IDENTIDAD ESCATOLÓGICA ADVENTISTA Y LAS INTERPRETACIONES DE LOS PERIODOS DE TIEMPO DE DANIEL 12:11-12
ABNER F. HERNANDEZ
Abstract
Recientemente, algunos estudiosos adventistas del séptimo día comenzaron a aplicar los periodos de tiempo en Daniel 12:5-13 al futuro. Rechazando la comprensión tradicional adventista historicista que ubica a los tres tiempos y medio, los 1290 y 1335 días, como periodos proféticos que se han cumplido en el pasado, ellos afirman que esos periodos deberían ser comprendidos como días literales que han de venir. De la misma forma, algunos estudiosos adventistas interpretan los periodos de tiempo de Daniel 12 como un mero recurso literario que parece sugerir una aparente “demora” del tiempo del fin. Hay otros que piensan que no es posible afirmar con certeza la forma en la que estas profecías serían cumplidas o si es posible abordar estos periodos desde un punto de vista con múltiples perspectivas de la interpretación profética. Este artículo describe, analiza y evalúa su impacto en la identidad escatológica del adventismo.
Palabras clave: Escatología, profecías de Daniel, identidad adventista, historicismo, futurismo adventista.
Introducción
Los intérpretes adventistas han tenido un historial de desacuerdos en sus intentos de explicar el significado detrás de los periodos de tiempo proféticos de los 1290 y 1335 días en Daniel 12:11, 12. Según Gerhard Pfandl, la interpretación apropiada de Daniel 12:11, 12 constituye uno de los diez mayores problemas con los que los teólogos adventistas del séptimo día están contendiendo.[1] El consenso general que caracteriza las interpretaciones adventistas de los 1260 y 2300 días parece estar ausente en la interpretación de los periodos de tiempo de los 1290 y 1335 días.
El propósito de este estudio es describir y evaluar las interpretaciones y principios hermenéuticos usados en Dan. 12:11, 12 entre los intérpretes adventistas del séptimo día, con especial atención con los pensadores y proponentes destacados, y dilucidar el impacto de cada interpretación para la identidad escatológica de la Iglesia.
Aunque hay algunos intérpretes y comentaristas adventistas que prefieren mantener una posición indefinida con respecto al cumplimiento histórico de estas profecías,[2] el presente estudio argumenta que las interpretaciones adventistas de Daniel 12:11, 12 pueden ser categorizadas en tres enfoques principales. El primer enfoque, la interpretación simbólica de tiempos (que es el punto de vista predominante entre los intérpretes adventistas), argumenta a favor de la interpretación simbólica e historicista de estas profecías. El segundo enfoque (interpretación literal de los tiempos) defiende una interpretación literal de estos días, mientras que el tercero (interpretación idealista) propone que estos periodos pueden estar conectados con varios eventos históricos, así como también ser una lección espiritual ahistórica con respecto al significado de los días.
La interpretación tradicional historicista
Desde la Reforma, las profecías de tiempo de Daniel y Apocalipsis generaron especial atención. Un grupo significativo de intérpretes bíblicos abordaron los periodos proféticos de Daniel utilizando una metodología historicista.[3] En los últimos años del siglo XVIII, Thomas Newton en su Dissertations on the Prophesies[4] [Disertaciones de las profecías] y John Bacon en su obra Conjectures in Prophesies[5] [Conjeturas en las profecías] dedicaron un extenso trabajo exegético a las profecías de Daniel 12. El nuevo interés en las profecías de Daniel alcanzó su clímax en los primeros años del siglo XIX en el movimiento Millerita.[6] Guillermo Miller y un grupo de predicadores itinerantes presentaron el enfoque premilenial más creíble para las profecías de tiempo de Daniel.[7] Miller desarrolló una serie de principios hermenéuticos de interpretación bíblica y profética. Su regla decimosegunda tiene que ver directamente con la interpretación profética y es especialmente importante para este estudio.[8] Según esta regla, un intérprete bíblico de las profecías de Daniel y Apocalipsis debe descubrir “el evento histórico para el cumplimiento de una profecía”.[9] Esencialmente, el intérprete debe comparar el significado bíblico con el relato de la historia mundial para determinar el evento histórico que literal y completamente cumplió cada palabra de la profecía. Este enfoque historicista a la profecía bíblica marcó la identidad escatológica del movimiento millerita.
Siguiendo el método historicista de interpretación profética, Miller conectó el comienzo de los 1290 y 1335 años con el momento en que es quitado el “sacrificio continuo hasta la abominación desoladora”, a la que identifica con Roma pagana.[10] Creía que el poder civil de Roma tendría un total de 666 años de supremacía desde el 158 a.C. hasta el 508 d.C. Desde este momento, el 508 d.C., los 1290 años y los 1335 años terminarían en 1798 d.C. y 1843 d.C., respectivamente.[11]
La “tabla profética” desarrollada por Charles Fitch y Apollos Hale de forma precisa resumía, unificaba y mejoraba las posiciones milleritas sobre los tiempos proféticos de Daniel. LeRoy Froom afirma que esta tabla “fue un avance distintivo sobre todos los diagramas y tablas previos” primeramente porque “corregía ciertas imprecisiones, y omitía varias posiciones insostenibles que se sostenían anteriormente”.[12] Tal vez, las omisiones más significativas eran las conexiones de Miller de Apoc. 13 con Dan. 11 que directamente identificaba al “continuo” con el paganismo.[13] Es interesante que esta omisión debilitaba un poco la identificación del 508 d.C. como el punto de partida para estas profecías porque la tabla no ofrece una explicación bíblica o histórica para sus conclusiones. Sin embargo, la tabla profética de Fitch mantenía dos puntos esenciales. Primero, el año 508 d.C. como el punto inicial de los 1290 años y los 1335 años; y, segundo, la armonía de estos periodos con todos los otros periodos proféticos en el libro de Daniel.
La interpretación de Miller y los predicadores milleritas impactó fuerte a los pioneros adventistas sabatistas y a la escatología adventista del séptimo día. Jaime y Elena G. White, José Bates, Hiram Edson y otros adventistas sabatistas continuaron defendiendo la exactitud de la “tabla profética” de 1843. En noviembre de 1850, refiriéndose a esta tabla, Elena G. White declara: “He visto que el diagrama de 1843 fue dirigido por la mano del Señor, y que no debe ser alterado; que las cifras eran como él las quería”.[14] Hiram Edson, como White, defendía el mismo punto de vista sobre la exactitud de los números y armonía de las fechas en la tabla de 1843. En la Review and Herald del 10 de enero de 1856, dijo:
“La tabla del advenimiento de 1843, sin dudas, fue realizada en el orden del consejo divino… no hay error en las cifras de la tabla para el comienzo de los 2300 días, también tiene que haber necesariamente, y la hay, armonía de las fechas de los 1260, los 1290 y los 1335 días con los 2300 días. Estos eran todos correctos”.[15]
El artículo de Edson es significativo por dos razones: primero, claramente muestra que los pioneros adventistas sabatistas aún sostenían la misma perspectiva millerita acerca del comienzo y el final de los 1290 y 1335 días. Segundo, continuaron relacionando estrechamente los tiempos proféticos de Daniel 12 con el resto de las profecías de tiempo del libro de Daniel. Urías Smith, por ejemplo, enfatizaba el segundo punto, resaltando que “la primera visión con su largo periodo de 2300 años estaría continuamente en la mente de Daniel, y los otros periodos mencionados, los 1260, los 1290 y los 1335 días, simplemente serían meras subdivisiones de eso”[16]
Estudiosos Adventistas Modernos
La mayoría de los intérpretes adventistas modernos de Daniel continúan utilizando un enfoque exegético, lo que apoya la posición tradicional de los pioneros adventistas.
