Criterio experiencial versus criterio revelacional
Carlos Hunter cree que la unción del Espíritu hace innecesaria la doctrina y la predicción bíblica.62 Otros autores alegan que “se trata de una experiencia, una espiritualidad, una forma de vida, no una teoría ni una doctrina”.63 Las creencias cardinales del protestantismo quedan atrás. Packer piensa que el carismatismo no defiende la pureza de la doctrina, sino que confía en los sentimientos y experiencias no racionales.64 Como contraparte, James D. G. Dunn se queja de que el catolicismo subordina el Espíritu Santo a la iglesia (sacramentalismo) y el protestantismo subordina el Espíritu Santo a la Biblia (ortodoxia biblicista).65
En el pentecostalismo-carismatismo se ha trocado la doctrina objetiva por experiencia subjetiva del creyente.66 Lo doctrinal ha dado lugar al misticismo.67 En realidad, las emociones no necesitan ser desechadas, sino sometidas a la razón orientada por la revelación.68 Es decir que, la experiencia debe pasar la prueba de la Escritura.69 “Cuando las experiencias se convierten en la base para las creencias de uno, casi no hay límite para las clases de enseñanzas
59 Wyckoff, “El bautismo en el Espíritu Santo”, 435, 436.
60 Dayton, Raíces teológicas del pentecostalismo, 11; MacArthur, Los carismáticos, 28, 29.
61 Ibíd., 37.
62 Carlos Hunter y Frances Hunter, Sanando a los enfermos (Estados Unidos: Hunter Books, 1986), 11.
63 Carlos Aldunate y R. Valenzuela, La experiencia carismática (Santiago, Chile: Ediciones Paulinas, 1978), 7.
64 Packer, Na dinãmica do Espírito, 167-168.
65 Wyckoff, “El bautismo en el Espíritu Santo”, 426.
66 MacArthur, Los carismáticos, 37.
67 Ibíd., 21, 33.
68 MacArthur, Los carismáticos, 11-12.
69 Ibíd., 17, 18, 25, 26.
falsas que pueden surgir”.70 Esa búsqueda exagerada de manifestaciones y evidencias externas se denomina “carismanía”.71 “Sin embargo, la experiencia no es la prueba de la verdad bíblica; más bien, la verdad bíblica, en último análisis, juzga la experiencia”.72
Consecuencias teológicas y cúlticas
Las consecuencias de esta teología pneumatológica y subjetiva son muchas, entre ellas su inclinación a la inmanencia y su culto de celebración.
Inmanentismo teológico del pensamiento pentecostal
La inmanencia se refiere a la presencia y actividad de Dios en la creación, en contraste con la trascendencia que alude su ausencia y separación.73 La inmanencia se realiza particularmente por medio del Espíritu Santo (Sal 145,18-19; Is 57,15; Mt 18,20; Jn 14,23; 17,23; Gál 2,20). Ambos aspectos son bíblicos. “El problema es que hay una paradoja inherente en la revelación bíblica de Dios. Por un lado, Dios es revelado como un ser trascendente […] Por otro lado, Dios es revelado como un ser inmanente […] (Is 57,15)”.74
La trascendencia enfatiza la solemnidad, la dignidad y la formalidad del culto, mientras que la inmanencia enfatiza el compañerismo, la alegría y la informalidad.75 El inmanentismo se expresa en intimidad, gozo, gratitud, libertad, espontaneidad, variabilidad y subjetividad. El desequilibrio entre la idea de trascendencia y la idea de inmanencia puede conducir a los extremos del deísmo o el panteísmo.76 Se ha señalado correctamente que “la vida en las iglesias evangélicas ha transferido su base de lo trascendente a lo inmanente”.77
70 Ibíd., 26.
71 Logan, “Controversial Aspects of the Movement”, 38.
72 MacArthur, Los carismáticos, 20.
73 Millard J. Erickson, Christian Theology (Grand Rapids, MI: Baker, 1994), 301, 302.
74 Samuele Bacchiocchi, “The World View of Tock Music”, en The Christian and Rock Music: A Study on Biblical Principles of Music (Berrien Springs, MI: Biblical Perspectives, 2000), 43-70.
