La salud mental del pastor y la pandemia de la COVID-19
La mayoría de las personas están de acuerdo que la COVID-19 ha alterado sus vidas en comparación a lo que eran antes de la pandemia, redefiniéndola de muchas formas a lo que los ministros llaman la vida en esta nueva normalidad.[i] Para el 25 de enero de 2021, la COVID-19 se ha cobrado unas 2,1 millones de vidas alrededor del mundo,[ii] ha infectado a millones de otras personas, ha puesto el mundo de cabeza y ha expuesto a los pastores a un nuevo tipo de agotamiento. Los ministros y el resto de la población mundial han experimentado alteraciones en sus hábitos personales relacionados a su salud, su vida familiar, su trabajo, su estabilidad económica, sus conexiones sociales y la salud de sus seres queridos.[iii]
La crisis de la COVID-19 ha desplazado a los miembros de los lugares de adoración donde solían reunirse y alterado la koinonía, la comunidad de creyentes. Ha llevado a la adopción de servicios religiosos on-line en sus varias formas, grupos pequeños, y adoración en el hogar. Pocos seminarios, si es que alguno, prepararon a los pastores para los desafíos de administrar una iglesia virtual, especialmente para los desafíos involucrados en operar una sola iglesia virtual, y mucho menos un distrito virtual de múltiples iglesias.
Además, los cambios en el medio a través del cual los ministros proporcionan servicios religiosos han aumentado su carga de trabajo, han destruido muchos de los límites que tenían antes de la COVID-19, y alteraron el solaz que solían experimentar en los hogares, ahora transformados en su lugar de trabajo principal.[iv] Los ministros que están inundados con llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de texto y mensajes de WhatsApp, y comunicaciones a través de multitud de otras plataformas, se identifican con la encuesta de Monmouth University, la cual muestra que el 55 por ciento de la población general ha informado mayores niveles de estrés.[v]
BIENESTAR MENTAL DE LOS MINISTROS
La salud mental es vital durante esta crisis de la COVID-19, no solo porque es extremadamente necesaria para la calidad de vida humana[vi] sino también por la noción de que “la enfermedad mental ha sido llamada la pandemia del siglo XXI”.[vii] Por ende, no les hacemos un servicio a los pastores si hablamos de salud sin considerar la salud mental. Idealmente, no puede haber verdadera salud sin ella. La pregunta del millón es: ¿cómo los pastores están cuidando de su salud psicológica durante la presente pandemia?
Según la American PsychiatricAssociation [Asociación Estadounidense de Psiquiatría], “las enfermedades mentales suelen asociarse con desórdenes sociales, laborales o en otras actividades importantes”.[viii]Los desórdenes debido a la COVID-19 citados arriba seguramente producirán angustia significativa, la precursora para las enfermedades mentales. Como pastores, es clave comprender que la enfermedad mental no discrimina por religión, edad, sexo, discapacidad, color, raza, nacionalidad, estatus financiero, herencia genética, trabajo, ideología política, estado civil, o cualquier otra categoría o característica. En otras palabras, la enfermedad mental no hace acepción de personas.
Dos pastores describen su experiencia con relación a la COVID-19 “como una sensación abrumadora de estar continuamente ocupado” y tener “nuevos niveles de irritación y estrés”.[ix] En un estudio llevado a cabo durante la pandemia con 400 pastores, los ministros indicaron que estaban preocupados con el aspecto financiero (26 por ciento), con los desafíos tecnológicos (16 por ciento), con ofrecer atención pastoral de forma remota (12 por ciento), y con la falta de acceso a la tecnología de los miembros (11 por ciento).[x] Según el coordinador de reclutamiento y desarrollo de ministros para la Great Plains Conference, “los dolores de ansiedad y depresión de los pastores, que normalmente son más altos [que la población promedio] de todos modos, son aún más altos”.[xi] Tales descubrimientos indican que los pastores están experimentando niveles de estrés más intensos que los colocará en mayor riesgo de desarrollar una enfermedad mental.
La crisis actual hace que los pastores sean más vulnerables a la enfermedad debido a eventos traumáticos que surgen dentro de situaciones personales y familiares. Los ministros también tienen mayor riesgo debido a su repetida exposición a la información traumática que les comparten sus feligreses, la cual surge por su intensificada necesidad de atención pastoral. Consecuentemente, es muy importante que los pastores implementen estrategias para cuidar su salud mental durante este tiempo de ansiedad, miedos e incertidumbre.
