13 de marzo de 2017

Dadles vosotros de comer

Dadles vosotros de comer

Dadles vosotros de comer

Marcos 6:31-43

 

INTRODUCCIÓN

 

Acabo de volver de un viaje a Perú, donde participé de los festejos del vigésimo aniversario de un proyecto muy importante que apoya a 18000 mujeres otorgándoles créditos para emprender pequeños negocios.

Creo que después de un trimestre estudiando sobre el papel de la iglesia en la comunidad, este será el mejor año del proyecto Más amor en Navidad de la historia de la Iglesia en este territorio.

Llevamos más de 20 años desde el primer Más amor en Navidad y el proyecto sigue siendo relevante. Durante este período, se recaudaron y distribuyeron millones de kilos de alimentos para miles de familias carentes en toda Sudamérica.

¿Por qué el proyecto Más amor en Navidad es importante?

  • Atiende a una necesidad real: el hambre (900 millones de personas en todo el mundo y algunos millones en nuestro territorio sudamericano pasan hambre todos los días).
  • Moviliza a la iglesia para el servicio: acción; una iglesia relevante en la sociedad.
  • Nos hace menos egoístas: nos enseña a compartir más.
  • Desarrolla en la iglesia el sentido y el deber de la solidaridad, compasión y benevolencia, que deben caracterizar a la iglesia de Dios.
  • Porque somos responsables: todos los que vivimos en este mundo compartimos la responsabilidad de ayudar a resolver los problemas complejos causados por el pecado y demostrar compasión hacia nuestro prójimo que sufre. ¿No significa esto “ser la sal de la tierra”?

Sin embargo, esto no puede resumirse solamente en una campaña o proyecto como el Más amor en Navidad. Los valores del amor, la solidaridad y la compasión deben formar parte del estilo de vida del pueblo de Dios. Tienen que ser parte del ADN adventista.

Leer Marcos 6:31-37

¿Será que Dios no podría resolver el problema del hambre en el mundo? ¡Claro que sí! Al final, todo le pertenece. Sin embargo, queridos, el mensaje de Dios para nosotros, esta mañana, es el siguiente: Dadles vosotros de comer.

Vamos a volver al texto de Marcos más hacia el final del sermón.

Noten las palabras de Teresa de Ávila, una monja Carmelita del siglo XVI:

“Dios no tiene un cuerpo en la tierra sino el tuyo. No tiene manos sino las tuyas. No tiene pies sino los tuyos. Tuyos son los ojos con los que la compasión de Dios mira al mundo. Tuyos son los pies con los que él camina para ir haciendo el bien. Tuyas son las manos con las que ahora tiene que bendecirnos” (Teresa de Ávila).

O sea, Cristo, queridos, trabaja a través de nosotros, de usted y de mí. Somos sus pies y sus manos para bendecir el mundo.

PARTE I – UN AGUJERO EN NUESTRO EVANGELIO

Jim Wallis, un estudiante del seminario Evangélico Trinity en Chicago, decidió hacer un experimento junto con sus amigos: repasaron los 66 libros de la Biblia y subrayaron todos los versículos que hablan de la pobreza, de la riqueza, de la justicia y de la opresión. Después tomaron una tijera y cortaron todos los versículos subrayados. El resultado fue sorprendente, pues lo que quedó fue una Biblia toda perforada y hecha harapos.

Comenzaron por los libros de Moisés, pasaron por los libros históricos, salmos y proverbios, los profetas mayores y menores, los 4 evangelios, el libro de Hechos y las epístolas hasta llegar al Apocalipsis. Estos temas son tan centrales en las Escrituras que el resultado fue una Biblia totalmente arruinada. Existen casi 2000 versículos en la Biblia que tratan acerca de la pobreza y la justicia social. Sin duda, una demostración de la profunda preocupación de Dios por los pobres y los oprimidos.

Todas las veces que Jimmy predica sobre estos temas, levanta su Biblia toda perforada y dice: queridos hermanos y hermanas, esta es nuestra Biblia, una Biblia con un Evangelio lleno de agujeros.

Y entonces prosigue: cada uno de nosotros debería tomar una tijera y comenzar a cortar cada versículo de las Escrituras que ignoramos y no queremos prestarle atención.

¿Será que no deberíamos hacer lo mismo hoy? Tenemos que tener cuidado de no ser selectivos con relación a la Palabra de Dios y prestar atención solo en aquello que nos interesa e ignorar muchas veces los mensajes importantes y cruciales que Dios nos dejó en su Palabra.

