Liderazgo Pastoral en el tiempo del fin

Liderazgo Pastoral en el tiempo del fin


LIDERAZGO PASTORAL EN EL TIEMPO DEL FIN
Por Pr. Walter Alaña H.

Introducción
Es posible identificar referencias al liderazgo pastoral a lo largo de toda la Biblia. En ella Dios es presentado como el Pastor por excelencia (Gn 49:24; Sal 23:1; Is 44:28; 1 P 2:25; 5:4). Sin embargo, desde el mismo Génesis se observa que Dios decide pastorear a su pueblo a través de colaboradores humanos escogidos por Él (Sal 77:20; 78:70-72; Jer 23; Is 44:28; Ez 34; Jn 10:11; 21:15-17; Hch 20:28; Heb 13:7). El liderazgo humano ha sido determinante a lo largo de la historia del pueblo de Dios. Sin embargo, es posible preguntarse: ¿existe alguna referencia directa al liderazgo pastoral del pueblo de Dios en el Apocalipsis? Si así fuera, ¿qué aspectos caracterizan este liderazgo? Al introducirnos en la primera visión de ese libro, en Ap 1:9-3:22, aparecen dos palabras que parecen sugerir una respuesta inicial: estrella y ángel. Apocalipsis 1:20 señala con claridad que ambos símbolos comparten un significado en común: “Respecto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros que has visto son las siete iglesias”1 (énfasis añadido).

Significado del término estrella
La palabra estrella aparece por primera vez en Ap 1:16 donde se dice del Hijo del Hombre que “tenía en su diestra siete estrellas” (énfasis añadido). El término aparece también en 2:1 donde se dice de Cristo “que tiene las siete estrellas en su diestra” (énfasis añadido). De forma similar, Ap 3:1 se refiere a Cristo como “el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas” (énfasis añadido). El término griego ἀστήρ, utilizado en los mencionados textos, se traduce como “estrella” 23 de 29 veces en el NT y aparece 14 veces en Apocalipsis. Cuando es usado en sentido metafórico, destaca una posición de dignidad y liderazgo.2 Más específicamente, el término griego ἀστήρ significa, (a) cuando se lo toma literalmente, una estrella o un cuerpo luminoso que asemeja una estrella (Mt 2:2); (b) en sentido metafórico, se refiere a líderes espirituales, a Cristo (Ap 22:16), a “quienes están a cargo las iglesias como mensajeros de Cristo (Ap 1:20)”, o a “falsos maestros (Jud 13)”.3

1Donde no se indique otra cosa, las citas bíblicas han sido tomadas de la RV1995. 2En la LXX ἀστήρ ocurre alrededor de 20 veces. En el AT las estrellas (hebreo , )כּוָֹכב al igual que el sol y la luna, son creación de Dios (Gn 1:16). En adición a su luz y belleza, pueden indicar tiempo y dirección a causa de su orden fijo. Sin embargo, su uso más frecuente es en referencia a su número incalculable, usualmente para referirse a la descendencia de los patriarcas (Gn 15:5; 22:17; 26:4; Éx 32:13; Dt 1:10; 10:22; 28:62). Llama la atención la referencia en Dn 12:3, donde “los que enseñan la justicia” son identificados como “estrellas a perpetua eternidad” (RV1960). Véase Moisés Silva, ed., “ἀστήρ”, NIDNTTE, ed. rev. (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2014), 1:427, 428. 3Timothy Friberg, Barbara Friberg y Neva F. Miller, Analytical Lexicon of the Greek New Testament (Grand Rapids: Baker Books, 2000), s.v. “ἀστήρ”, 79.
En el marco de la estrecha relación que lo une con su iglesia en Apocalipsis, Cristo manifiesta una especial consideración hacia los líderes pastorales de su comunidad. Las siete estrellas en su diestra constituyen una figura apropiada para representar la clase de comunión, cuidado y dirección que puede habilitar a esos líderes para cumplir con fidelidad su trascendental tarea. Samuel Pérez Millos acota: “Estando en la posición de la mano del poder, quiere decir que no sólo están sustentadas por Él, sino que es él quien, como Señor, determina el destino de ellas. Estando en su mano derecha indica también que gozan de su favor y protección”.4 Así, se puede afirmar que el símbolo de la estrella destaca la responsabilidad del líder espiritual de ser un adecuado punto de referencia y dirección (Mt 2:2; Jud 13). Por su parte, la expresión “en su diestra” (Ap 1:16; 2:1) parece reafirmar la protección divina (Is 41:10) y la disposición de Dios para actuar por su intermedio (Éx 14:8, 15, 21, 26, 30, 31). El destino de la iglesia, incluyendo el de sus dirigentes, está en las manos de Cristo.5 Elena G. de White señala con respecto a la expresión “el que tiene las siete estrellas en su diestra” (Ap 2:1) que sus “palabras están destinadas a los maestros de la iglesia, a aquellos a quienes Dios ha confiado pesadas responsabilidades… Por medio de ellos ha de resplandecer la luz”.6 Y en otro lugar afirma que “la obra del ministro representada por las siete estrellas es un trabajo sublime y sagrado”.7 Finalmente ella afirma que