William H. Shea, por ejemplo, adopta todas las presuposiciones centrales del historicismo adventista. Afirma que las profecías de Daniel “comienzan en el tiempo histórico del profeta y luego se extienden hacia el futuro, más allá del tiempo del profeta”.[17] Este enfoque se utiliza para interpretar los 1290 y los 1335 días donde los argumentos se apoyan a través de un cuidadoso análisis de la estructura y contexto de Dan. 12:11, 12. Con respecto a esta porción, él dice que es “un epílogo, o un apéndice, a las profecías de 11:2-12:4”.[18]
Shea argumenta que la estructura de Daniel indica que los periodos de tiempo siempre siguen al informe de la visión.[19] Por lo tanto, los componentes de tiempo nunca son parte de la visión, sino que son parte de la explicación. Shea explica que los tiempos proféticos “están conectados por los eventos que describen… nunca datan nuevos eventos”.[20] Consecuentemente, para Shea, los tiempos de Daniel 12 están “datando eventos que ya han sido descritos en Daniel 11”.[21] Shea argumenta que la unión de la iglesia y el estado en el 508 d.C. parece ser el tiempo correcto como el punto de inicio para estos periodos, terminando en 1798 y 1843 respectivamente.[22]
En su libro, Daniel: The Seer of Babylon, Gerhard Pfandl, así como Shea anteriormente, usa argumentos exegéticos para explicar los 1290 y los 1335 días.[23] Pfandl, sin embargo, hace un análisis más extensivo. Él apoya su interpretación a través de tres puntos exegéticos significativos. El primero, hay un notable paralelismo entre Dan. 12:11 y 11:31, indicando que ambos textos representan los mismos eventos históricos.
El segundo, el concepto de tamid o “continuo” relaciona estrechamente los pasajes proféticos de Dan. 8:11, 11:31 y 12:11. Consecuentemente, el significado del pasaje anterior da significado a los otros. Finalmente, aunque el ángel intérprete no da a Daniel un momento específico para el punto de inicio de los 1335 días, para Pfandl, “el contexto parece insinuar que comenzó al mismo tiempo que los 1290 días”.[24]
Un año después de la publicación de este libro, Pfandl amplió y enriqueció sus argumentos, presentando un pequeño panfleto titulado Time Prophesies in Daniel 12 [Profecías de tiempo en Daniel 12]. En esta publicación, Pfandl añade (mayormente utilizando análisis estructurales), que las profecías de Daniel se presentan “de acuerdo al principio de repetición y ampliación”.[25] Según este principio, cada visión “siempre está seguida por explicaciones”.[26] En vista de ese hecho, Dan. 12:5-13 se posiciona como un “epílogo” o ampliación “de la visión precedente”[27] de Dan. 11 y no como una “nueva visión con un nuevo tema”.[28] Además, él afirma que las palabras hebreas pala[29] y tamid[30] también relacionan estas secciones finales con los eventos de Daniel 11 como una referencia a las horribles blasfemias pronunciadas por el rey del norte.[31] Por lo tanto, con base en esta observación, Pfandl concluye que los 1290 y los 1335 días comienzan con la conversión de Clovis en el 508 d.C., terminando el primero en 1798 d.C. y el segundo en 1843/1844 d.C.[32]
En resumen, la interpretación tradicional adventista argumenta que las profecías de Daniel 12 deberían ser interpretadas utilizando el principio de día por año y el principio historicista de la hermenéutica. De esta manera, los 1290 días y los 1335 días representan una misma cantidad de años comenzando en el 508 d.C. y terminando en el 1798 d.C. y 1843 d.C., respectivamente. Como hemos visto, este enfoque ha sido apoyado históricamente por un número significativo de estudiosos adventistas desde perspectivas históricas y exegéticas. La siguiente sección examina y discute el enfoque literal a estos tiempos proféticos de cerca.
La interpretación literal de los tiempos
La interpretación tradicional historicista permaneció indiscutida por décadas entre los estudiosos, teólogos y laicos adventistas bíblicos. Sin embargo, una serie de estudios recientes ha caducado esta interpretación. Por un lado, algunos pastores y estudiosos adventistas sugieren que estos periodos proféticos cubren un periodo literal en el pasado, solo unos pocos años después de la muerte de Daniel. Este enfoque es conocido como la Escuela Preterista de interpretación profética. Por otro lado, recientemente, predicadores, estudiosos y laicos adventistas comenzaron a enfatizar un nuevo enfoque futurista como una interpretación apropiada de los 1290 y 1335 días. En esta sección, resumiré, brevemente, sus posiciones.
Preterismo no cumplido
La Escuela Preterista de interpretación profética comprende que el cumplimiento profético de las profecías ocurrió en el tiempo del autor o poco después de la muerte del mismo. Consecuentemente, las profecías de tiempo de Daniel deben ser interpretadas en el contexto histórico del profeta. Es importante reconocer que la Escuela Preterista ha tenido poco impacto en la interpretación profética adventista.[33] Sin embargo, aunque rechazan algunas presuposiciones de la Escuela Preterista, unos pocos autores adventistas creen que Daniel 12 fue completamente cumplida en el pasado.[34]
A principios de su carrera, Raymond F. Cottrell parece haber apoyado la interpretación tradicional histórica.[35] Sin embargo, más adelante, en su análisis extensivo de Daniel 10-12, The Eschatology of Daniel 10 to 12,[36] [La escatología de Daniel 10 al 12], defiende una interpretación contextual de Daniel 12:11, 12. Para él, un enfoque contextual indica que todos los tiempos proféticos de Daniel alcanzaron su cumplimiento en los años directamente siguientes a la restauración de Israel después del exilio babilónico. En su opinión, los 2300 (reducidos a 1150 días literales), 1260, 1290 y 1335 días comparten el mismo punto de partida, a saber, “la profanación del templo y el cese de su servicio ritual”, a manos del rey del norte.[37]
Según Cottrell, cada una de estas secuencias de días literales también concluyen en un número de eventos secuenciales. Los eventos comenzaron con “la restauración del templo (el fin de los 1150 días), la liberación de los judíos (fin de los 1260 días), el aplastamiento del tirano (fin de los 1290 días) y, finalmente, la inauguración del reino eterno y justo del Mesías y la resurrección de Daniel y los santos (fin de los 1335 días)”.[38] De esta manera, él sugiere que Dios esperaba cumplir la visión de Daniel al terminar el problema del pecado, inaugurar su reino y dedicar el santuario eterno. Por desgracia, en su opinión, la visión no fue cumplida completamente debido al comportamiento infiel del pueblo de Dios.
Cumplimiento futuro
Alberto R. Timm[39] y Gerhard Pfandl[40] identifican la interpretación de un cumplimiento futuro para las profecías de Daniel 12 como la interpretación más desafiante para la escatología adventista. Es importante notar que ni los defensores ni sus conclusiones acerca de un cumplimiento futuro para estas profecías pudieron ser identificadas con las presuposiciones hermenéuticas y los principios de la escuela futurista de interpretación. Entre los proponentes de este cumplimiento futuro se encuentran pastores, laicos, y conocidos estudiosos. Está más allá de este estudio trazar la línea de influencia de esta nueva interpretación entre estudiosos adventistas, pero parece que Robert Hauser fue uno de los primeros en presentar esta idea.[41] Esta interpretación, evidentemente, encontró un lugar receptivo en el pensamiento de miembros laicos como Marian G. Berry[42] y Charlene Fortsch.[43] Este “nuevo estilo de futurismo”[44] recientemente ha alcanzado tanto a pastores como a estudiosos adventistas.
