La predicación para alcanzar las nuevas generaciones

La predicación para alcanzar las nuevas generaciones

la predicación para alcanzar las nuevas generaciones: elementos y herramientas esenciales en el alcance de ese objetivo

Marcelo Ferreira Cardoso.

INTRODUCCIÓN

Derivado de la seguridad del apóstol en considerar la predicación como algo de suma importancia en el ejercicio del ministerio pastoral, Pablo en su carta al joven pastor Timoteo (2 Tim. 4:2), lo aconseja a ejercer con responsabilidad la noble tarea de la exposición de las Sagradas Escrituras, y que sirve perfectamente para nuestros días. Una investigación reciente realizada por el Instituto Gallup, en los Estados Unidos, confirmó la importancia de los sermones en la vida del creyente y de este pasaje bíblico, al identificar que para el 82% de los fieles evangélicos de diversas denominaciones los sermones que se predican en las iglesias y que enseñan profundamente sobre las Escrituras son la mayor razón para motivarlos a continuar yendo a los cultos, mientras el 76% de los cristianos en general dicen que valoran más los sermones que conectan su vida a los desafíos de la vida cotidiana.2

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Elena de White resaltando el tamaño y la importancia de esa tarea se dirige a los que se disponen a esta actividad informándoles que necesitan entender que la exposición de la Biblia por medio del sermón no consiste en una acción orientada solo por el talento y la sabiduría humana, sino debe venir del Espíritu Santo para que esté siempre lleno del poder de Dios y cumpla su voluntad.3 ¿Cuál es entonces la razón de su relevancia? La respuesta está unida directamente a la función principal que tiene un sermón, la de ser presentado objetivando el deber supremo de llevar a los oyentes a una determinada acción. El mensaje no tiene solo la función de enseñar o de repasar alguna información, es más, esos (enseñanza y comunicación) deben ser instrumentos para conducir a aquel que oye a una posición ante la Biblia y generar una transformación de vida.4

No se puede negar, que para los que predican, esta es una de las tareas realizadas en la iglesia que exige más cuidado, esta va desde la preparación a la hora de escribirlo, hasta el momento de presentarlo. Stott distingue la predicción como algo indispensable para el cristianismo, pues el cristianismo es una religión esencialmente de la expansión de la Palabra

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2 Institute Gallup. <https://news.gallup.com/opinion/polling-matters/242015/church-leaders-decliningreligious-

service-attendance.aspx>. Acesso em: 01 set. 2019.

3 WHITE, Elena G. El Ministerio de curación, p. 165.

4 REIS, Emilson dos. Como Preparar e apresentar sermões. 2.ed. Tatuí: Casa Publicadora Brasileira, 2009. p. 18.

de Dios.5 Pero, el influyente pastor británico, Martyn Lloyd-Jones, llegó a aseverar un día que predicar es uno de los grandes privilegios dados por Dios a los que se ponen a su disposición para tal actividad:

“Predicar es la actividad más admirable y emocionante en la cual una persona puede estar ocupada, por lo que ella puede propiciar a todos nosotros en el presente y por las gloriosas e infinitas posibilidades que nos reserva en el futuro eterno”.6

En los días de hoy se avecina un enorme desafío, además de los que ya suelen preocupar normalmente a los líderes religiosos o hermanos laicos que se disponen a la actividad de la exposición de la Biblia, que es el de hacer sermones que alcancen a un grupo cada vez mayor de personas formado por lo que los sociólogos y estudiosos identifican como las “nuevas generaciones”7; ellas establecen un marco nuevo en las relaciones humanas, dentro de las más diversificadas áreas de la sociedad contemporánea, incluyendo la religión. Faustino presenta en el prefacio de la obra de Hervieu-Léger, un escenario del panorama religioso brasileño, donde hace una recomposición de una imaginación a partir del siglo XX marcado por la crisis de las religiones institucionalizadas, aliada a un desinterés por la formalidad caracterizada por las religiones tradicionales, que han producido individuos desinteresados por la religión o “creyentes paseadores” y sin compromiso con una filiación religiosa, estando muchos de ellos incluidos en estas nuevas generaciones.8

En la actualidad se vive una crisis religiosa sin precedentes en el escenario mundial, en gran parte esa crisis se debe a la ruptura de las relaciones entre las llamadas religiones abrahamicas9 y una sociedad occidental cada vez más laicizada. Se entiende por laicización, cuando una sociedad se torna menos susceptible a los deseos y las reglas impuestas por las instituciones religiosas vigentes, distanciándose del modelo de una iglesia que impone reglas morales, sociales y culturales para esta sociedad. Sobre este modelo de laicización de la sociedad occidental, los sociólogos dan el nombre de teoría de la secularización y que ha dominado la reflexión de las relaciones humanas con diversas áreas de la vida, inclusive con la religión y su

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5STOTT, John. Eu creio na pregação. São Paulo: Vida, 2004. p. 15.