Los ministros de Dios están simbolizados por las siete estrellas, las cuales se hallan bajo el cuidado y la protección especiales del Ser que es el primero y el postrero […] Él las llena de luz. Él guía y dirige sus movimientos. Si no lo hiciese pasarían a ser estrellas caídas. Así sucede con sus ministros. No son sino instrumentos en sus manos, y todo el bien que pueden hacer se realiza por su poder. […] A medida que ellos dependan más y más de Dios, él les dará su resplandor para que lo reflejen sobre el mundo.8

Significado de término ángel
Apocalipsis 1:20 introduce el otro término clave en esta discusión: “Respecto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles [ἄγγελος] de las siete iglesias” (énfasis añadido). Estos ángeles aparecen como los receptores primarios de los mensajes a las siete iglesias. La

4Samuel Pérez Millos, Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento: Apocalipsis (Barcelona: CLIE, 2010), 105. 5Richard Lehmann, L`Apocalypse de Jean:Comentaire biblique (Collonges-sous-Salève, Francia: Faculté adventiste de théologie, 2018), 40. 6Elena G. de White, Los hechos de los apóstoles (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1977), 483, 484. 7Elena G. de White, El ministerio pastoral (Silver Spring, MD: Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 1997), 43. 8Elena G. de White, Obreros evangélicos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2016), 13-14.
fórmula se repite en la introducción del mensaje a cada una de las siete iglesias: “Escribe al ángel [ἄγγελος] de la iglesia en…” (Ap 2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14). El término ἄγγελος en el griego clásico significa “mensajero” y se refiere, primordialmente, a mensajeros humanos en un contexto humano, aunque también era aplicado a aquellos que eran portadores de mensajes de los dioses. De manera especial, sin embargo, ἄγγελος es el mensajero, el enviado en las relaciones humanas; él habla y actúa en lugar de quien lo envía.9 El término se encuentra 175 veces en el NT (51 veces en los sinópticos, 21 veces en Hechos, 67 en Apocalipsis). Pocos personajes humanos son designados como ἄγγελος en el NT (Lc 7:24; 9:52; Stg 2:25). Pero llama la atención, que aparecen dos ἄγγελοι identificados por nombre: Juan el Bautista y Pablo. La referencia a Juan el Bautista es atestiguada por los tres evangelios sinópticos: Mt 11:10; Mr 1:2; Lc 7:27. Según estos textos, el Bautista es un ángel de Dios o de Jesús. En la versión de Mateo se afirma: “Porque éste es de quien está escrito: Yo envío mi mensajero [ἄγγελόν] delante de ti, el cual preparará tu camino delante de ti” (Mt 11:10).10 Por su parte, en Gá 4:14, el apóstol Pablo testifica que fue recibido por los gálatas como “un ángel [ἄγγελον] de Dios”. En el Apocalipsis, los seres angelicales desempeñan un papel preponderante. El término ángel aparece allí por lo menos en 67 ocasiones y es una de las tres palabras que más veces se repite a lo largo de este libro (las otras dos son Cordero y el número siete). Aparece casi en la totalidad de los capítulos del Apocalipsis con excepción de los capítulos 4 y 6, donde no se utiliza el término ángel, pero se hace mención de seres celestiales como los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos. Tampoco se menciona en el capítulo 13, donde la atención se fija en la confederación que forma el maligno en su intento de destruir al remanente. Así queda claro que un gran número de los actores en el drama escatológico del Apocalipsis son ángeles. Los ángeles aparecen como seres celestiales que irrumpen en la realidad humana con el propósito de cumplir una misión específica. Varias tareas son cumplidas por ángeles celestiales. Entre ellas se encuentran: comunicar el mensaje profético (Ap 1:1; 22:8), adorar delante del trono de Dios (7:11), ejecutar los juicios divinos (7:2; 9:15; 15:6; 16:1), enfrentar y resistir al maligno (12:7, 9), y otras tareas más. Sin embargo, es notable que exista una labor que no es encargada a los ángeles celestiales de manera aislada. Una tarea para la que Dios requiere la cooperación de