ESTRATEGIAS PARA EL BIENESTAR MENTAL
Como profesionales, los pastores deben reconocer que, si no se preocupan por su salud mental, no tendrán la fortaleza psicológica para cuidar adecuadamente a nadie más. En otras palabras, si los ministros no pueden cuidarse a sí mismos, no tendrán salud de calidad para ayudar a otros.[xii]A pesar de que el impacto negativo de la COVID-19 es un tipo único de agotamiento o estrés psicológico, hay ocho estrategias que pueden reducir sus efectos adversos y mejorar el bienestar psicológico en general.
- Mantener un equilibrio entre la vida laboral y personal. El hecho de que los pastores “con frecuencia ponen las necesidades de los demás por encima de las suyas”[xiii] es un claro indicador de que requieren un equilibrio entre la vida laboral y personal. Ese equilibrio reduce los gastos médicos,[xiv] construye el compromiso,[xv] amplía la satisfacción laboral,[xvi] y mejora la productividad,[xvii] lo que probablemente reducirá el nivel de estrés de los pastores y mejorará su bienestar mental. Ese equilibrio entre la vida laboral y personal será diferente para cada pastor, según la etapa del ciclo de vida de su familia. Este equilibrio también aumenta su rendimiento[xviii] y afecta la retención del empleado.[xix] Consecuentemente, las organizaciones religiosas que ponen en práctica políticas para apoyar el equilibrio entre la vida laboral y personal, benefician tanto al empleado como al empleador.
- Gestionar de forma efectiva el estrés y las crisis.La gestión apropiada del estrés y las crisis incluye la adaptabilidad, admitiendo y buscando ayuda con los problemas, viendo las crisis como desafíos y oportunidades, crecimiento a través de las crisis, estar abiertos al cambio y tener resiliencia.[xx] El estrés que es tratado de forma efectiva puede conducir a la felicidad, salud, efectividad en el trabajo y menos enfermedad mental.[xxi] Por ende, es esencial que los pastores regulen sus niveles de estrés y gestionen las crisis de forma exitosa.
- Encontrar un compañero de ministerio.Tener un colega de ministerio con el que un pastor pueda hablar de forma abierta y segura es extremadamente importante para su bienestar mental. El apoyo social de un colega de confianza es una posible salvaguarda contra los estresores laborales.[xxii] Personalmente, he encontrado que esto es extremamente importante para la gestión del estrés, lluvia de ideas, feedbacks constructivos, y apoyo entre pares.
- Practicar la actitud de gratitud.La Biblia nos anima a ser agradecidos en toda circunstancia (1 Tes. 5:18). La gratitud está asociada con un mejor humor y sueño, menos fatiga, y mayor autoeficacia,[xxiii] así como un mejor bienestar mental, mejor apoyo social y superación adaptativa.[xxiv] Esencialmente, la gratitud es “una emoción positiva de beneficio para el funcionamiento positivo, así como para ampliar y construir otras emociones positivas, lo cual, a su vez, resulta en un mayor bienestar emocional”.[xxv]
- La actividad física de 30 a 60 minutos de duración es un calmante para el estrés y productor de endorfinas, la hormona de la felicidad. Los pastores que se ejercitan por lo menos tres veces a la semana reducen su riesgo de agotamiento emocional en un 25%.[xxvi] Un estudio sobre ejercicio y salud mental descubrió que los individuos que se ejercitan tienen aproximadamente 1,5 días menos de mala salud mental en el mes previo comparado con los que no se ejercitan.[xxvii]Todas las formas de ejercicio han mostrado relación con una menor carga de salud mental que los que no se ejercitan.[xxviii]Claramente, el ejercicio es un calmante para el estrés, vital para la salud mental de los pastores.
- Tomarse un periodo sabático.Los adventistas del séptimo día comprenden la importancia de tomarse un día semanal de descanso, el séptimo día. Sé que la Iglesia no tiene una política de periodos sabáticos para los pastores. Por lo tanto, espero que la denominación desarrolle un programa que les dé a los pastores por lo menos tres meses como periodo sabático cada siete años de ministerio, comparable con el descanso del que disfrutaba la tierra en los tiempos del Antiguo Testamento (Lev. 25:4; Éxo. 23:11). Un periodo sabático puede ayudar a los pastores a desestresarse,[xxix]a restructurarse, a renfocar su ministerio, y a profundizar su conexión con su recurso terrenal más valioso, su familia.