75 C. Raymond Holmes, Sing a New Song!: Worship Renewal for Adventists Today (Berrien Springs, MI: Andrews University, 1984), 163, 164.
76 Erickson, Christian Theology, 302, 303.
77 Martin Hewitt, “El Dios cercano, el Rey de gloria”, Iglesia y misión (abril-junio 1996): 16.
Wolfgang Stefani ofrece una simple categorización del desarrollo histórico del concepto de Dios en tres etapas: (1) Dios más allá de nosotros, (2) Dios por nosotros, (3) Dios al lado de nosotros/dentro de nosotros. (1) La orientación “Dios más allá de nosotros”, es la concepción trascendental que caracterizó a la iglesia primitiva y “prevaleció, en diferentes formas, durante los primeros quince siglos de la cristiandad”. (2) La orientación inmanente “Dios por nosotros” reemplazó a la orientación trascendental medieval en el siglo dieciséis. La Reforma Protestante acortó la distancia entre Dios y el creyente, quitó los mediadores y vio a Dios en su cercanía y accesibilidad. (3) La orientación inmanente “Dios a nuestro lado/en nosotros” es un corrimiento hacia un entendimiento subjetivo de Dios; enfatiza una experiencia inmediata e íntima de Dios. Comenzó en el siglo diecisiete y fue creciendo, con el Pietismo, Metodismo, Evangelicalismo, Reavivalismo Americano, Movimiento de Santidad, y Pentecostalismo. Hubo influencia del humanismo, “un cambio en el foco de la divinidad a la humanidad”.78
Stefani describe la inmanencia conservadora tipo “Dios a nuestro lado” que incluye al pietismo, el metodismo y el evangelicalismo, y la inmanencia radical tipo “Dios en nosotros” que incluye al reavivalismo americano, el movimiento de santidad y el pentecostalismo.79
Consecuencias cúlticas de la pneumatología pentecostal
El estilo cúltico del carismatismo ha estado influyendo en la comunidad cristiana internacional con mucha fuerza.80 “Por la fuerza de su impulso y por su amplitud puede considerarse el movimiento carismático como el más importante de nuestro siglo”.81 Y, ciertamente, los carismáticos han desarrollado un culto “dentro de su propia teología y exégesis escriturística”.82
78 Bacchiocchi, “The World View of Tock Music”, 48, 49, 53, 56, 57, 64.
79 Wolfgang H. M. Stefani, “The Concept of God and Sacred Music Style: An Intercultural Exploration of Divine Transcendence/Immanence as a Stylistic Determinant for Worship Music with Paradigmatic Implications for the Contemporary Christian Context” (Tesis de Doctorado en Teología, Andrews University School of Education, Berrien Springs, Michigan, 1993), 233, 234.
80 Donald P. Hustad, “La adoración cristiana: ¿Es ésta una de las ‘terribles primaveras’ de Dios?”, Ministerio adventista (enero-febrero 1996): 11; ídem, ¡Regocijaos!: La música cristiana en la adoración. Traducción de Olivia de Lerín, Bonnie de Martínez, J. Bruce Muskrat, Josie de Smith y Ann Marie Swenson (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 1998), 283, 289.
81 José M. Martínez, Introducción a la espiritualidad cristiana (Terrassa, Barcelona: Clie, 1997), 411.
82 Hustad, “La adoración cristiana”, 11.
El culto pentecostal-carismático se caracteriza por manifestaciones relacionadas con el bautismo del Espíritu Santo y la operación de los dones espirituales.83 Se enfatiza el poder, el amor y la inmanencia de Dios.84 Las frecuentes revelaciones extrabíblicas empañan el lugar de la Escritura.85 La liturgia suele seguir la secuencia del tabernáculo y el templo, cuya progresión típica pareciera iniciarse en el “atrio” (caracterizado por la gratitud), continuar en el “lugar santo” (caracterizado por la alabanza), para concluir en el “lugar santísimo” (caracterizado por la adoración).86
La adoración es integral y emocional, incluyendo las dimensiones física y emocional (una consecuencia práctica es el énfasis en el ritmo de su música, que corresponde al lado físico de la personalidad humana). Se privilegia la experiencia por sobre la teología.