EL EVANGELIO COMPLETO

Queridos, somos llamados a llevar el Evangelio completo, íntegro al mundo. No un Evangelio roto, lleno de agujeros. El pastor Erton tiene una frase que me gusta mucho: Nuestra misión es servir y salvar.

Si usted se considera un verdadero seguidor de Cristo, él espera que su religión incluya tres cosas:

  • Cabeza: es la religión de la razón, de la teoría, del conocimiento.
  • Corazón: es la religión del amor y de la compasión.
  • Manos y pies: es la religión de la acción, del servicio, de ser sal y luz para el mundo.

Nuestro gran desafío es ser capaces de transferir lo que tenemos en nuestra cabeza, que es el conocimiento del Evangelio, para nuestro corazón y luego hacia nuestras manos y pies.

En inglés existe una frase que describe bien este principio: we should walk the talk. Es decir, debemos vivir lo que predicamos.

Queridos:

  • Creer no es suficiente.
  • Adorar no es suficiente.
  • La moral personal tampoco es suficiente.
  • Vivir en comunidad tampoco es suficiente.

Cuando asumimos el compromiso de seguir a Cristo, asumimos también el compromiso de vivir nuestra vida de tal manera que el mundo que nos observa tenga una vislumbre del carácter de Dios, o sea: su amor, su justicia y su misericordia.

¿Cómo? A través de nuestras palabras, nuestras acciones y nuestro comportamiento. Este es el Evangelio completo, íntegro que tenemos que predicar al mundo.

“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” nos dice Pablo en 2 Corintios 5:20.

Dios nos llamó para ser sus representantes. Él nos llama para salir al mundo y nos pide 3 cosas:

  • Proclamar las buenas nuevas
  • Ser las buenas nuevas
  • Y como resultado, nos pide que transformemos el mundo. Fue exactamente eso lo que él hizo utilizando apenas 12 personas, y es exactamente lo que él quiere hacer hoy, a través de usted y de mí.

En otras palabras, vivir una religión privada nunca fue ni nunca será una opción.

Me gusta mucho lo que dijo Francisco de Asís: “Prediquen el Evangelio todo el tiempo y de ser necesario, usen palabras”. El mundo espera mucho más de una iglesia que predica la Palabra. El mundo espera una iglesia que viva la Palabra. Walk the talk. Viva lo que usted cree y predica.

PARTE II – LA MATEMÁTICA DE DIOS

Como ya vimos, la Biblia es muy clara tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo en cuanto a que el pueblo de Dios siempre tuvo la responsabilidad de asegurarse de que todos dentro de su sociedad tuviesen sus necesidades básicas suplidas.

Rut pudo cosechar trigo en los campos de Booz porque Dios había instruido a quienes tenían el control de las tierras para que no cosechasen todo el trigo, de tal manera que hubiera alimento también para los pobres.

“Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios…” (Levítico 23:22).

Ahora vayamos a la versión moderna de la historia de Rut en nuestra iglesia aquí:

Querido hermano, querida hermana que me escucha esta mañana: Si su trabajo produce una ganancia digna para usted, no gaste todo en usted mismo. Comparta un poco con los pobres y con los menos afortunados, para que ellos también puedan vivir una vida digna.

Para nosotros cristianos, se trata de una cuestión de justicia; pero no solamente, para ser aún más incisivo, es una cuestión moral, pues ¿cómo puede ser que tengamos tanto, y al mismo tiempo, permitamos que otros tengan tan poco o casi nada? Creo que Dios nos pedirá cuenta de esto.

La gran verdad es que el plan de Dios nunca fue que existiese la pobreza. La pobreza es una creación humana. Es el resultado del egoísmo en el corazón del ser humano.

  • En la matemática de Dios, usted gana para compartir, para repartir. Cuanto más gana, más comparte, más dona.
  • Pero en la matemática de los hombres es diferente, usted gana para acumular. Cuanto más gana, más acumula.
  • ¿Cuál de las dos es su matemática?

Alguien dijo que existen solo dos tipos de personas en el mundo: los que viven para dar, y los que viven para recibir y acumular. ¿Qué tipo de persona es usted?