Por ejemplo, Siegfried Schwantes, un teólogo de Antiguo Testamento y ex profesor del seminario adventista del séptimo día de la Universidad de Andrews, y Kenneth Cox, un conocido evangelista adventista, claramente espera un cumplimiento literal de estos días justo antes de la segunda venida de Jesús.[45] De forma similar, Samuel Nuñez, un estudioso del Antiguo Testamento, aboga por su interpretación utilizando un enfoque más académico. Su cuidadoso estudio de las palabras hebreas y la estructura de Daniel pueden ofrecer un apoyo interesante para esta nueva interpretación.[46] La discusión ahora se enfocará en describir algunos de sus principales argumentos.
Sin embargo, antes de considerar los argumentos de Nuñez, vale la pena resaltar dos principales suposiciones sostenidas por los defensores. Primero, los 1260, los 1290 y los 1335 días son días literales que tendrán su cumplimiento en el futuro.[47] Segundo, los eventos de los 1260, los 1290 y los 1335 días comienzan con una ley dominical universal o nacional.[48] Sin embargo, debe notarse que Nuñez no se enfoca de forma amplia en los eventos y el momento exacto en el que estos tiempos proféticos se cumplirán.[49] En cambio, invierte tiempo y esfuerzo exegético para demostrar que estos días deben ser comprendidos literalmente como parte del tiempo del fin.[50]
Según Nuñez, hay varias razones exegéticas para interpretar estos tiempos proféticos de forma literal. Primero, Nuñez señala que la estructura quiástica de Daniel 12 indica que los versículos 1-6 y 8-13 tratan sobre los eventos del “tiempo del fin”.[51] Por ende, los periodos proféticos incluidos en estas secciones deben referirse al tiempo y a la historia de los últimos días. Segundo, cada vez que el Antiguo Testamento usa la palabra yom o yamim (día, días) con un número ordinal o cardinal la medida de tiempo descrita es siempre literal.[52] Debido a que los periodos de tiempo de Daniel 12:11, 12 están expresados por números cardinales, deberían ser comprendidos de forma literal. Para Nuñez esto es autoevidente, debido al hecho de que los periodos simbólicos en Daniel 7 (iddan), Daniel 8 (ereb boqer), Daniel 9 (sabuim) y Daniel 12:7 (mo’ed – tiempo) nunca usan el término yom (día). Tercero, Daniel usa la misma estrategia en todas las visiones literales. Primero describe la visión y luego viene el periodo profético: (a) 7:2-14 y 7:25; (b) 8:3-12 y 8:14, 26; (c) 11:2-12:4 y 12:7, 11, 12.[53] Los únicos periodos, según Nuñez, que deben ser comprendidos de forma literal en estas estructuras literarias son las presentadas en los versículos 11 y 12 de Daniel 12.
Además, Nuñez sugiere otras conclusiones para apoyar su posición que no necesaria y fácilmente pueden ser asumidas desde su trabajo exegético. Por ejemplo, argumenta que los términos hebreos en el capítulo 12 tamid (continuo) y shiqqus shomen (abominación desoladora) se relacionan a los eventos del fin. Estos eventos son identificados con las acciones futuras del rey del norte contra el ministerio celestial de Cristo, especialmente en relación con los ataques contra el cuarto mandamiento de la ley de Dios.[54] Parece que Nuñez cree que el “continuo” y la “abominación desoladora” del capítulo anterior comparten similitudes con Daniel 12. Sin embargo, los eventos históricos y el tiempo del cumplimiento de estos dos capítulos son diferentes, y los agentes activos de los capítulos 8 y 12 señalan a diferentes identidades históricas, a saber, el cuerno pequeño y el rey del norte. Finalmente, Nuñez también afirma que, aunque en las primeras tres visiones del libro (capítulos 2, 7, 8) la estructura literaria tiende a ser simbólica, los últimos capítulos (11 y 12) tienden a ser literales. En resumen, para Nuñez, las palabras del “varón vestido de lino” (12:6) indican que la visión de Daniel 12 debe ser comprendida como señalando al tiempo del fin; es acerca de eventos que deben ocurrir en el tiempo del fin.[55]
Como puede observarse, la interpretación literal reconoce a las profecías de tiempo de Daniel 12 como días literales. En este enfoque, algunos intérpretes tienden a ver el cumplimiento de estos tiempos en el pasado, mientras que otros creen que se cumplirán en el futuro. El enfoque futurista a estas profecías ha obtenido apoyo y aceptación en algunos círculos de la iglesia adventista. Sin embargo, el apoyo de este punto de vista sigue siendo insignificante en comparación con el apoyo al punto de vista historicista tradicional. La interpretación idealista de Daniel 12:11, 12 en la escatología adventista será discutida a continuación.
La perspectiva múltiple y las interpretaciones idealistas
Los múltiples cumplimientos de Desmond Ford, o “principio apostelesmatico” y el enfoque literal a Daniel 12 de Zdravko Stefanovic representan enfoques menores en los estudios adventistas sobre Daniel 12. Ford propone una interpretación que armonice todos los principales sistemas de estudios proféticos; el historicista, las escuelas preterista y futurista. Stefanovic argumenta por un abordaje idealista o espiritual que minimiza la aplicación y cumplimiento histórico de las profecías apocalípticas.
El enfoque de perspectivas múltiples de Desmond Ford en Daniel 12
Desmond Ford aborda el libro de Daniel desde el método de interpretación histórico gramatical contextual crítico.[56] F. F. Bruce, en el prólogo del Commentary of Daniel [Comentario de Daniel] de Ford, indica que Ford escribió su disertación “basado en la exégesis primaria del texto bíblico… que establece lo que el autor quiso decir y lo que los primeros lectores comprendieron, o que se esperaba que comprendieran”.[57] Bruce, sin embargo, enfatiza que Ford en su comentario “va más allá a explorar y exponer el sentido plenario”[58] de las visiones de Daniel.
Ford brevemente bosqueja su posición sobre los 1290 y los 1335 días. Al hacerlo, depende en gran medida en las obras de Wordsworth y Fausset para sugerir que estas fechas pueden ser comprendidas como “principios de día-año así como también de día-día”.[59] En otras palabras, para Ford, estos periodos proféticos pueden ser interpretados como días literales o simbólicos. Consecuentemente, los 1290 y 1335 días han tenido dos cumplimientos completamente diferentes.
Primero, el evento histórico principal y previsto es identificado con Antíoco Epífanes y sus acciones repulsivas en el templo de Jerusalén. Segundo, estas profecías también han tenido un segundo cumplimiento a través de la historia de la iglesia medieval y la “supremacía del anticristo desde el 538 d.C. al 1798 d.C.”.[60] Sin embargo, Ford no limita posibles cumplimientos de estas profecías a estos dos eventos. También está abierto a otro probable “cumplimiento apotelesmatico” en los últimos días. El afirma: “[Daniel] está diciendo que en este tiempo del fin ocurrirá una repetición de lo que ocurrió a través de la historia cristiana”.[61] Convenientemente, Ford parece acomodar a propósito sus argumentos para combinar tres métodos hermenéuticos y conclusiones de interpretaciones proféticas, a saber, el ampliamente reconocido preterismo académico, el historicismo de su propia tradición y un tipo de futurismo profético. Esto representa un enfoque idealista, abriendo un lugar en la mesa a todos estos múltiples cumplimientos.
