Rituales y ceremonias

¿Cuál es el significado de colocar las manos sobre los animales del sacrificio?

La frase hebrea yad samak ‘al significa «presionar la mano sobre» las víctimas del sacrificio, y se usa mayormente en ámbitos de culto, aunque no siempre. Examinaremos ambos casos. La idea de que colocar las manos implica mostrar que uno es dueño del animal es prácticamente irrelevante, porque el ritual presupone que los pecadores llevaban sus propios animales al Santuario. Es necesario recordar que un ritual podía transmitir diversos significados, según el contexto y el propósito del ritual mayor del cual formara parte.

1. Uso ajeno a los sacrificios. El primer caso se encuentra en Levítico 24:14. Los que escuchaban que alguien blasfemaba el nombre del Señor colocaban sus manos sobre la persona antes de apedrearla. No se expresa cuál era el significado del ritual, pero podemos suponer que como testigos, estaban identificando al culpable antes de la ejecución. También podría ser, como indica Levítico 5:1, que los que oyeron la blasfemia participaban del acto pecaminoso a riesgo de sus propias vidas y, a menos que dieran testimonio contra el blasfemo, también cargarían su pecado (Lev. 24:15). En ese caso, estarían transfiriendo simbólicamente a la persona la culpa que de otra forma se les habría puesto a ellos. Durante la dedicación de Josué, Moisés le colocó las manos para transferir sobre él algo de su autoridad (Núm. 27:20, DHH). En este caso, puede estar presente la idea de sustitución, porque Josué ocuparía el lugar de Moisés como líder de Israel.

En Números 8:10, la gente debía colocar sus manos sobre los levitas cuando estos eran separados para oficiar en el Tabernáculo. Fueron escogidos por el Señor para servirle, en lugar del primogénito de los israelitas (Núm. 3:12). Tenemos aquí una transferencia de responsabilidad y el concepto de sustitución.

En conclusión, el ritual parece expresar varias ideas: Se establece una relación entre el sujeto y el objeto (testigo/acusado; líder-sucesor/sustituto; primogénito/sustituto); algo es transferido de uno al otro y, en algunos casos, está presente la idea de sustitución.

2. Uso ritual. Se requería colocar las manos en caso de las ofrendas quemadas (Lev. 1:4), de paz (Lev. 3:2), por el pecado (Lev. 4:4, 15, 33) y, muy probablemente, las ofrendas por la culpa (Lev. 7:7). Era parte del ritual de ordenación de Aarón y sus hijos (Lev. 8:14, 18, 22). Se debate si siempre se usaban las dos manos. Cuando el sujeto es plural, se usa el plural «manos», y «mano» cuando el sujeto es singular. Es difícil ser categórico en ese sentido. No se expresa en forma explícita el significado del ritual, excepto en un caso: el macho cabrío del día de la expiación (Lev. 16:21). Aarón usaba ambas manos, confesaba los pecados de Israel, y los transfería al macho cabrío vivo. En ese caso, se expresa con claridad la idea de transferencia, pero no existe una sustitución. No está claro si ese significado también se aplica a la colocación de las manos sobre los sacrificios, porque el macho cabrío no era víctima del sacrificio.

3. Significado del ritual. Parece predominar un significado: la transferencia. Sería lo más lógico asumir que ese es también el caso de las víctimas del sacrificio. Varios argumentos apoyan esa idea. En primer lugar, cada sacrificio tenía una función expiatoria, lo que implicaba que por su medio se removía el pecado. En segundo lugar, los pecadores llegaban al Santuario con la carga de su pecado/impureza (Lev. 5:1), que era removido mediante un sacrificio expiatorio que resultaba en el perdón (vers. 10) o la purificación (Lev. 12:8; 14:19), librando así a los pecadores de esa carga (Isa. 53:6, 11, 12). Hasta se nos dice que Dios (Éxo. 34:7), o el sacerdote, carga el pecado del pueblo (Lev. 10:17; Éxo. 28:38). En tercer lugar, el pecado/la impureza era quitada del Santuario una vez al año, lo que indicaba que de alguna manera, el pecado/la impureza del pueblo le era transferida. Mediante la colocación de las manos, el pecado se transfería de los pecadores al Santuario, gracias al sacrificio. La idea de la sustitución también parece estar presente en la colocación de las manos. El ritual es explicado en términos de la aceptación divina de la ofrenda, que es al mismo tiempo la aceptación de la persona que la ofrece (Lev. 1:4; 7:18). La experiencia de una es la experiencia de la otra.