6 LLOYD-JONES, Martyn. Pregação e pregadores. São Paulo: Fiel, 1984. p. 71.

8 HERVIEU-LÉGER, Danièle. O peregrino e o convertido: a religião em movimento. 2. ed. Petrópolis:

Editora Vozes, 2015. p. 8.

futuro, permeando lo que se convino llamar en algún momento posmodernidad.10

El presente artículo transitará por este ambiente y tendrá como objetivo principal traer una comprensión para el momento actual que está pasando la religión hoy, más precisamente el cristianismo. Presentará la relación de la religión con la llamada nueva generación (NG) y las herramientas esenciales para conseguir alcanzar este nicho sociológico a través de sermones y predicaciones de las Sagradas Escrituras. Se hace necesario comprender el espacio que el sermón tiene en la iglesia, su relevancia en los miembros y cómo lo ven las personas de afuera de ella, entendiendo, sin embargo, las estrategias para la preparación del mensaje y su debida presentación a la (NG).

  1. Importancia de la preparación y presentación de un sermón

Si la finalidad es hablar de predicación en este artículo, se debe comprender lo que es y lo que representa esta actividad. Predicar es una de las tareas más arduas y desafiantes reservadas al ser humano. Stott, basado en las palabras de Pablo (1 Cor. 4:1, 2), afirmó: “el predicador es un dispensador de los misterios de Dios, o sea, de la auto revelación que Dios confió a los hombres y es preservada en su Palabra”.11 Esto significa que es una responsabilidad enorme ponerse ante personas para hablar en su nombre y para eso se exige preparación.12

La homilética como ciencia y silla en la teología cumple este propósito y para su mejor comprensión cabe un análisis de su definición. En el diccionario Aurelio, la palabra homilética se presenta como el “arte de predicar sermones religiosos”.13 En el griego vernáculo es, oμilia (homilía), que significa discurso público, pero que con el pasar del tiempo adquirió el sentido de una función o discurso religioso. Partiendo para una perspectiva más específica, Broadus enaltece que la homilética como ciencia, es nada más que la adaptación de la retórica ante el propósito y necesidades de la predicación cristiana;14 entonces, se puede resumir homilética como la ciencia y el arte de la predicación.

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10 HERVIEU-LÉGER, 2015, p. 31.

11 STOTT, John. O perfil do pregador. São Paulo: Sepal, 1989. p. 20.

12 BOWIE, Walter Russell. Preaching. Nashiville: Abingdon Press, 2001. p. 17.

13 FERREIRA, Aurélio Buarque de Holanda. Novo dicionário Aurélio da língua portuguesa. São Paulo:

Nova Fronteira, 1989. p. 771.

14 BROADUS, John. O sermão e o seu preparo. Rio de Janeiro: JUERP, 1960. p. 20.

Como fue visto antes, la homilética además de ciencia también debe considerarse como un arte, pues al trabajar en la preparación de un sermón se hace de manera artesanal siguiendo punto por punto los elementos que forman sus partes, hasta finalmente concluirlo y contribuir así para que muchos encaren la homilética como el arte de la predicación. Otro punto de extrema importancia es entender que predicar no es un oficio exclusivo de un líder religioso, sino es la misión de la iglesia; sin embargo, el pastor no debe abstenerse de esa actividad, pues siendo él el líder mayor de una institución, se espera que esta sea una de las muchas funciones que ejerza como de primacía y dominio.

Otro aspecto destacado es que la homilética da oportunidad y exige por parte de quien se dedica a su estudio, una investigación continua en otras áreas de la teología como la hermenéutica y la exégesis, que propician ampliar el conocimiento bíblico, facilitando su utilización en la excavación profunda de los textos bíblicos y enriqueciendo así la preparación del mismo, obligando también la comunicación a través de una interdisciplina con diversas sillas fuera del círculo teológico, Moraes señala:

“El estudio de la homilética, por supuesto, da al predicador una oportunidad de intercambio con otras disciplinas bíblicas y otras que ayudan en su interpretación; facilita la profundización en la teología para saber más sobre Dios y su revelación a los hombres; permite la utilización de las áreas del saber que ofrecen mejor comprensión del hombre, tales como la filosofía, antropología, psicología y sociología; incluye con naturalidad el estudio de la pedagogía de las ciencias de la computación, de comunicación y marketing, lo que faculta una mejor recolección de datos, la sistematización  y el alcance del mensaje.15