El abordaje idealista de Zdravko Stefanovic en Daniel 12:11
Zdravko Stefanovic, un profesor de Antiguo Testamento, escribió el más reciente comentario sobre Daniel desde una perspectiva adventista, titulado Daniel, Wisdom to the Wise: Commentary on the Book of Daniel [Daniel, sabiduría a los sabios: comentario sobre el libro de Daniel]. El comentario ha recibido excelentes críticas “por abrir una perspectiva fresca mientras que preserva la comprensión histórica adventista”.[62]
Stefanovic divide su comentario en tres partes principales. La primera, las notas, explora “los aspectos lingüísticos, literarios e históricos del texto original”.[63] Estas notas exegéticas apoyan la segunda sección, la exposición, donde sugiere, “lo que significaba el texto en el tiempo en el que fue escrito basado en lo que el autor probablemente quería decir”.[64] Estas dos secciones parecen presentar el punto de vista del autor acerca del significado de las visiones proféticas de Daniel.[65] La última sección contiene el resumen de enseñanza donde el autor explica “lo que el texto significa hoy”.[66] También es importante notar que en los capítulos 2, 7-12, en lugar del resumen de la enseñanza, hay aplicaciones de las profecías de Daniel que presentan la comprensión histórica tradicional de estos capítulos.[67] Sin embargo, parece que el autor es cuidadoso de distanciarse de las aplicaciones históricas de las profecías de Daniel. Él presenta de forma objetiva las posiciones tradicionales, pero no defiende o apoya ninguna interpretación en particular. Su metodología exegética parece llevarlo a abandonar la tarea de encontrar algún cumplimiento histórico para las visiones de Daniel.[68]
Por lo tanto, según Stefanovic, “es difícil elaborar un significado simbólico”[69] acerca de los 1290 y los 1335 días. Consecuentemente, ni un significado literal ni lo que Stefanovic llama “significado simbólico” es obvio en el contexto de Daniel 12.[70] Ayudado por su enfoque exegético, Stefanovic propone un “enfoque literario” a Daniel 12:11, 12 explicando,
“La forma más satisfactoria de ver los números dados en estos pasajes es literal. Cuando estos dos números se colocan juntos con la expresión tiempo, tiempos y mitad del versículo 7, entonces los tres números, a saber, 1260 días, 1290 días y 1335 días, aparecen en progresión numérica. Esta progresión deja que el lector del libro sepa que una aparente “demora” en la expectativa del fin es posible desde el punto de vista humano”.[71]
Por lo tanto, para Stefanovic, Dios no le reveló a Daniel una secuencia histórica de sus acciones a través de la historia o para el futuro del pueblo de Dios, o incluso para el tiempo de Daniel.[72] Dios meramente le informó a Daniel que sus batallas contra las fuerzas espirituales antagonistas, aquellas que están en abierta oposición a sus propósitos, durarían más de lo que Daniel y los creyentes pudieran haber anticipado previamente.
Una breve evaluación de las interpretaciones
Aquí, las diferentes posiciones discutidas anteriormente son brevemente evaluadas. Primero, el enfoque simbólico a Daniel 12:11, 12 parece representar la interpretación más plausible para estos periodos proféticos. Aparentemente, la interpretación tradicional historicista respeta la estructura literaria, contextual y temática del libro de Daniel. Además, desde la perspectiva histórica, la interpretación simbólica ha demostrado la exactitud de los eventos históricos en conexión con los 1290 y 1335 días. Recientemente, Jean Carlos Zukowski defiende la exactitud del año y eventos del 508 d.C. como el punto de partida de estos periodos proféticos. Sugiere que los compromisos religioso-políticos entre el estado y la iglesia experimentó ese año un nivel de compromiso nunca antes visto en la historia de la iglesia cristiana.[73]
Sin embargo, parece que algunas áreas necesitan más trabajo y clarificación. Primero, la escuela historicista de interpretación puede necesitar aclarar su metodología y hermenéutica. Por ejemplo, muchas interpretaciones dicen usar un enfoque historicista al libro de Daniel pero llegan a diferentes conclusiones acerca del cumplimiento histórico y profético de las profecías numéricas de Daniel.[74] Segundo, parece que la interpretación apropiada del año histórico de inicio de los 1290 y 1335 días está estrechamente relacionado a la identificación apropiada de la entidad histórica o espiritual a la que señala el “continuo”.
Aunque los pioneros ampliamente identificaron el tamid con el continuo paganismo del poder romano, estudiosos adventistas más recientes tomaron la posición de que el “continuo” señala al ministerio celestial de Jesucristo. A principios de la interpretación adventista de estos periodos proféticos, John N. Loughborough se dio cuenta que aquellos que argumentaban que el “continuo” representa los sacrificios diarios judíos o el ministerio permanente de Cristo en el santuario celestial “no encontraron ningún evento al cual llegarían los 1290 o los 1335 días”.[75] Por lo tanto, estudiosos adventistas modernos que identifican el “continuo” con la intercesión continua de Jesús en el santuario celestial deben dejar en claro qué acciones históricas específicas de la intercesión de Cristo fueron quitadas por las acciones del cuerno pequeño durante los años 508 y 538 d.C.[76] De esta manera, la interpretación historicista tradicional presentaría de forma más precisa el año 508 d.C. como el punto de inicio de los 1290 y 1335 días.
Parece que la posición de Nuñez presenta algunos puntos esenciales de preocupación.[77] Primero, parece ser inconsistente con la estructura de Daniel 12 el hecho de sacar el versículo 7 para interpretar los 1260 días siguiendo la posición adventista tradicional.[78] En contraste, Berry consistentemente interpreta el versículo 7 como literal en el tiempo en el futuro junto con los 1290 y 1335 días.[79] Segundo, Nuñez insinúa que el término hebreo yom, acompañado por números cardinales, requiere una interpretación literal, olvidando que la expresión pertenece a la sección apocalíptica del libro de Daniel. En las secciones proféticas de la Biblia, la palabra “día” requiere una comprensión simbólica. Tercero, Nuñez no ofrece ninguna evidencia histórica de las Escrituras para relacionar la abominación desoladora a la imposición de la adoración en domingo en los últimos días.[80] Aparentemente, la abominación desoladora no está limitada a suplantar el día del Señor, pero más específicamente a oscurecer la obra salvífica de Cristo con provisiones humanas de salvación. Finalmente, Nuñez frecuentemente ofrece traducciones alternativas del texto hebreo para apoyar sus conclusiones teológicas. Nuñes, evidentemente, deja la escuela historicista de interpretación, al menos en Daniel 12, para aventurarse a la interpretación especulativa de los 1290 y 1335 días.
Para defender el cumplimiento literal en el contexto de Daniel de estas profecías, Conttrell aplica características de profecías clásicas a la literatura apocalíptica. Mientras que las profecías clásicas están condicionadas a la respuesta humana a la invitación divina, las profecías apocalípticas, no. Él dice: “Puesto que la profecía predictiva es una declaración del propósito divino, y su cumplimiento en la historia está condicionado a la respuesta de aquellos a quien está dirigida, el no cumplimiento dentro del contexto histórico hace de estas predicciones sujetos de reinterpretación por los escritores inspirados posteriores”.[81] Debe notarse, sin embargo, que aunque él reconozca que las profecías apocalípticas no cumplidas pueden ser reinterpretadas por profetas autorizados, no menciona ninguna reinterpretación posible de las profecías de Daniel como válidas.
El enfoque de Stefanovic como una espiritualización idealista de las profecías de Daniel contiene enormes implicaciones para los estudios de Daniel en general y para la escatología adventista en particular. Si los periodos proféticos de Daniel 12 significan solo una demora en el propósito de Dios para su pueblo, entonces Daniel se vuelve un libro sin énfasis escatológico y profético. Todas las posiciones históricas asumidas por la iglesia a través de la historia se vuelven irrelevantes e innecesarias.
