¿Qué hacían con la sangre de los sacrificios?

¿Qué sucedía con la sangre que era derramada en la base del altar del santuario israelita en el cual se quemaban las ofrendas? ¿Cómo se mantenía aseado dicho altar?

La Biblia no informa acerca del plan que existía para eliminar la sangre después de finalizados los sacrificios. La única información disponible es que era vertida en la base del altar (véase Lev. 4:7). Desde el punto de vista estético e higiénico, no hubiese sido elegante y menos saludable, si todo hubiera concluido con el acto del derramamiento de la sangre en la base del altar. Como estasituación ha generado preguntas, en esta ocasión pretendemos tratar el tema.

Suele ocurrir que la Biblia ofrece ciertos rayos de luz los cuales muestran pistas que permiten descifrar un determinado asunto. Cuando esa situación no se da, es útil examinar fuentes extrabíblicas con la finalidad de intentar el hallazgo de informaciones acerca de las cuales el texto sagrado no ofrece una respuesta explícita.

Con relación a esta consulta, la arqueología no ofrece una ayuda específica. Aunque se han encontrado numerosos altares paganos pero, al analizar su estructura, no resultan útiles para develar el enigma. Esto se entiende si lo analizamos tomando en cuenta que en el antiguo Cercano Oriente la sangre de las víctimas del sistema de sacrificios, no desempeñaban un papel significativo. Principalmente los holocaustos se ofrecían a los dioses como alimento; en ellos la sangre no cumplía una función expiatoria.

Sin embargo, hay dos informaciones bíblicas y también las hay de ciertas fuentes extrabíblicas que pueden resultarnos valiosas para responder la pregunta.

El altar de Elías (1 Reyes 18:30-38). En ocasión del encuentro con los profetas de Baal sobre el Monte Carmelo, Elías reparó el altar del Señor que estaba en ruinas. Entonces él «Con las piedras construyó un altar en honor del Señor, y alrededor cavó una zanja en que cabían quince libras de cereal»(vers. 32, NVI). Ella fue llenada con el agua derramada sobre el altar. Aquí encontramos una zanja que había sido cavada alrededor del altar la cual tuvo la misión de recibir el agua que se fue precipitando por entre las piedras. Algunos eruditos sugieren que Elías reconstruyó el altar teniendo como modelo el que estaba en el atrio del santuario israelita. Si ese fue el caso, en torno del altar debería haber habido una zanja con la finalidad de permitir que la sangre fluyera desde el altar hacia un canal que servía como sistema de drenaje. Aunque esto podría estar lejos de ser así, es obvio que un sistema de esta naturaleza habría sido necesario para el altar que los israelitas tenían en el santuario.

El altar de Ezequiel (Eze. 43:13-17). En visión se le mostró al profeta un altar con cuatro cubiertas cada una de las cuales era un codo menor a la que estaba en posición inferior. En la base del altar había «un reborde de veinticinco centímetros. La fosa alrededor del altar tenía medio metro de ancho» (vers. 17, NVI). Esto parece dar la idea de un resumidero —pozo negro—, destinado a recibir la sangre de los sacrificios permitiendo de este modo dejar el patio limpio de la sangre derramada. También existe la posibilidad que dicho resumidero estuviera conectado a un sistema de drenaje destinado a llevar la sangre lejos de los recintos del templo. Desafortunadamente el texto no nos proporciona los antecedentes que necesitaríamos con el propósito de completar el cuadro que tenemos acerca del sistema de drenaje.

El templo de Herodes. Aunque no tenemos evidencias arqueológicas que nos permitan fundamentar la idea de un sistema de drenaje conectado a la base del altar en el Templo de Herodes, felizmente tenemos existen algunos documentos hebreos que nos sirven para fundamentar la posibilidad señalada. Los eruditos que han estudiado estas fuentes destacan que de acuerdo a la tradición, en la base del altar habían dos huecos en los cuales se depositaba la sangre derramada. Dichas aberturas conducían a un canal de agua corriente que pasaba a través del atrio del templo en dirección al valle del Cedrón que estaba fuera de la ciudad. Según dicha tradición, el agua era vendida a los hortelanos quienes la utilizaban como fertilizante. En este caso particular existía un sistema de drenaje que permitía que los recintos del templo se mantuvieran limpios. Algunos eruditos sostienen que esta tradición es históricamente fidedigna. Si ese es el caso, contamos con fuentes extrabíblicas que avalan la idea de que el templo contaba con un servicio de drenaje destinado a eliminar en forma apropiada la sangre derramada como resultado del sistema de sacrificios. Probablemente este fue el caso en el santuario y en el templo del Antiguo Testamento.