Me gustaría compartir con ustedes las palabras de Elena de White que nos ayudan a entender mejor este asunto:

“Por lo que me ha sido mostrado, los observadores del sábado se están volviendo más egoístas a medida que aumentan sus riquezas. Disminuye su amor por Cristo y su pueblo. No ven las necesidades de los desvalidos ni sienten sus sufrimientos ni dolores. No se dan cuenta de que al descuidar al pobre y al doliente, descuidan a Cristo y que al aliviar las necesidades y sufrimientos de los pobres hasta donde les sea posible, ministran a Jesús” (El ministerio de la bondad, p. 43)

En el capítulo “El porqué de la pobreza y el dolor”, la sierva del Señor nos dice lo siguiente:

“Si los hombres cumplieran con su deber como mayordomos fieles de los bienes del Señor, no habría el clamor por pan, ni el sufrimiento por la miseria, ni la desnudez y la necesidad. La infidelidad de los hombres trae el estado de sufrimiento en el que la humanidad está hundida” (El ministerio de la bondad, p. 18).

PARTE III – DADLES VOSOTROS DE COMER

Sin dudas la cuestión de la pobreza es muy compleja. Si consideramos solamente el hambre, estamos hablando de 900 millones de personas que pasan hambre diariamente en el mundo. Sin dudas una gran tragedia, principalmente porque existen recursos más que suficientes para suplir la necesidad de todos.

¿Será que lo que yo tengo o puedo ofrecer puede hacer alguna diferencia ante un problema tan grande?

Volvamos al texto principal de Marcos 6:35-44.

Versículos 35 y 36

Llegó la tarde y las personas estaban con hambre. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos? “Jesús, las personas están con hambre y tú tienes que resolver el problema”.

¿Usted cree que Dios podría resolver el problema del hambre en el mundo? ¡Claro que sí! Pero como ya vimos, este no fue un problema creado por él.

Sin embargo, la respuesta de Jesús fue sorprendente. Él no dijo lo que ellos querían oír. Versículo 37: “Dadles vosotros de comer”.

Ahora sí los discípulos estaban con un tremendo problema en sus manos. ¿Por qué?

  • Había 5000 hombres presentes, sin contar las mujeres y los niños. O sea, teóricamente allí podría haber entre 10 a 20 mil personas presentes. ¿Cómo alimentar a tantos?
  • ¿Será que Jesús esperaba que hicieran lo imposible?, pensaron ellos.
  • Hasta hicieron cálculos para probar que lo que Jesús estaba pidiendo era un mínimo absurdo: ¡200 denarios!, o sea, 8 meses de sueldo de una persona en aquellos días.
  • Conclusión: eran muchas personas, era muy caro, era imposible.

Pero Jesús persistió. Noten lo que dice el versículo 38: “¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo”.

Contrariamente a sus discípulos, Jesús no se sintió intimidado por la magnitud del problema.

Jesús no preguntó cuánto se necesitaba para resolver el problema del hambre de aquellas personas, pero sí cuánto tenían ellos para ofrecer. Sin dudas una gran lección para nosotros hoy.

Esta historia es tan maravillosa que aparece en los 4 Evangelios. Existe un detalle interesante que solo Juan describe.

Juan 6:9: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos”.

¿Será que en medio de tan grande multitud había solo un joven con algo de comida para ofrecer?

Me siento tentado a pensar que había muchas otras personas que tenían algo para ofrecer también, pero simplemente se negaron a hacerlo. Tal vez esperaban que otros compartieran y decidieron retener para sí mismos lo que tenían.

Pero con esta actitud, perdieron la bendición de contribuir con uno de los mayores milagros de Jesús.

Versículos 39 al 42. Entonces, el milagro sucedió.

Queridos, Jesús no pidió a los discípulos que hagan lo imposible. Él simplemente les pidió lo que tenían para ofrecer. Luego multiplicó la pequeña ofrenda y la utilizó para hacer lo imposible. Así funciona la matemática de Dios: él toma lo que usted tiene para dar, lo multiplica y reparte con quienes lo necesitan.

En esta historia, aprendemos un principio importante frente a las tremendas necesidades y sufrimiento que vemos en el mundo:

Dios nunca nos pide que demos lo que no tenemos, pero al mismo tiempo, él no puede usar y multiplicar lo que no estamos dispuestos a ofrecer.

 

 CONCLUSIÓN

Quiero concluir con una antigua parábola de un hombre y las estrellas de mar.

Queridos, un Más amor en Navidad más.

Una oportunidad más para hacer la diferencia en la vida de alguien que está necesitado.

Seguramente usted no podrá resolver el problema de 900 millones de personas que pasan hambre en el mundo; pero para aquellas familias que recibirán la canasta de alimentos no solo en Navidad, sino durante todo el año próximo, usted habrá hecho la diferencia.

El mensaje de Dios para usted hoy es: Dadles vosotros de comer.

Que Dios lo bendiga, es mi deseo y oración. ¡Amén!

 

 

 

 

 

 

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