Finalmente, Desmond Ford, en su intento de unir los métodos de investigación y conclusiones de cuatro escuelas de interpretación profética en conflicto, argumenta a favor de un enfoque de perspectivas múltiples para la interpretación de las profecías de Daniel. Tal enfoque de múltiples perspectivas se resume en este axioma interpretativo: “debe decirse que cada uno de los sistemas es correcto en lo que afirma e incorrecto en lo que niega”.[82] Uno de los principales problemas con el enfoque de Ford es que su “principio apotelesmatico” intenta encontrar algunas verdades en todos los sistemas de interpretación profética sin necesariamente criticar los grados de error inherentemente presente en esos sistemas.
La identidad escatológica de los adventistas del séptimo día: una reflexión
Antes de concluir este estudio, es importante discutir brevemente algunos puntos principales de la identidad teológica y escatológica de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en relación con las interpretaciones de las profecías de tiempo de Daniel 12. ¿La escatología adventista del séptimo día tiene una identidad específica? Si la tiene, ¿cómo tal identidad se relaciona con la identidad teológica de la Iglesia Adventista? Uno argumentaría que, teniendo en cuenta el consenso general de los intérpretes adventistas, la marca principal de la identidad escatológica de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es un enfoque historicista a las profecías escatológicas de Daniel y Apocalipsis. Desde este aspecto clave de la identidad escatológica adventista surgen dos principios hermenéuticos principales. Primero, todas las profecías de Daniel y Apocalipsis fluyen en un continuo histórico armonioso desde el 457 a.C. hasta 1844 d.C. Segundo, para cumplir ese continuo histórico, las profecías expresadas como “días” deben ser interpretadas por el principio día-año.
Obviamente, si estamos de acuerdo en que la identidad escatológica de la Iglesia Adventista está estrechamente relacionada a los principios mencionados arriba, entonces, los enfoques literal e idealista a Daniel 12 están en conflicto con tal identidad. Ambos enfoques, por lo menos en cuanto a su posición acerca de Daniel 12, disputa el principio día-año y el continuo historicista de las profecías apocalípticas.
Sin embargo, la teología adventista también está caracterizada por una comprensión dinámica de la verdad bíblica. Según George R. Knight, el concepto de “verdad presente” como una marca distintiva de la teología adventista implica un rechazo a la “rigidez del clero” así como la aceptación de la “comprensión progresiva” de la doctrina bíblica.[83] En este sentido, Roberto Badenas reclama con razón “para la cristiandad adventista, la misma palabra ‘verdad’ debería significar descubrimiento y crecimiento”.[84] Aparentemente, esta realidad de la identidad teológica de la Iglesia continúa llamándonos a ser abiertos en diferentes maneras de interpretación bíblica o comprensión sin a priori cerrar la puerta en favor de las posiciones del dogmatismo histórico.
En otras palabras, los adventistas no deberían asumir posiciones históricas sobre la teología y la escatología como “verdad final”, sino que deberían participar en una búsqueda continua, humilde y diligente de la verdad que abre el camino a una luz cada vez mayor. En fiel aceptación de esta identidad, los intérpretes adventistas deberían continuar evaluando esas posiciones que parecen apartarse de la comprensión tradicional de la iglesia. Al hacerlo, deberían reforzar esos elementos que parecen nutrir la visión apocalíptica y escatológica de la Iglesia. Una renovada exposición de interpretaciones tradicionales puede ser de beneficio para la mentalidad postmoderna de jóvenes creyentes y apoyar la expectativa continua adventista por la segunda venida de Jesucristo.
Ciertamente, el sentido de “verdad presente” requiere un conocimiento siempre en aumento y un estudio de las enseñanzas bíblicas. La oración honesta y el escrutinio meticuloso de la Biblia deberían marcar tal búsqueda continua de la verdad. La nueva luz no necesariamente niega o socava la verdad establecida. También podría añadir nuevas perspectivas o enfoques a enseñanzas ampliamente aceptadas. Al hacer esta obra, parece ser esencial recordar dos consejos de la pluma de Elena de White. Ella propone que, por un lado, las verdades tradicionales siempre están abiertas a corrección por la Palabra de Dios; la nueva luz siempre es bienvenida en la comunidad de la fe. Ella afirma:
“No hay excusa para que alguno tome la posición de que no hay más verdades para ser reveladas, y que todas nuestras exposiciones de las Escrituras carecen de errores. Que ciertas doctrinas hayan sido sostenidas como verdades durante muchos años no es una prueba de que nuestras ideas son infalibles […] Ninguna doctrina verdadera perderá algo por una investigación cuidadosa”.[85]
Por otro lado, ella amonesta que el enemigo de Dios está siempre listo a introducir errores doctrinales como nueva luz bíblica dentro de la comunidad cristiana. Ella señala: “El gran seductor dispone de muchos agentes listos para presentar cualquier error para engañar a las almas, herejías preparadas para adaptarse a todos los gustos y capacidades de aquellos a quienes quiere arruinar”.[86] Por lo tanto, la nueva luz debería ser cuidadosamente evaluada por el testimonio de las Escrituras y la comunidad de la fe.
Conclusiones e implicaciones
Evidentemente, la mayoría de los teólogos adventistas del séptimo día han sido unívocos en su creencia que el enfoque historicista tradicional representa la mejor interpretación de Daniel 12:11, 12. Este grupo de intérpretes defiende un enfoque historicista a las profecías apocalípticas. En los últimos treinta años, algunos teólogos adventistas han estado inclinados a interpretar estos días proféticos como días literales en el pasado o en el futuro. Otros intérpretes prefieren el abordaje de múltiples cumplimientos o la espiritualización idealista como el significado apropiado de los 1290 y 1335 días. Estas nuevas posiciones han desafiado el punto de vista histórico de la iglesia. Este cambio de la uniformidad a la diversidad tiene razones históricas, sociales y teológicas que vale la pena investigar en estudios futuros.
Dos implicaciones de este estudio ameritan atención. Uno es que la iglesia tiene dos grandes fuentes de identidad. Por un lado, la identidad teológica de la “verdad presente” se aplica como un enfoque general a los estudios de la Biblia. Por otro lado, la identidad escatológica descrita arriba como enfoque a las profecías bíblicas. Parece clave que los teólogos adventistas trabajen con estas dos identidades en mente para desarrollar aún más los enfoques adventistas a las profecías bíblicas. En otras palabras, los trabajos actuales sobre interpretación profética desde una perspectiva adventista deberían apreciar ambos conceptos de verdad progresiva, así como la naturaleza apocalíptica de la escatología adventista. En segundo lugar, parece obvio, (por lo menos en estudios proféticos de Daniel y Apocalipsis), que actualmente existe una diversidad de enfoque teológicos dentro de la Iglesia Adventista. La pregunta a considerar es: ¿Qué tipo de diversidad puede ser aceptada sin perder o poner en peligro la identidad teológica y escatológica de la Iglesia?
[1] Gerhard Pfandl. “Ten Big Ones,” Adventist Review, 2004. Online: http://www.adventistreview.org/2004-1536/story2-1.html (Ingresado el 3 de septiembre, 2011).
[2] Por ejemplo, el Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día afirma que la interpretación correcta de estas profecías depende ampliamente de la interpretación de “continuo”, Francis D. Nichols ed., “A thousand two hundred and ninety days,” in The Seventh-day Adventist Bible Commentary, vol. 4 (Washington, DC: Review and Herald, 1976), 880. También ver, C. Mervyn Maxwell, God Cares: The Message of Daniel for You and Your Family (Boise, ID: Pacific Press, 1981), 299-304; Edwin R. Thiele, Outline Studies in Daniel (Berrien Springs, MI: Emmanuel Missionary College, 1947), 148; G. Arthur Keough, God and Our Destiny, Adult Sabbath School Lessons, January–March 1987 (Nampa, ID: Pacific Press, 1986), 96. Clifford R. Goldstein, The Gospel 1844, and Judgment, Adult Sabbath School Bible Study Guide, July–September 2006 (Nampa, ID: Pacific Press, 2006).