Se valora la respuesta humana a Dios y su adoración tiene una orientación subjetiva. La predicación bíblica deja de ser central. “El criterio no es la claridad de las nociones sino la capacidad de comunicación. Por esta razón un buen predicador pentecostal no pronuncia un discurso o conferencia”. “Un buen predicador pentecostal es siempre un buen narrador”.87 Existe en esto un cierto antropocentrismo. Como lo reconoce C. Peter Wagner:
La predicación pentecostal no es intelectual, sino emocional; no es racional, sino de experiencia; no es exegética, sino alegórica; no es doctrinal, sino práctica; y no está dirigida tanto a la mente como al corazón. El resultado de la predicación pentecostal no es tanto que el que oiga aprenda algo, sino que se sienta mejor.88
La predicación bíblica es sustituida por dramas, música rock y danza.89
Elestilodecultopentecostal-carismáticoesdecelebraciónlibrecentradoenlaalabanzayelagradecimiento.90 Sus encuentros se distinguen por la
83 Packer, Na dinãmica do Espírito, 222-223; Martínez, Introducción a la espiritualidad cristiana, 428.
84 Hustad, “La adoración cristiana”, 11-12; Packer, Na dinãmica do Espírito, 225; Smet, Yo hago un mundo nuevo, 103-160.
85 Packer, Na dinãmica do Espírito, 187.
86 Hustad, “La adoración cristiana”, 11-12; Hustad, ¡Regocijaos!, 297-298.
87 Hollenweger, El pentecostalismo, 465.
88 C. Peter Wagner, Avance del pentecostalismo en Latinoamérica, 2º ed. Traducción de Benjamín Mercado (Miami, FL: Vida, 1987), 80.
89 Ver documento “Fuego en la iglesia”, escrito por Lloyd Grolimund, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Wahroonga en Sydney, Australia, distribuido por Internet, 2004 ([email protected]).
espontaneidad, la participación y la libertad, la informalidad y la exuberancia.91 Suurmond sugiere que el verdadero secreto del pentecostalismo se encuentra en un tipo especial de espiritualidad que se experimenta sobre todo en la celebración carismática.92 Hace también una reseña en cinco puntos: (1) una liturgia oral accesible, espontánea y participativa; (2) una teología narrativa y testimonios; (3) máxima participación; (4) comunicación intuitiva de sueños y visiones; (5) experiencia corporal y espiritual.93
Espíritu Santo y ecumenismo en el movimiento pentecostal-carismático
El pentecostalismo y el carismatismo, nacidos en el siglo veinte, son una nueva forma de ecumenismo.94 Ese pentecostalismo, mirado con sospecha durante décadas, fue aceptado por muchas de las grandes iglesias evangélicas sesenta años después, dando inicio al movimiento carismático. La iglesia católica se sumó en 1967 al surgir en ella el movimiento de renovación carismática. Hoy, el carismatismo es un movimiento interconfesional y se impone como un nuevo tipo de ecumenismo.
Consecuencia unificadora del carismatismo
No pocos ven actualmente en el carismatismo una fuerza impulsora del ecumenismo con matices propios.95 Este ha influido en el cristianismo global atravesando un amplio espectro teológico.96 Carlos Hunter dice que:
Dios está derramando su Espíritu Santo en miembros de todas las denominaciones […]. Dios está uniendo a su pueblo hoy en día en una sola unidad de creyentes, no por la fusión de muchas denominaciones, sino por los lazos de unión del Espíritu Santo que
90 Alfred Küen, El culto en la Biblia y en la historia. Traducción de Eva Bárcena (Barcelona: Clie, 1995), 5:271.
91 MacArthur, Los carismáticos, 12; Hustad, ¡Regocijaos!, 283, 292; Martínez, Introducción a la espiritualidad cristiana, 328.
