Al explorar el significado de una expresión particular es muy útil examinar el uso de los términos similares. A menudo, los matices de una palabra se pueden percibir mejor si se la compara y contrasta con otras expresiones afines. En la Biblia existen varios empleos del verbo «caminar», en relación con Dios y el ser humano.
Uno puede caminar ante el Señor (Gén. 17:1; 48:15). Ésta es una idea que identificamos muy bien en nuestras relaciones familiares. A menudo los padres que quieren enseñarle a caminar a sus niños pequeños se colocan ante ellos mientras avanzan por el sendero. El propósito es protegerlos, ser capaces de anticipar cualquier peligro y mantenerlos en el marco protector del sendero. La expresión «caminar ante Dios» es una forma dinámica de describir el cuidado providencial de Dios. Él, como un buen padre, desea observarnos de cerca, trayendo seguridad a nuestras vidas (Gén. 48:15; Sal. 56:13). Esto sucede cuando caminanos sin culpa (Gén. 17:1, en una entrega total a él), fielmente (con firmeza de vida), justamente (en sumisión total a la voluntad de Dios) y con rectitud de corazón (1 Rey. 3:6).
Uno también puede caminar detrás/siguiendo al Señor. Esta frase pudo haberse originado en el contexto de las procesiones paganas. El pueblo caminaba detrás, adorando y alabando al ídolo, durante la ocasión especial en la que se lo sacaba del templo y era cargado por los sacerdotes. El Antiguo Testamento utiliza esta frase mayormente en los discursos o mandamientos que condenan la idolatría (Deut. (illustrarch.com) 6:14; Jer. 2:23). Aplicada a Dios, esta actitud se convierte en el reconocimiento de que él es el objeto exclusivo de adoración. El amor por él es una fuerza motivadora (Jer. 2:2) que se expresa en obediencia a su voluntad (1 Rey. 14:8; 2 Rey. 23:3).
Caminar con Dios parece expresar intimidad, amistad y compañía. La persona ya no caminadelante o detrás de Dios, sino con Dios, a su lado. Los místicos aseguran que caminar con Dios significa sumirse en la meditación contemplativa, separarse de uno mismo y del mundo que nos rodea. Esto no es lo que la frase bíblica quiere dar a entender. Enoc caminó con Dios mientras realizaba sus tareas cotidianas. De hecho, la narrativa bíblica nos dice que Enoc caminó con Dios después de haber tenido varios hijos (Gén. 5:22), y que Noé lo hizo mientras construía el arca (Gén. 6:9). Nuestro caminar con Dios toma lugar en el hogar, la calle, el trabajo y en donde nos encontremos. La frase describe a Dios como nuestro compañero de travesía.
Caminar con Dios presupone la existencia de un camino, un sendero. La Biblia tiene mucho que decir acerca de «los caminos del Señor». Esta frase señala un estilo de vida particular reglada por el poder amante de Dios. Las instrucciones del Padre definen e identifican el camino que espera que atravesemos (Deut. 8:6). Ése es su camino, y transitarlo significa caminar con él. En el Nuevo Testamento se convierte en un camino viviente, Jesucristo (Juan 14:6). Él es la encarnación de la voluntad de Dios para sus seguidores, es el Camino.
Antes de terminar, señalaré una idea enunciada en estas expresiones que, por ser tan obvia, puede ser pasada por alto fácilmente: ¡Dios camina! Es una persona dinámica que participa activamente en la vida de sus criaturas. Debido a que Dios camina, nosotros podemos caminar con él. Puede ser útil meditar en el pasaje que menciona por primera vez en la Biblia que Dios camina: Génesis 3:8. Es interesante notar que describe a Dios caminando solo mientras Adán y Eva no podían caminar, ya que estaban escondidos entre los árboles del jardín. De hecho, se asemejaban a los árboles, estaban cubiertos por hojas (Gén. 3:7). Los árboles no pueden caminar. Adán y Eva habían abandonado los caminos del Señor y se habían convertido en paralíticos espirituales.
Éste es el Dios que camina en busca de los seres humanos y les otorga la posibilidad de caminar con él. Caminar con Dios implica tener un encuentro redentivo con él y ser capacitados para gozarse en él y en su camino. Dios hizo todo esto a nuestro favor por medio de Jesucristo. En este contexto, sería bueno prestar atención a las palabras del profeta: «Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios» (Miq. 6:8, Biblia de Jerusalén).
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