[3] Ver, por ejemplo, Robert Fleming, Apocalyptical Key: And Extraordinary Discourse on the Rise and the Fall of Papacy (Edinburg: Johnstone, Hunter, and Company, 1879); Joseph Mede, The Works of the Pious and Profoundly-Learned Joseph Mede, 4th edition (London: Roger Norton, 1677), 717-724; 903-923.
[4] Thomas Newton, Dissertations on the Prophesies which Have Remarkably Been Fulfilled, and at This Time are Fulfilling in the World, vol.1 (London: W. Baynes, 1803), 373-378. Aunque Newton publicó su obra en 1754, todavía tenía mucha influencia durante las primeras décadas del siglo XIX. Él también fue uno de los teólogos más influyentes con abordaje historicista a las profecías de Daniel y Apocalipsis durante las últimas décadas del siglo XVIII.
[5] John Bacon, Conjectures in Prophecies [microform]: Written in the Fore Part of the Year 1799
(Boston: David Carlisle, 1805). Lo que es importante en este panfleto es el uso del principio “días por años”, conectando la profecía de los 1290 y 1335 días con la apostasía papal. También conectó los periodos de tiempo de Daniel 12 con los 2300 días de Daniel 8:14. El dató estos periodos, aparentemente siguiendo a Thomas Newton, del 606 d.C. Otro teólogo importante del siglo XVIII fue John Gill, “The Sure Performance of Prophecy”. Un sermón predicado a la sociedad que apoya la lectura de los miércoles de tarde en Great East-Cheap, 1º de enero, 1755. Por John Gill, D.D., London, 1755. Eighteenth Century Collections Online. Gale. Andrews University James White Library. http://find.galegroup.com/ecco/infomark.do?&source=gale&prodId=ECCO&userGroupName=mlc2104&tabID=T001&docId=CW121731766&type=multipage&contentSet=ECCOArticles&version=1.0&docLevel=FASCIMILE>, acceso el 30 de junio de 2014.
[6] Para expositores de las profecías de Daniel y Apocalipsis en las primeras décadas del siglo XIX, ver LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, vols. 3-4 (Washington, DC: Review and Herald, 1950). Algunos intérpretes representativos son, George S. Faber, The Sacred Calendar of Prophecy: Or A Dissertation of the Prophecies, Which Treat of the Grand of Seven Times, And Especially of the Its Second Moiety or the Latter Three Times and Half (London: W. E. Painter, 1844); Adam Clark, Bible Commentary, Daniel, Revelation (New York: J. Emory and B. Waugh for the Methodist Episcopal Church, 1826); Edward Irving, Babylon and Infidelity Foredoomed of God (Glasgow: Chalmers and Collins, 1826).
[7] El movimiento Millerita fue parte del Segundo Gran Despertar en los Estados Unidos. La mayoría de los teólogos y predicadores del Segundo Gran Despertar sostenía un punto de vista premilenial de las profecías bíblicas. Me parece, comparando las obras de Miller con otras interpretaciones proféticas de ese tiempo, que Miller presentaba un abordaje premilenial consistente, y bíblico a las profecías de Daniel y Apocalipsis. Charles E. Hambrick-Stowe llegó a una conclusión similar: “el esquema de interpretación [de Miller] constituyó el primer desafío premilenial convincente para el insípido postmilenialismo protestante estadounidense”, Charles G. Finney and the Spirit of American Evangelicalism (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1996), 206. De hecho, el punto de vista premilenial de Miller impactó a los teólogos expostmilenialistas como Walter Scott, Barton W. Stone y otros, ver E. Brooks Holifield, Theology in America: Christian Thought from the Age of the Puritans to the Civil War (New Haven, CT: Yale University Press, 2003), 301.
[8] William Miller, “Miller’s Letters No. 5: The Bible Its Own Interpreter,” Signs of the Times, May 15, 1840, 25.
[9] William Miller, Evidences from Scripture and History of the Second Coming of Christ, about the Year 1843, and his Personal Reign of 1000 Years (Brandon, VT: Vermont Telegraph Office, 1833), 3-6. Él dijo: “Saber si tenemos o no el verdadero evento histórico para el cumplimiento de una profecía. Si encuentra cada palabra de la profecía (después que las figuras sean comprendidas) esté literalmente cumplida, entonces podrá saber que su historia es el verdadero evento. Pero si una palabra no tiene cumplimiento, entonces hay que buscar otro evento, o esperar su desarrollo futuro. Porque Dios se encarga que la historia y la profecía estén de acuerdo, para que los hijos de Dios verdaderos y creyentes nunca sean avergonzados. Ps. xxi. 5. Isa xiv. 17-19. 1 Pet. ii. 6. Rev. xvii. 17. Acts iii. 18.” Miller también asumió otras características del historicismo como el principio “día por año”.
[10] Miller, Evidences, 24, 30.
[11]Debería notarse que Miller calculaba el inicio de estos periodos al conectar Apoc. 13:18 con Dan. 11:31. Él asumía que el número de la bestia se refería a los años que el cuarto reino tendría dominio sobre los judíos y cristianos. Para él, “Roma pagana sería el cuarto reino en 158 años antes de Cristo cesarían, 508 años después de Cristo” (Miller, Evidences, 25, 30). J. V. Himes and Josiah Litch, “Synopsis of Miller’s Views,” Signs of the Times, January 25, 1843, 148, 149, presentaba un resumen de las ideas de Miller diciendo que “el número 1335 días, desde que Roma pagana era quitada, 508 d.C., para colocar a la Roma papal, y el reinado del papado, es 1290 días, lo que se cumplió en exactamente 1290 años, 1798. Esto prueba que los 1335 días debían ser considerados años, y que Daniel estaría en ese montón en 1843 d.C.”.11 Por lo tanto, en 1798, Roma papal estará quebrantada, dejando 45 años para esparcir el evangelio en preparación para la segunda venida y la eternidad. Ver J. V. Himes, Josiah Litch, y S. Bliss, eds., “Synopsis of Miller’s Views,” Signs of the Times, January 25, 1843, 148, 149.
[12] Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, 4:734.
[13] Froom, 4:737
[14] Esta declaración fue publicada originalmente en “Dear Brother and Sister,” Present Truth, November 1, 1850, 87. En esta publicación, su declaración es levemente diferente, “He visto que el diagrama de 1843 fue dirigido por la mano del Señor, y que no debe ser alterado; que las cifras eran como él las quería; que su mano cubrió y ocultó una equivocación en algunas de las cifras, para que nadie pudiese verla, hasta que la mano de Dios se apartase”. Luego, esta declaración se repitió en A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White (Saratoga Springs, NY: James White, 1851), 61, y en Early Writings (Battle Creek, MI: Seventh-day Adventist Publ. Assn., 1882), 74. En el CD Rom Ellen G. White Writings: Comprehensive Research Edition se añade una nota que explica que el comentario acerca de la tabla de Elena de White “se aplica a la tabla utilizada durante el movimiento de 1843, y tiene una referencia especial al cálculo de los periodos proféticos como aparecen en la tabla”.
[15] Hiram Edson, “The Time of the Gentiles, And the Deliverance and Restoration of the Remnant of Israel from the Seven Times, or 2520 years of Assyrian or Pagan and Papal Captivity Considered,” Review and Herald, January 10, 1856, 113. Es interesante que Edson cita a Elena G. White casi de memoria, diciendo: “Es evidente que Dios vio apropiado que haya un error en alguna cifra de la tabla de 1843, pero por un sabio propósito ocultó ese error hasta que el tiempo apropiado llegara para que el error fuera desarrollado”. La referencia a “cifras” parece referirse a los eventos que esperaban que se cumplieran con relación a las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14.