Es incuestionable que un sermón cuando está bien preparado llega al corazón de quien lo escucha, su relevancia no está en el mayor número de informaciones históricas, o en las curiosidades bíblicas presentadas en el texto, o en la preparación rebuscada de las palabras escritas, o en la elocuencia del presentador. Se debe entender que otro punto se coloca como esencial y se encuentra en los sermones que apasionan a las personas, al mismo tiempo que las alimentan. Una predicación realmente relevante está sustentada por una base bíblica sólida, con un contenido contextualizado y capaz de proporcionar a los oyentes las respuestas a los anhelos más complejos de su vida diaria. Para el cumplimiento de esta tarea, son imprescindibles dos situaciones: fidelidad al texto bíblico y sensibilidad a las preguntas del mundo actual.16

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15 MORAES, Jilton. Homilética: da pesquisa ao púlpito. São Paulo: Vida, 2017. p. 22.

16 ROBINSON, Haddon. A arte e o ofício da pregação bíblica. São Paulo: Shedd Publicações, 2009. p. 29.

Quién se propone a preparar y predicar un sermón debe armonizar el texto bíblico con la actualidad y tener en cuenta la necesidad de ponerse completamente dentro de la situación presentada por los autores bíblicos, considerando aspectos históricos, geográficos, culturales, sociales, entre otros, a la hora de producirlo. Al no hacerlo, el predicador se vuelve indiferente y demuestra desprecio con la forma por la cual Dios escogió para hablar al mundo. Cuando se tiene ese tipo de preocupación en el estudio de la Biblia para la elaboración de un sermón, además de enriquecerlo de detalles, el expositor se protege contra uno de los mayores errores que puede cometer, el de manipular el texto a su propia conveniencia e intentar adaptarlo para lo que le gustaría que dijera. Calvino llegó a decir que la tarea principal de quien se propone interpretar la Biblia es dejar que Dios como autor diga lo que exactamente quiso expresar con el pasaje y no simplemente presentar lo que el ser humano cree que contiene.17

Cuando se trata de sensibilidad hacia el mundo moderno conviene analizar que, aunque Dios haya dirigido al mundo antiguo respetando su propia lengua y su contexto histórico cultural, su Palabra también está dirigida con el propósito de alcanzar a sus oyentes muchos siglos después. Por eso, un predicador es más que un exégeta, o sea, alguien que sabe extraer el significado original del texto, necesita ser una persona conectada con el mundo, con sus necesidades, estar actualizado sobre los acontecimientos y, sobre todo, entender las vicisitudes por las cuales el ser humano pasa todos los días.  Es necesario obtener de la Biblia respuestas que alimenten a las personas y llenen los espacios vacíos del alma, el expositor bíblico no tiene solo la obligación de mirar y leer la Biblia con los ojos en el pasado, haciendo preguntas del tipo, ¿qué significó el texto para aquel tiempo? Si no debe estar atento al presente y al futuro, preguntando: ¿qué significa el texto hoy y/o que significará más adelante?18 Moraes registra que este tipo de preocupación en dar sentido a quien lo escucha se llama contextualización.

“La predicación se torna relevante cuando está sustentada en una base bíblica, presenta un contenido contextualizado capaz de alcanzar a los oyentes, ofreciéndoles fe para la duda, alimento para el hombre, esperanza para la desesperación, respuestas para las preguntas, ánimo para el desánimo y aliento para la aflicción. Por lo tanto, es necesario que el predicador considere la existencia de dos culturas: la de las personas para quienes el texto fue originalmente escrito y la de los oyentes en la actualidad. Solo así el predicador tendrá condiciones, al estudiar las realidades del pasado y conociendo la situación contemporánea, de hacer que el mensaje actual sea claro y desafiador, mensaje al hombre de hoy, contextualizado para el ahora.19

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17 ROBINSON, 2009, p. 30.

18 SLEETH, Ronald E. Persuasive preaching. New York: Harper & Row Publishers, 1992. p. 75.

19 MORAES, Jilton. A pregação evangélica primitiva: declínio e restauração. Recife: Nova Aurora, 1991.

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Cuanto más cercano esté el auditorio del expositor bíblico, más facilidad encontrará para contextualizar el mensaje de Dios con el objetivo de alcanzarlo, y se entiende que el asunto de cercanía presentado aquí no es la distancia física. Pues, en muchas oportunidades estar cerca de alguien no involucra necesariamente proximidad, sino tener afinidad por ella.20 Utilizando el ejemplo de Jesús, Elena de White se dirige a los pastores como predicadores, aconsejándolos a acercarse a su rebaño con el objetivo de conocerlo profundamente y así potenciar sus sermones, siendo que el sermón es una parte de este proceso del pastoreo y de la atención a las necesidades de la iglesia.