92 Suurmond, Play Word Spirit at Play, 21.
93 Ibíd., 22-24.
94 MacArthur, Los carismáticos, 36.
95 Gil, El sentido de la historia y la palabra profética, 1:464, 849.
96 Packer, Na dinãmica do Espírito, 165.
une los corazones de creyentes de su denominación. La homogeneidad del Espíritu reduce al mínimo las diferencias doctrinales.97
Según el autor mencionado, esa vida en el Espíritu es asequible a católicos, protestantes o judíos.98
Los líderes del movimiento aseguran que el carismatismo es el mayor unificador cristiano, pues se procura la unidad en la experiencia antes que una convergencia teológica.99 Walter Hollenweger señala que el pentecostalismo debe ser un “movimiento ecuménico de despertar”.100 Este ecumenismo es más experiencial que doctrinal.101 Green llama a este movimiento unificador desemejante “un nuevo ecumenismo”.102
Aparentemente, los dirigentes carismáticos creen que el ecumenismo es parte de la misión del movimiento.103 El líder pentecostal David J. Du Plessis caracterizó al rol pentecostal como “ecumenismo espiritual”, en contraste con “ecumenismo institucional” del Concilio Mundial de Iglesias.104
Subjetivismo y ecumenismo espiritualista
El ecumenismo impulsado por el movimiento carismático es “espiritualista”, basado en la experiencia común, y por lo tanto en el subjetivismo.105 Esto abre las puertas al sincretismo religioso.
Elimpactodelpentecostalismo-carismatismoenelrestodelasiglesiasesindudable y la presencia del movimiento en Latinoamérica es significativa.Señala Norberto Saracco que “la Iglesia Evangélica sería hoy una minoríaimperceptible si no fuera por la presencia pentecostal”. Ve que “es evidenteunacrecientepentecostalizaciónenlafeyprácticadelosotrossectoresdel
97 Carlos Hunter y Frances Hunter, Las dos caras de la moneda (Miami, FL: Editorial Vida, 1974), 121-122.
98 Ibíd., 132.
99 Packer, Na dinãmica do Espírito, 166.
100 Hollenweger, El pentecostalismo, 478.
101 Hollenweger, El pentecostalismo, 478-479; Gil, El sentido de la historia y la palabra profética, 1:841.
102 Green, Creo en el Espíritu Santo, 253-254.
103 Hegstad, Rattling the Gates, 235.
104 Ibíd.
105 Ibíd., 464, 466.
protestantismo”.106 Debe admitirse que esa pentecostalización ha tenido su influencia en el adventismo también.107
La escatología adventista habla de un verdadero reavivamiento que llamará a salir de Babilonia e integrar el remanente distintivo. Cree que habrá una confrontación doctrinal entre la verdad y el error, que habrá experiencias falsas y unidad con el Estado. Presupone que la protección contra el error se encuentra en la Palabra de Dios.108
Conclusión valorativa
Una revisión de la literatura teológica sobre el movimiento pentecostal- carismático muestra que el centro de su teología es el Espíritu Santo. Su teología es necesariamente subjetivista con fuerte acento en la inmanencia divina. Los efectos de esta concepción se reflejan en la celebración carismática y en la respuesta hacia el ecumenismo.