[16] Uriah Smith, “The 1335 Days,” Review and Herald, July 2, 1867, 40. Ver también, Uriah Smith, Daniel and the Revelation (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2005), 323-334.
[17] William Shea, Daniel: A Reader’s Guide (Nampa, ID: Pacific Press, 2005), 8, 9.
[18] Ibid., 272.
[19] William H. Shea, «Time Prophecies of Daniel 12 and Revelation 12-13,» in Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Revelation -Book I, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 6 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute of the General Conference of Seventh-day Adventists, 1992), 327-360; William Shea, Daniel: A Reader’s Guide, 272.
[20] Shea, 272.
[21] Ibid.
[22] William Shea, Daniel: A Reader’s Guide, 274-276. Ver también, Jacques B. Doukhan, Secrets of Daniel: Wisdom and Dreams of a Jewish Prince in Exile (Hagerstown, MD: Pacific Press, 2000), 186-189.
[23] Gerhard Pfandl, Daniel: The Seer of Babylon (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2004), 118.
[24] Ibid, 119.
[25] Gerhard Pfandl, Time Prophesies in Daniel 12, Biblical Research Institute Releases, no. 5 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute of the General Conference of Seventh-day Adventist, 2005), 1.
[26] Ibid, 2.
[27] Ibid, 3.
[28] Ibid.
[29] Cf. Dan 11:36 y 12:6.
[30] Cf. Dan 11:31 y Dan 12:11.
[31] Ibid.
[32] Pfandl, Daniel: The Seer of Babylon, 119. Otra contribución importante desde un abordaje exegético e histórico es la de Frank W. Hardy, “The 1290 and 1335 days of Daniel 12: Past or Future?” in Ron du Preez ed., Prophetic Principles: Crucial Exegetical, Theological, Historical, and Practical Insights (Lansing, MI: Michigan Conference of Seventh-day Adventists, 2007), 271-298.
[33] Las presuposiciones hermenéuticas del preterismo están en amplio desacuerdo con conceptos claves de la teología adventista en términos de autoría, fecha, inspiración y exactitud de las Escrituras. Para una breve descripción de las principales presuposiciones de la escuela preterista, ver Alden Thompson, “Apocalyptic: Daniel,” in Introducing the Bible: The Old Testament and Intertestamental Literature, vol. 1, eds. Douglas R. Clark and John C. Brunt (New York: University Press of America, 1997), 527.
[34] Por ejemplo, Carlos Nina Ortiz, un exprofesor y pastor en la Universidad Adventista Dominicana (UNAD), sostiene el punto de vista que los 1290 y 1335 días no están conectados con los 1260 días y la abominación papal. Él conecta esos periodos con la abominación que causó la desolación anunciada por Jesús (Mat. 24:15, 16), el ejército imperial romano. Por lo tanto, mantiene que los 1290 y los 1335 días son días literales. El punto de partida de estas profecías es el sitio de Jerusalén por parte de Gaius Cestius Gallus, 14 de Tishri, 66 d.C., terminando los 1290 días cuando Titus Flavius Caesar nuevamente sitió la ciudad el 14 de Nissan, 70 d.C. Los 1335 días, según su punto de vista, no terminaron la abominación 45 días después, sino que solo marcaron su clímax. Su interpretación, sin embargo, carece de apoyo bíblico e histórico y es errático en muchos puntos. Carlos Nina, Las profecías de Daniel 12 y el tiempo del fin [The Prophecies of Daniel 12 and the Time of the End] (Santo Domingo, Dominican Republic: Carlos Nina Ortiz, 2004), 89-103.
[35] Raymond F. Cottrell, The Prophecies of Daniel and Revelation: Part 1 – Daniel: A Syllabus for use in Lower Division College Classes (Angwin, CA: Pacific Union College, 1951), 105.
[36] Raymond F. Cottrell, The Eschatology of Daniel 10 to 12, unpublished manuscript, n.p., 1994 (Raymond F. Cottrell Collection, Bx. 13, Fld. 20), Andrews University, Center for Adventist Research, Berrien Springs, MI.
[37] Ibid., 114.
[38] Ibid., 114.
[39] Alberto R. Timm, “The 1,290 and 1,335 Days of Daniel 12,” online at http://www.adventistbiblicalresearch.org/documents/daniel12.htm, ingreso el 13 de noviembre de 2011.
[40] Pfandl, Time Prophecies in Daniel 12, 1.
[41] Robert Hauser, Give Glory to Him: The Sanctuary in the Book of Revelation (Angwin, CA: Robert W. Hauser, 1983). Aunque no rechaza completamente la posición adventista, sugirió que estas profecías pueden tener aplicaciones futuras. Él dice: “¿Pero no tienen estas profecías un cumplimiento en el pasado? Sí. Desde la discusión de Elena de White acerca de la tabla de 1843 podemos asumir que la aplicación histórica… en Daniel 12 era correcta. Sin embargo, no podemos asumir por lo que se dice que fuera la única aplicación” (ibid., 204). El hecho de que él podría ser el primer estudiante de la Biblia en presentar esta idea también podría apoyarse en la respuesta de Victor Michaelson a sus ideas una por una ya en 1985. Ver Michaelson, Delayed Time-Setting: Heresies Exposed (Payson, AZ: Leaves-Of- Autumn Books, 1985).
[42] Marian G. Berry, Warning in the 1260, 1290, 1335 Days Timelines of Daniel 12 (Brushton, NY: Teach Services, 1990).
[43] Charlene Fortsch, Daniel: Understanding the Dreams and Visions (Anaheim, BC, Canada: Prophecy Song, 2006). Fortsch no explica completamente sus ideas acerca de un cumplimiento futuro de estos periodos. Sin embargo, adopta el concepto que los días proféticos de Daniel 12:11, 12 son días literales para el futuro. Por ejemplo, “los siguientes periodos de tiempo no pueden ir hacia atrás y ser interpretados en el periodo de tiempo de la Alta Edad Media. Solo pueden avanzar hacia delante hacia eventos en el futuro… estos periodos de tiempo revelan los eventos finales al final de la historia de este mundo” (Ibid., 343).
[44] Michaelson, 7.
[45] Kenneth Cox, Daniel: A Closer Look at the Book that Tells What Will Happen in the End Times (Coldwater, MI: Remnant Publications, 2005), 149-155. Siegfried J. Schwantes, Comentario o Livro de Daniel, online en http://www.scribd.com/doc/51712214/DANIELSIEGFREID-J-SCHWANTES-PH-D, ingreso el 13 de noviembre de 2011, dice que este epílogo tiene su foco en “el tiempo del fin”, por lo tanto, los 1290 y los 1335 días deben ser considerados días literales. Todos los eventos descritos en Daniel 12:11, 12 ocurrirán durante la crisis final de los 1290 días, seguido por un tiempo de angustia de 45 días que terminarán con la segunda venida de Jesucristo (ibid., 133). Schwantes es un reconocido estudioso del Antiguo Testamento. Tiene un PhD por la Universidad Johns Hopkins.
[46] Samuel Nuñez, Las profecías apocalípticas de Daniel: La verdad acerca del futuro de la humanidad [The Apocalyptical Prophecies of Daniel: The Truth about the Future of Humanity] (Mexico, DF: Samuel Nunez, 2005).
[47] Hauser, 202; Berry, 135; Fortsch, 343; Schwantes, 133; Cox, 155; Nunez, 191, 195.
[48] En este aspecto difieren. Nuñez separa los 1260 días de los 1290 y los 1335 días (195), aunque la ley dominical inicia ambos periodos. Hauser (208) y Berry (138) inician los 1335 días con una ley dominical nacional en los Estados Unidos, y los 1260 días y los 1335 días con una ley dominical mundial.