9Véase William S. Babcock, “Angels”, Encyclopedia of Early Christianity, 2da ed., ed. Everett Ferguson (New York: Routledge, 1999), 52-55. 10Es interesante notar que Juan el Bautista fue el “ángel” de Jesús encargado de preparar el camino para la primera venida de Cristo. Apocalipsis 14:6-12 menciona que el mensaje de preparación final para la segunda venida de Cristo será también proclamado por “ángeles”. En este sentido Elena G. de White afirma: “En este tiempo, justamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes de los cielos, se ha de hacer una obra como la de Juan el Bautista. Dios llama a hombres que preparen un pueblo para que subsista en el gran día del Señor… Nuestro mensaje debe ser tan directo como el de Juan. El reprendía a los reyes por su iniquidad. Aun con peligro de su vida, no vacilaba en declarar la palabra de Dios. Y nuestra obra en este tiempo debe hacerse con la misma fidelidad. “A fin de dar un mensaje como el que dio Juan, debemos tener una experiencia espiritual como la suya. Debe hacerse la misma obra en nosotros. Debemos contemplar a Dios, y al contemplarlo, perdernos a nosotros mismos de vista”. Elena G. de White, Obreros evangélicos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1997), 57-58.
mensajeros humanos. Esta es una labor doble: liderar la iglesia (1:20; 2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14) y proclamar el evangelio (14:6, 8, 9; 18:1).11 Según afirma Mervyn C. Maxwell: Estos mensajeros humanos son específicamente llamados ángeles en los mensajes a las siete iglesias. “Es difícil pensar de otro modo, pues podría parecer insensato pensar que Dios le pidiera a Juan que escribiera cartas a seres celestiales e invisibles”.12 Por otra parte, la relación entre los ángeles celestiales y los “ángeles” humanos es muy estrecha. Esto se percibe con claridad en las palabras que el ángel pronuncia frente a los intentos del apóstol Juan por rendirle adoración: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos” (Ap 19:10, RV1960; cf. 22:9). La palabra griega para “consiervo” es σύνδουλός, que tiene el sentido de “compañero esclavo”.13 Es decir, el ser celestial es consciente de que comparte con el apóstol Juan una tarea o función. Ambos, como “esclavos” de Dios, existen para cumplir su voluntad. En el contexto del gran conflicto revelado en el Apocalipsis, comparten un ministerio a favor de la iglesia y la sociedad en general. De este modo, los “ángeles terrenales” deben trabajar en armonía con los ángeles celestiales y discernir en sus compañeros celestiales un modelo de servicio y devoción.

Características del liderazgo pastoral adventista modelado por el ministerio de los ángeles

Al observar la manera como los ángeles celestiales desempeñan su ministerio en el Apocalipsis es posible destacar las siguientes características: Intimidad con Dios. Según Ap 7:11 “todos los ángeles que estaban en pie alrededor del trono”. Solamente a través de una experiencia de adoración personal y continua podrá el líder pastoral experimentar el poder sostenedor y transformador de Dios.14 La invitación de Heb 4:16 debe ser tomada muy en serio por todo aquel que desea atestiguar en su ministerio la intervención de Dios. El escritor bíblico señala: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. El siervo de Dios es llamado a ministrar entre los hombres pera al mismo tiempo a morar en la presencia de Dios.

11Elena G. de White señala: “Hoy, como entonces, los ángeles están dirigiendo y guiando a los que desean ser guiados y dirigidos. El ángel enviado a Felipe podría haber hecho él la obra por el etíope, pero no era ésta la manera de trabajar de Dios. Como instrumentos de Dios los hombres deben trabajar por los otros”. Elena G. de White, En los lugares celestiales (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1968), 105. 12C. Mervyn Maxwell, Apocalipsis: Revelaciones para hoy, 2da ed. (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2017), 92. 13Véase Karl Heinrich Rengstorf, “σύνδουλος”, TDNT, 2:261. 14En este sentido Elena G. de White señala: “Dios no tolerará que uno de sus leales obreros sea dejado solo para luchar contra grandes desventajas, y sea vencido. Guarda como una joya preciosa a cada uno cuya vida está escondida con Cristo en Dios. De cada uno de ellos dice: ‘Te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí’ (MS 95, 1902). Citado en el suplemento “Comentarios de Elena G. de White”, CBA (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1994), 7-A: 1198 (186).
Obediencia fiel a su misión (Ap 9:15; 7:2, 3; 16:1). El mensajero divino tiene el sagrado deber de comunicar el mensaje recibido sin alteraciones. Es interesante notar que cada uno de los ángeles de las siete iglesias recibe un mensaje particular. El origen de su mensaje nunca está en sí mismo. (Valium) No comunica un mensaje propio. Es su constante privilegio ser un mensajero de Dios. Poder y autoridad espiritual (Ap 18:1). Dios delega su autoridad en los dirigentes que él llama para liderar a su pueblo. A través de esta autoridad el líder espiritual es equipado por Dios para confrontar a los hombres y superar toda oposición. En este sentido Elena G. de White declara:

Desde la ascensión de Cristo hasta el presente, hombres ordenados por Dios, que derivaron su autoridad de él, han tenido que enseñar la fe. Cristo, el verdadero Pastor, dirige su obra por intermedio de estos subpastores. De modo que la posición de los que trabajan en el ministerio de la Palabra y enseñan la doctrina, viene a ser muy importante.15

Humildad (Ap 19:10; 22:9). El mensajero divino comprende que la gloria le corresponde única y exclusivamente a Dios. Por lo tanto, busca edificar el reino de Dios y no el suyo propio. El orgullo descalifica al ser humano para ser un instrumento útil en las manos de Dios. Al considerar estas cuatro características es interesante notar que las primeras dos, intimidad con Dios y obediencia fiel, definen la relación del ministro con Dios. Por otra parte, las otras dos, autoridad y humildad, señalan el modo de cumplir su misión en este mundo.16

Resumen e implicancias
El pastor como “estrella” constituye un instrumento en las manos del Señor para mostrar el camino al pueblo. En este sentido debe asumir su papel como punto de referencia. El mensaje de Oseas cobra relevancia en este sentido: “Y será el pueblo como el sacerdote” (Os 4: 6, 9). El apóstol Pablo también enfatizó la responsabilidad del líder espiritual de ser un ejemplo para los miembros de la comunidad eclesiástica. Él señaló: “Imítenme a mí, así como imito a Cristo” (1 Co 11:1).

15White, Joyas de los testimonios, 1: 525. 16Mario Veloso destaca que estas mismas cualidades deben caracterizar el accionar misionero de la iglesia remanente: “El modelo del remanente, en la misión de evangelizar, es un ángel. Y las características más propias de un ángel son su intimidad con Dios y su servicio. Ningún ser creado está más cerca de Dios que los ángeles y nadie más ocupado en servir a los humanos que ellos… El remanente tiene que cumplir la misión de evangelizar con estas características: Desde la intimidad con Dios, y con el propósito de servir sin restricción alguna. El modelo no es el gerente de una empresa transnacional que busca la eficiencia y utiliza el poder para agrandar su imperio, por toda la tierra, con la fuerza compulsoria de su comando. Es un ángel desprovisto de objetivos propios. Es un ángel que sirve a los demás sin agotarse. Es un ángel que sale de Dios y vuelve a Dios constantemente”. Mario Veloso, Apocalipsis y el fin del mundo: Fe para enfrentar la crisis final (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999), 57-58.
El pastor adventista testifica con su vida acerca del poder de las verdades que predica. Si las verdades que predica no lo han transformado a él, entonces no transformarán a nadie más. El impacto del adecuado testimonio de vida de un pastor puede hacer una importante diferencia en la iglesia. Elena G. de White afirma:

Los ministros del Evangelio serían hombres poderosos si colocaran siempre al Señor ante ellos y dedicaran su tiempo al estudio de su adorable carácter. Si hicieran esto, no habría apostasías, y nadie sería separado de la asociación [hermandad] por haber acarreado desgracia a la causa de Dios y puesto a Jesús en una condición de pública vergüenza, debido a sus prácticas licenciosas. Las facultades de todo ministro del evangelio deben ser empleadas para educar a la iglesia de creyentes a recibir a Cristo por fe como su Salvador personal, a incorporarlo en sus mismas vidas y hacer de él su Modelo.17

Por su parte, el pastor como “ángel” de la iglesia remanente es un reformador que guía a la iglesia de Laodicea al arrepentimiento, al reavivamiento y a la reforma. Elena G. de White menciona: “El mensaje a la iglesia de Laodicea es una denuncia sorprendente y se aplica al actual pueblo de Dios”.18 Finalmente, como parte del remanente simbolizado por los tres ángeles en Ap 14, el líder pastoral debe movilizar a partir de su relación personal con Dios que lo habilita para cumplir con humildad la importante tarea que Dios coloca en sus manos. Al mismo tiempo, pareciera observarse en el uso simbólico de la palabra ángel una referencia indirecta a un proceso de discipulado. En principio, el pastor es llamado a ser un mensajero para la iglesia. Posteriormente, la iglesia como un todo es simbolizada por tres ángeles encargados de proclamar el último mensaje de advertencia a todo el mundo. Al entender su rol como “estrella” y “ángel” el cuerpo pastoral estará mejor capacitado para asumir su rol en medio del escenario del tiempo del fin. Esto es particularmente importante para el ministerio pastoral de la iglesia remanente. Éste ha sido llamado a liderar de manera victoriosa al pueblo de Dios en el cumplimiento de la misión mundial que será la antesala del establecimiento definitivo del Reino de Dios.

17White, El ministerio pastoral, 27-28. Corchetes en el original. 18White

 

 

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