Toda esta experiencia religiosa necesita ser valorada según un criterio objetivo y revelado, sin ignorar la importancia de la doctrina, porque existen falsificaciones y engaños. Así se lee en los evangelios (Mt 7,21-23; 24,4.24; Lc 24,25-32; Jn 14,7-9), las epístolas (2 Cor 11,3.13-15; 2 Tes 2,1-12) y el Apocalipsis (12,7-9; 13,13-14; 16,13-14). La experiencia, las emociones, o las manifestaciones sobrenaturales no constituyen un criterio seguro al margen de la revelación. La Escritura sostiene la necesidad de examen (Is 8,19-20; 1 Tes 5,21; 1 Jn 4,1). Packer propone una prueba doctrinal (1 Jn 4,2-3; 1 Cor 12,3) y
otra moral (1 Jn 2,4; 3,9-10.17.24; 4,7-13.20-21; 5,1-3) frente a las expresiones religiosas.109 La iglesia primitiva reconocía la necesidad de examinar toda manifestación religiosa (Hch 17,2-3.11; 28,23; Ap 2,2; 1 Pe 1,8; 2 Pe 1,16-21; 2 Jn 9-10; Ap 2,2). Dice MacArthur: “El defecto mayor en el movimiento carismático es que apela a la experiencia más que a la Palabra de Dios para dictar lo que es verdad”.110
A diferencia del concepto pentecostal frecuente, el Nuevo Testamento le asigna valor a la doctrina. Emplea las palabras griegas διδασκαλία, “acto de enseñar”, “enseñanza” (instrucción)”, y διδαχή, “enseñanza”, generalmente lo
106 Dayton, Raíces teológicas del pentecostalismo, vii.
107 Grolimund, “Fuego en la iglesia”. 108 Hegstad, Rattling the Gates, 239-241. 109 Packer, Na dinãmica do Espírito, 179. 110 MacArthur, Los carismáticos, 38.
que se enseña.111 El término griego διδαχή de διδάσκω aparece 30 veces.112 La palabra διδασκαλία aparece 21 veces en el Nuevo Testamento.113
Elena G. de White hizo frente a ciertas manifestaciones pentecostales en los últimos años de su ministerio. En varias ocasiones habló contra manifestaciones falsas del don de sanidad.114 Advirtió también sobre falsas manifestaciones del don de lenguas.115
En torno a 1900 (el mismo año del surgimiento del pentecostalismo) hubo un brote de “pentecostalismo” en la Asociación de Indiana de la Iglesia Adventista, denominada “la doctrina de la carne santificada”.116 Elena G. de White la consideró una enseñanza errónea.117 Dijo: “El ruido y el alboroto en sí mismos no constituyen ninguna evidencia en favor de la santificación, o del descenso del Espíritu Santo”.118 Defendió el orden y la disciplina y denostó la
111 Siegfried H. Horn ed., Diccionario bíblico adventista del séptimo día (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 335.
112 Se habla de la doctrina de Cristo (Mt 7,28; 22,33; Mr 1,22.27; 4,2; 11,18; 12,38; Lc 4,32; Jn 7,16-17; 18,19) y de la de los fariseos (Mt 16,12). Los primeros creyentes perseveraban en la doctrina de los apóstoles (Hch 2,42) y predicaban esa doctrina (Hch 5,28; 13,12; 17,19). Se habla de obedecer la doctrina (Rom 6,17) y evitar tropiezos contra ella (Rom 16,17). Se necesita hablar con doctrina (1 Cor 14,6), para edificación (1 Cor 14,26), exhortar con doctrina (1 Tim 4,2; Tit 1,9), avanzar en la doctrina de Cristo (Heb 6,2), evitando doctrinas extrañas (13,9); perseverar en la doctrina (2 Jn 9-10). Apocalipsis habla de la doctrina de Balaam (2,14), de la de los nicolaítas (2,15) y de Jezabel (2,24).