- Buscar servicios de salud mental. Hablar con un proveedor de salud mental es esencial para la salud psicológica de los ministros. La angustia psicológica es para los profesionales de salud mental lo que el dolor en el cuerpo es para los médicos. Si la angustia psicológica de los ministros interfiere con su funcionamiento relacional, laboral y social o con otras actividades importantes, posiblemente estén atrasados para consultar a un profesional de salud mental. Es imperativo notar que los servicios de salud mental no son solo para una persona con un trastorno mental, sino también para todos los que necesitan ayuda porque están enfrentando problemas como transiciones en la vida, duelo y pérdida, preocupaciones parentales, metas personales y elección laboral.
- Tener esperanza.La esperanza se define como “la creencia que su futuro puede ser mejor que su pasado y que uno juega un rol para que eso suceda”.[xxx] Tal esperanza se relaciona con el bienestar psicológico en general y la resiliencia.[xxxi] Amortigua el estrés y la adversidad, mitiga los efectos negativos del trauma, y es el mejor pronosticador para una vida bien vivida.[xxxii] Los pastores pueden encontrar esperanza en Dios (Sal. 71:5), en su Palabra (Sal. 119:114), su misericordia (Sal. 147:11) y finalmente en la segunda venida (Tito 2:13). Es esencial que los ministros comprendan que pueden vivir sin alimento por tres semanas, sin agua por tres días, y sin oxígeno por tres minutos, pero no pueden vivir un segundo sin esperanza. Por ende, les digo a los pastores, hablen con esperanza, caminen con esperanza, piensen con esperanza, prediquen con esperanza y sumérjanse en la esperanza.
[i]Ver David Burke, “Pastors facing additional stress, depression, anxiety during pandemic,” Great Plains United Methodists Conference, June 16, 2020, ingreso el 10 de septiembre de 2020, https://www.greatplainsumc.org/newsdetail/pastors-facing-additional-stress-depression-anxiety-during-pandemic-14026573; Tess Schoonhoven, “Pastors Face Mental Health Challenges in COVID-19 Pandemic,” Kentucky Today, April 17, 2020, https://www.kentuckytoday.com/stories/pastors-face-mental-health-challenges-amid-covid-19-pandemic,25462; David C. Wang, “Coping and Caring for Oneself During COVID-19: Practical Steps for Pastors and Christian Leaders,” Humanitarian Disaster Institute, ingreso el 10 de septiembre de 2020, https://www.wheaton.edu/media/humanitarian-disaster-institute/tip-sheets/Final-pastor-self-care-during-COVID-19.pdf; Kate Santich, “COVID-19′s Latest Toll in Central Florida: Rising Drug Overdoses, Mental Health Issues,” Orlando Sentinel, September 18, 2020, ingreso el 18 de septiembre de 2020, https://www.orlandosentinel.com/coronavirus/os-ne-coronavirus-big-increase-in-substance-abuse-mental-health-20200918-kuesqudc2vb6rkoyph2nuwjgbi-story.html.
[ii]“Coronavirus (COVID-19) Deaths,” Our World in Data, January 25, 2021, www.ourworldindata.org/covid-deaths.
[iii]Burke, “Pastors Facing Additional Stress”; Schoonhoven, “Mental Health Challenges”; Simon Dein et al., “COVID-19, Mental Health and Religion: An Agenda for Future Research,” Mental Health, Religion & Culture, 23, no. 1 (June 2020): 1–9, https://doi.org/10.1080/13674676.2020.1768725; Aaron Earls, “Most Churches Have Stopped Gathering, Few Plan to Meet on Easter,” LifeWay Research, April 2, 2020, https://lifewayresearch.com/2020/04/02/most-churches-have-stopped-gathering-few-plan-to-meet-on-easter/; Wang, «Coping and Caring,» 2020; Insider NJ, “Monmouth Poll: Covid-19 Impact Intensifies,” Insider NJ, April 13, 2020, http://www.insidernj.com/monmouth-poll-covid-19-impact-intensifies/.
[iv] Burke, “Pastors Facing Additional Stress”; Schoonhoven, “Mental Health Challenges”; Wang, «Coping and Caring,» 2020.
[v] Insider NJ, “Monmouth Poll.”
[vi] Marlon Robinson, “In Pursuit of Self-Care: Health and Well-Being for the MFT,” Family Therapy Magazine 14, no. 4 (July 2015): 27.
[vii] Andrea K. Witterborn et al., “Strengthening Clinical Research in Marriage and Family Therapy: Challenges and Multilevel Solutions,” Family Therapy Magazine 18, no. 1 (January 2019): 20–32, https://doi.org/10.1111/jmft.12338.
[viii] American Psychiatric Association, The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th ed. (Arlington, VA: American Psychiatric Association, 2013), 20.
[ix] Schoonhoven, “Mental Health Challenges.”
