Si comparamos la declaración de 1954 con la de 1972, notaremos que se hicieron cambios mínimos de redacción aquí y allí, pero que se agregó una oración adicional al final. En 1969 la División Norteamericana emitió una declaración que recomendaba la no beligerancia pero permitía a los feligreses mantener una posición pacifista con el respaldo de la iglesia. “Los EUA se involucraron en Vietnam, y solo aquellas personas que podían demostrar respaldo religioso para su pacifismo serían derivadas a servicio alternativo”. La oración adicional de la declaración de 1972 permite a la iglesia servir a todos sus miembros, sin importar qué les dicte su conciencia, a la vez que oficialmente defiende la no beligerancia.
A través de los años la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha publicado declaraciones relacionadas con el asunto de la no beligerancia. En “Declaración de Paz” leemos: “En un mundo lleno de odio y lucha, un mundo de conflictos ideológicos y militares, los adventistas del séptimo día desean ser conocidos como pacificadores y trabajar por la justicia y la paz mundiales bajo Cristo como la cabeza de la nueva humanidad”. Un documento anterior declara: “Los adventistas, por precepto y ejemplo, deben representar y trabajar por la paz y la buena voluntad para con los hombres—y así ser conocidos como pacificadores y constructores de puentes”. Y la última declaración oficial, emitida en 2002, afirma: “Jesucristo, el Príncipe de Paz, quiere que sus seguidores sean pacificadores en la sociedad y por lo tanto los llama bienaventurados” (Mat. 5:9).
Aunque Tony Campolo discrepa con los adventistas de Norteamérica, diciendo: “Ustedes defendían la justicia de Jesús. Pero poco a poco la riqueza que ha impregnado a esta comunidad les ha seducido a una mentalidad que me hace preguntarme si la lealtad de ustedes es más hacia los EUA que al reino de Dios”,[10] en una editorial William Johnsson declara: “Desde nuestra historia más temprana, los adventistas hemos defendido oficialmente la posición de no combatientes en tiempos de guerra. Apoyamos al gobierno, pero nuestra lealtad suprema es para Dios, cueste lo que nos cueste”.Ángel Rodríguez concluye “que no existe tal cosa como la guerra justa. […] La iglesia debe insistir siempre en lo maléfico de las guerras humanas. Si la función de la iglesia en el contexto de la guerra es hablar en favor de la paz y la reconciliación, debe promover la no beligerancia entre sus miembros, basada en la enseñanza bíblica del valor de la vida humana”.
La Iglesia Adventista no está abandonando su defensa de la no beligerancia. ¡Por el contrario! Invita a todos los miembros de iglesia a seguir los pasos de Cristo y vivir de acuerdo con el Sermón del Monte.