“Un pastor debería tratar libremente con la gente por la cual trabaja, para familiarizarse con ella y saber adaptar su enseñanza a sus necesidades. Cuando un ministro de la Palabra ha predicado un sermón, su trabajo apenas ha comenzado. Tiene que hacer obra personal”.21

El sermón bíblico es una actividad humana en completa consonancia con el cielo exigiendo del expositor de la Biblia excelencia en el manejo de la Palabra, con el objetivo de transformar y cambiar vidas. Por lo tanto, además de saber manejarla con precisión en la preparación del mensaje y en su presentación, el predicador debe preocuparse de algo poco o nunca mencionado en la homilética y que tiene por finalidad orientar este proceso de la transformación, aquí se habla de ética cristiana. Según Geisler, ética es el conjunto de reglas y preceptos de aspecto valorativo y moral, que dirigen los códigos de conducta de un individuo o grupo de individuos en la sociedad. Ética cristiana no es diferente de esto, pues ella establece el mismo principio basado en la teología cristiana, derivando su contenido de esa fuente al cumplimiento de la misma función.22

Como la predicación tiene su base en las Sagradas Escrituras siempre tratando cambios comportamentales, esto termina transformando todo sermón en un discurso ético cristiano y no es por acaso que la Biblia misma se presenta como “viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12). Sin embargo, ¿qué caracteriza esta ética cristiana en el sermón? Tres factores no deben ser descuidados si el

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20 KEY, Jerry Stanley. O preparo e a pregação do sermão. Rio de Janeiro: JUERP, 2001. p. 93.

21 WHITE, Elena G. de. Los hechos de los apóstoles, p. 292.

22 GEISLER, Norman L. Ética cristã: alternativas e questões contemporâneas. São Paulo: Vida Nova, 1991. p. 11.

mensajero desea respetar la ética en el púlpito, ellos son: el respeto al oyente, la teología del predicador y el carácter del mensajero.23

La ética del respeto al auditorio en la predicación está en adoptar una posición de equilibrio y contribución a los oyentes, evitando asuntos personales de miembros e individuos cercanos, citando nombres o dando ejemplos negativos que identifiquen a esas personas. Se debe evitar todo lo que pueda afectar a los oyentes, ya sea en asuntos individuales o colectivos. Por otro lado, el predicador no puede omitirse delante de asuntos que involucren principios morales ni delicados, y si la ocasión o el mensaje lo exige, debe ser amoroso y evitar dirigirse directamente contra alguien. El cuidado con ilustraciones que expongan la vida diaria de los fieles es fundamental, conservando en secreto los problemas de sus miembros y sabiendo trabajar las confidencias, sin exponerlas nunca en público. Por último, se debe mantener la debida distancia entre los asuntos reservados, de los anunciados públicamente en los sermones para toda la iglesia.24

En la teología del predicador, la ética actúa directamente en el mensaje y en la comunicación, que deben estar de acuerdo con el objetivo enseñado por Cristo, no desvirtuándolo conforme a los intereses del mensajero, observando los principios bíblicos y predicando las verdades contenidas solamente en la Palabra. El evangelio deberá desarrollarse de acuerdo con el testimonio de Jesús, como el gran ejemplo de ética que ha existido. Hay mucha complejidad involucrando la predicación, y el predicador debe abordar asuntos que aclaren a las personas de manera bíblica, pastoral y social, sabiendo presentar la Palabra de Dios exenta de prejuicios religiosos y denominacionales.25

La ética en la homilética trabaja con el carácter del predicador y consiste en la urgencia del expositor de las Escrituras de despreciar la adulación que lo desvíe del verdadero propósito que es la adoración a Dios. Seguir los principios enseñados por Jesús, modelando su carácter al suyo, reflejarlo dentro y fuera del púlpito con el mismo modelo elevado, ser honesto en el uso de ilustraciones y nunca presentar experiencias de otros como si fueran las suyas es fundamental. Mantener transparencia y coherencia en la vida evitando que sus actos sean contrarios a las palabras predicadas, actuando decentemente como cristiano y ciudadano, y comportándose ejemplarmente en la iglesia y fuera de ella.26

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23 MORAES, Jilton. Homilética: do púlpito ao ouvinte. São Paulo: Vida, 2017. p. 354.

24 AZEVEDO, Irland Pereira. De pastor para pastores: um testemunho pessoal. Rio de janeiro: JUERP,

  1. p. 86.

25 CRANE, James. O sermão eficaz. Rio de Janeiro: JUERP, 2009. p. 100.

26 AZEVEDO, 2001, p. 91.

Más adelante se notará por este artículo que los puntos presentados con relación a la ética cristiana en un sermón, son de extrema importancia en la comprensión del alcance que los mismos tienen junto a la (NG). Además, es sobre ella que el trabajo tratará de seguir.

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