[x] Earls, “Most Churches Have Stopped.”
[xi] Burke, “Pastors Facing Additional Stress.”
[xii] Robinson, “In Pursuit of Self-Care,” 25.
[xiii] Crystal Mary Burnette, “Burnout Among Pastors in Local Church Ministry in Relation to Pastor, Congregation Member, and Church Organization Outcomes” (PhD dissertation, Clemson University, 2016), 41, https://tigerprints.clemson.edu/all_dissertations/1745/.
[xiv] Sunday Azagba and MesbahSharaf, “Psychosocial Working Conditions and the Utilization of Health Care Services,” BMC Public Health 11 (August 2011): 642, https://doi.org/10.1186/1471-2458-11-642.
[xv]Azagba and Sharaf, “Psychosocial Working Conditions.”
[xvi] Michelle M. Arthur, “Share Price Reactions to Work-Family Human Resource Decisions: An Institutional Perspective,” Academy of Management Journal 46, no. 4 (August 2003): 497–505.
[xvii] Mental Health America, “Work Life Balance,” accessed July 12, 2020, https://mhanational.org/work-life-balance; E. Jeffrey Hill et al., “Influences of the Virtual Office on Aspects of Work and Work/Life Balance,” Personnel Psychology 51, no. 3 (December 2006): 667–683, https://doi.org/10.1111/j.1744-6570.1998.tb00256.x.
[xviii]PilarRoho, “Work-Life Balance Policies: A Profitable Move for Business,” IE University Insights, December 22, 2016, https://www.ie.edu/insights/articles/work-life-balance-policies-profitable-move-for-businesses/.
[xix] See Azagba and Sharaf, “Psychosocial Working Conditions,” 642; Vivienne Luk and Raymond Stone, “Family-Responsive Variables and Retention-Relevant Outcomes Among Employed Parents,” Human Relations 51, no. 1 (January 1998): 73–87; Mental Health America, “Work Life Balance.”
[xx] Sylvia M. Asay and John DeFrain, “The International Family Strengths Model” (presentation at World Congress of Families, Madrid, May 26, 2012), https://www.scribd.com/document/386726913/Sylvia-Asay-the-International-Family-Strengths-Model-ENGLISH.
[xxi]Eluned Gold et al., “Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR) for Primary School Teachers,” Journal of Child and Family Studies 19, no. 2 (April 2010): 184–189.
[xxii] Burnette, “Burnout Among Pastors”; Wang, «Coping and Caring,» 2020.
[xxiii] Paul J. Mills et al., “The Role of Gratitude in Spiritual Well-Being in Asymptomatic Heart Failure Patients,” Spiritual Clinical Practice 2, no.1 (March 2015): 5–17, https://doi.org/10.1037/scp0000050.
[xxiv]Chih-Che Lin, “Impact of Gratitude on Resource Development and Emotional Well-Being,” abstract, Social Behavior and Personality 43, no.3 (April 2015): 493–504, https://doi.org/10.2224/sbp.2015.43.3.493.
[xxv] Lin, “Impact of Gratitude,” abstract.
[xxvi] Benjamin R. Doolittle, “The Impact of Behaviors Upon Burnout Among Parish-Based Clergy,” Journal of Religion and Health, 49, no.1 (March 2010): 88–95.
[xxvii]Sammi R. Chekroud et al.,“Association Between Physical Exercise and Mental Health in 1.2 Million Individuals in the USA Between 2011 and 2015: A Cross-Sectional Study,” abstract, The Lancet Psychiatry 5, no. 9 (August 2018): 739–746, https://doi.org/10.1016/S2215-0366(18)30227-X.
[xxviii]Chekroud et al., “Association Between Physical Exercise,” abstract.
[xxix] See H. B. London Jr. and Neil B. Wiseman, Pastors at Greater Risk (Ventura, CA: Regal Books, 2003); Wayne Cordiero, Leading on Empty: Refilling Your Tank and Renewing Your Passion (Minneapolis, MN: Bethany House, 2009).
[xxx] Casey Gwinn and Chan Hellman, “Dr. Seuss, Resilience, and the Science of HOPE.” Alliance for Hope International, May 27, 2018, https://www.allianceforhope.com/dr-seuss-resilience-and-the-science-of-hope/.
[xxxi] Ricky T. Munoz et al., “Adverse Childhood Experiences and Posttraumatic Stress as an Antecedent of Anxiety and Lower Hope,” abstract, Traumatology 24, no. 3 (2018): 209–218, https://doi.org/10.1037/trm0000149.
[xxxii]Gwin, “Science of HOPE.”