113 Cristo advirtió contra las doctrinas de hombres (Mt 15,9; Mr 7,7). La enseñanza figura entre los dones del Espíritu (Rom 12,7), y las Escrituras están para nuestra enseñanza (Rom15,4). Pablo amonesta a no ser llevados de “todo viento de doctrina” (Ef 4:,4) y contra las “doctrinas de hombres” (Col 2,22). Sobre todo hay un uso profuso de la palabra διδασκαλία en las epístolas pastorales de Pablo. Allí habla de la “sana doctrina” (1 Tim 1,10) y anticipa la aparición de doctrinas demoníacas (4,1). El ministro debe enseñar “la buena doctrina” (4,6), y ocuparse en ella (4,13). Repite el mandato: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” (4,16). Los ancianos deben trabajar en “predicar y enseñar” (5,17). La doctrina no tenía que ser blasfemada con una actitud impropia (6,1). Timoteo debía rechazar enérgicamente a los que no se ajustaban “a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad” (6,3). Timoteo había seguido la doctrina de Pablo (2 Tim 3,10). Las Escrituras inspiradas son útiles para enseñar, etc. (3,16). Y Timoteo debía predicarla (4,3). Se habla de retener la palabra enseñada (Tit 1,9) y hablar según la sana doctrina (2,1), ser íntegro “en la enseñanza” (2,7), y adornar la doctrina (2,10); no enseñar diferente doctrina (1 Tim 1,3).
114 Elena G. de White, Eventos de los últimos días (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1992), 170, 173, 206; ídem, Recibiréis poder (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 204.
115 White, Testimonies, 1:411-414.
116 Elena G. de White, Mensajes selectos (Mountain View, CA: Pacific Press, 1967), 1:35-45.
117 Ibíd., 36.
118 Ibíd., 39.
agitación y la confusión.119 Anticipó que esas manifestaciones volverían a ocurrir. “Y a esto consideran como la actuación del Espíritu Santo”.120
Elena G. de White anticipó un avivamiento entre el pueblo de Dios en los tiempos finales.121 Entonces añadió que Satanás tratará de oponerse a esto levantando un falso reavivamiento entre las iglesias.
El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de extender su influencia sobre el mundo cristiano.122
Los protestantes solían creer que los dones del Espíritu habían terminado con la era apostólica; en cambio los pentecostales pretenden ser la lluvia tardía con restauración de dones en preparación para el segundo advenimiento.123
Ciertos autores han identificado el carismatismo con manifestaciones ocultistas.124 Otros tampoco encuentran sustento bíblico para la idea de la primera y de la segunda bendición.125
EstasmanifestacionesreligiosascontemporáneassondeprofundointerésparaelestudiosodelasEscriturasyenparticulardelasprofecíasbíblicas.Enla Biblia no se encuentra apoyo alguno para el criterio experiencial, pero síabundantesoporteparaelcriteriorevelacional.ElreavivamientoylareformaproducidosporelEspírituSantoconstituyenlagrannecesidaddelaiglesiade
119 Ibíd., 40.
120 Ibíd., 41.
121 Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Mountain View, CA: Pacific Press, 1977), 517.
122 White, El conflicto de los siglos, 517.
123 Dayton, Raíces teológicas del pentecostalismo, 12-15; Gulley, ¡Cristo viene!, 162. La teología reformada, por ejemplo, identificaba el bautismo en el Espíritu con la conversión y enseñaba una santificación progresiva. Creían que las lenguas habían cesado con la iglesia Primitiva (McGee, “El fondo histórico”, 12, 13).
124 Norman R. Gulley dice que el movimiento carismático es una manifestación importante del espiritismo en el tiempo del fin (¡Cristo viene!, 143).
125 Gulley sostiene que la Biblia no apoya la teoría de los dos bautismos y cree que el Pentecostés fue un evento único, singular (Gulley, ¡Cristo viene!, 149, 150). Para G. Campbell Morgan “Este punto de vista no está autorizado en modo alguno por las Escrituras” (G. Campbell Morgan, El Espíritu de Dios. Traducción de Samuel Vila (Barcelona, Clie, s/f.], 127).
hoy; sin embargo, ha de procurarse una manifestación genuina, en plena armonía con las Escrituras que fueron inspiradas por el Espíritu Santo.
Daniel Oscar Plenc Faculdade Adventista da Amazônia
Benavides, Brasil [email protected]