lugares más favorables donde ya hay iglesias establecidas. Han hecho un trabajo negligente» Manuscrito 34, 1901, pág. 3 (Abril 20, 1901, Obreros de Edad).