[49] Aunque afirma que una ley dominical será el punto de partida de estas profecías, no es tan descriptivo como Hauser y Berry, 195, 196.
[50] Samuel Nuñez, “The Prophecy of the Man Clothed in Linen in Daniel 12:5-13,” unpublished manuscript, San Marcos, CA, n.d.
[51] Ibid., 19.
[52] Ibid., 40.
[53] En este aspecto exegético específico, Nuñez concuerda con Shea y Pfandl.
[54] Ibid.
[55] Nuñez, Las profecías apocalípticas, 191-196.
[56] Desmond Ford, Daniel (Nashville, TN: Southern Pub. Assn., 1978), 5.
[57] Ibid.
[58] Ibid.
[59] Ibid., 283.
[60] No explica cuándo comenzaron y terminaron estos días.
[61] Ford, Daniel, 283.
[62] Ver la afirmación de Alden Thomson en la contratapa de Zdravko Stefanovic, Daniel, the Wisdom to the Wise: Commentary on the Book of Daniel (Nampa, ID: Pacific Press, 2007).
[63] Stefanovic, Daniel, 12.
[64] Ibid.
[65] Stefanovic claramente declara el propósito principal de su obra afirmando que “este comentario es expositivo bíblico, se enfoca en el texto y temas del libro de Daniel y en los puntos de enseñanza que derivan de ellos. Debido a su foco en el texto bíblico, este comentario no tiene la intención de ser una herramienta de recursos que proporcione riqueza de material sobre literatura apocalíptica ni otras disciplinas como teología dogmática o historia de la iglesia”. Ver Stefanovic, Daniel, 12.
[66] Ibid.
[67] Ibid.
[68] Ver las reseñas del libro escrito por Angel M. Rodriguez y Frank W. Hardy: Rodriguez, “[Book Review] Daniel: The Wisdom to the Wise: Commentary on the Book of Daniel,” Ministry, March 2008, 28, 29; Hardy, “[Book Review] Daniel: The Wisdom to the Wise: Commentary on the Book of Daniel,” Ministry, March 2008, 29.
[69] Stefanovic, Daniel, 12, 444.
[70] Ibid., 447.
[71] Ibid., 447, 448.
[72] Los proponentes del abordaje idealista a Daniel y Apocalipsis argumentan que las profecías bíblicas no tienen la intención primaria como una referencia a eventos históricos específicos, sino como una manifestación de lecciones espirituales y/o la forma como Dios trata a través de la historia con la injusticia, el mal y la opresión. De tal manera, las aplicaciones históricas de las profecías de tiempo de Daniel y Apocalipsis son minimizadas o negadas. Por ejemplo, Willard H. Hinkley específicamente declaró acerca de las profecías de Daniel que “Deberíamos considerar el libro de Daniel como un todo, sabiendo que fue escrito por el bien de su significado espiritual, y no por el propósito de registrar eventos históricos conectados en serie”, The Book of Daniel: Its Prophetic Character and Spiritual Meaning (Boston: Massachusetts New-Church Union, 1894), 7-13; ver también, Jonathan Menn, Biblical Eschatology (Eugene, OR: Wipf and Stock, 2013), 194, 195; Robert H. Mounce, The Book of Revelation (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1977), 29, 43; John F. Walvoord, The Revelation of Jesus Christ (Chicago, IL: Moody Press, 1966), 17.
[73] Jean Carlos Zukowski, “The Role and Status of the Catholic Church in the Church- State Relationship Within the Roman Empire from A.D. 306 to 814,” PhD diss., Andrews University, 2009, 341-351. Él afirma: “el 508 y el 538 d.C. se señalan como las fechas clave cuando los modelos de relación entre la iglesia y el estado y entre gobernantes y el clero cambiaron”, 340. También dice: “Este estudio propone que el 508 d.C. es el año más significativo para la relación iglesia-estado en el reino de Clovis, ya que marcó la culminación de la unión entre los francos y la Iglesia Católica”, 348.
[74] Esta afirmación fue particularmente cierta dentro del contexto histórico, social y teológico de Guillermo Miller y los pioneros adventistas. Pero, esta tendencia todavía vive entre los adventistas del séptimo día, los testigos de Jehová, y la Iglesia Cristiana de Adviento, herederos de la Asociación de Abany y Guillermo Miller. Ver Clarence H. Hewitt, The Seer of Babylon: Studies in the Book of Daniel (Boston, MA: Advent Christian Publication Society, 1948), 365-367. Hewitt es un prominente teólogo y profesor en la Universidad de Aurora, un Colegio Cristiano asociado con la Iglesia Cristiana de Adviento. Este grupo es una rama de la Asociación de Albany, uno de los principales grupos que resultaron del gran chasco de 1844.
[75] J. N. Loughborough, “The Thirteen Hundred and Thirty-Five Days,” Review and Herald, April 4, 1907, 9, 10. Más recientemente, Frank W. Hardy y el Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día han hecho la misma observación, que sin un conocimiento apropiado de tamid, es imposible comprender los 1290 y los 1335 días. Ver Hardy, 282; Nichol, 880.
[76] Para mayor discusión de este tema, ver John W. Peters, “The Mystery of the Daily: An Exegesis of Daniel 8:9-14” in http://www.spvbible.org/studies, ingreso el 15 de noviembre de 2011. Ver también la respuesta a Peters, Gerhard Pfandl, “Evaluation of the ‘Mystery of the Daily’ by John Peters,” y la respuesta a Pfandl por John W. Peters “Response to Gerhard Pfandl’s Evaluation of ‘The Mystery of the Daily” in http://www.spvbible.org/miscellaneous, ingreso el 15 de noviembre de 2011. Para un desarrollo histórico de la continua controversia, ver Denis Kaiser, “The History of Adventist Interpretation of the “Daily” in the Book of Daniel from 1831 to 2008,” M.A. thesis, Andrews University, 2009.
[77] La respuesta más extensa a la interpretación de Nuñez es la de Rubén Tenorio, “Los 1260, 1290 y los 1335 días en el contexto de Daniel 8–12” [The 1260, 1290, and 1335 days in the Context of Daniel 8 to 12] y “Daniel 11 y 12: Interpretación y estructura” [Daniel 11 and 12: Interpretation and Structure], papers presentados en el Simposio Teológico, Universidad de Montemorelos, junio de 2009.
[78] Nuñez, 170. Él traduce la preposición del versículo 7 le como “después” en lugar de “para” o “durante”. Por ende, el texto se lee “¿Hasta cuándo será el cumplimiento de estas maravillas?… que deberá [ser] después (no por) un tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo” (énfasis añadido).
[79] Berry, 196.
[80] Nuñez, 189.
[81] Ibid., 125.
[82] Ford, 68.
[83] George R. Knight, A Search for Identity: The Development of Seventh-day Adventist Belief (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 21-26. También es importante resaltar que el concepto de “verdad presente” también fue visto como las verdades que descubrieron después del chasco. En otras palabras, veían componentes particulares de la verdad bíblica como de especial importancia en el tiempo del fin como las verdades que debían ser proclamadas de forma especial.
[84] Roberto Badenas, “Dealing with ‘Present Truth:’ 2 Peter 1:12 Revisited,” in Exploring the Frontiers of Faith, eds. Børge Schantz and Reinder Bruinsma (Lüneburg, Germany: Advent-Verlag, 2009), 211.
[85] Elena de White, Councils to Writers and Editors (Hagerstown, MD: Pacific Press, 1993), 35. [NT: En español, El otro poder, p. 35]
[86] Elena de White, The Great Controversy Ended . . . A Glimpse into Eternity (Silver Spring,
MD: Better Living Pub., 2002), 292. [NT: En español, El conflicto de los siglos, p. 511].