30 de septiembre de 2020

La Mensajera Del Pueblo De La Esperanza

La Mensajera Del Pueblo De La Esperanza

LA MENSAJERA DEL PUEBLO DE LA ESPERANZA

Pr. Adolfo Suárez

 

INTRODUCCIÓN

Era diciembre de 2007. Típica tarde de invierno en la Universidad de Andrews, en Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos. Yo estaba en el predio del Seminario, finalizando la lectura de un libro que causó un profundo impacto en mi vida: Life Sketches of Ellen White [Notas biográficas de Elena de White]. Después de la última página, levanté mi rostro y, con lágrimas en los ojos, observé la nieve que cubría el campus. Mi mente viajó en el tiempo, revisitando cada lugar recorrido por esa mujer extraordinaria. Pensé en cómo ella había sido capaz de enfrentar toda esta nieve y otros desafíos a fin de cumplir la misión, con muchos menos recursos de los que tenemos hoy. Pensé en su infortunio de la infancia, en sus enfermedades de la vida adulta. Pensé en las luchas de esposa, madre, líder. Pensé sobre su sueño de ver el impacto de sus libros en la vida de las personas.

Mientras secaba mis lágrimas, fui llevado a reflexionar en lo que Dios es capaz de realizar mediante alguien que se atreve a hacer su voluntad. En aquella fría tarde de invierno, mi corazón sintió el calor por medio de los episodios de la vida de esta mujer valiente, sensible y visionaria, que se dejó usar por Dios para causar un impacto duradero en la vida de mucha gente.

¿QUIÉN FUE ELENA DE WHITE?

Elena de White es la escritora más traducida en toda la historia de la literatura. Durante toda su vida, Elena de White escribió más de 5.000 artículos y 49 libros; pero hoy, incluyendo las compilaciones de sus manuscritos, más de 150 libros están disponibles en inglés, y cerca de 90 en portugués. Sus escritos abarcan una amplia variedad de temas, incluyendo teología, religión, educación, salud, relaciones sociales, evangelismo, profecías, trabajo de publicaciones, nutrición y administración. Su obra prima sobre el vivir cristiano feliz, El camino a Cristo, ha sido publicado en cerca de 150 idiomas.[i]

Nosotros, adventistas del séptimo día, creemos que Elena de White fue mucho más que solo una talentosa escritora. Creemos que ella fue elegida por Dios para ser una mensajera especial, a fin de atraer la atención de todos hacia las Sagradas Escrituras, ayudando a las personas a prepararse para la segunda venida de Cristo. Desde los 17 años de edad hasta su fallecimiento a los 87 años, en 1915, Dios le concedió cerca de 2.000 sueños y visiones. Las visiones variaban en duración y podían ser de menos de un minuto hasta cerca de cuatro horas. El conocimiento y consejos recibidos a través de esas revelaciones fueron escritos por ella, con el objetivo de ser compartidos con otros. Así, sus escritos son aceptados por nosotros, adventistas del séptimo día, como inspirados, y la calidad excepcional de estas obras es reconocida incluso por lectores ocasionales.[ii]

Nosotros, adventistas, creemos que Elena de White tenía el don profético. Sí, en ella se manifestó el don de profecía.

 

 

 

¿CÓMO ERA EL DON PROFÉTICO EN LOS TIEMPOS BÍBLICOS?

El don profético no es una invención de los adventistas del séptimo día. El don profético es un tema bíblico. Aunque el pecado haya interrumpido la comunicación cara a cara entre Dios y los seres humanos, Dios no perdió la intimidad con sus hijos e hijas. En lugar de eso, desarrolló nuevas formas de comunicación. Por medio de los profetas, empezó a enviar sus mensajes de ánimo y advertencia y reprobación.[iii]

En las Escrituras, el profeta es alguien que recibe comunicaciones de Dios y las transmite al pueblo. Los profetas no profetizan por su propia iniciativa. En 2 Pedro 1:21 está escrito: “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.[iv]

En el Antiguo Testamento, la palabra profeta es generalmente la traducción del hebreo nabi. Su significado es expuesto en Éxodo 7:1, 2:

“Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel”.

La relación de Moisés para con Faraón sería semejante a la que Dios mantiene con su pueblo. Así como Aarón comunicaba las palabras de Moisés a Faraón, igualmente el profeta presenta las palabras de Dios delante de su pueblo. El término profeta, por lo tanto, se refiere a un portavoz designado por Dios. El término griego equivalente al hebreo nabi es prophetes, de donde deriva nuestro término profeta.[v]

A través de los años, Dios concedió revelaciones de su voluntad a su pueblo, utilizando personas que habían recibido el don de profecía. El profeta Amós registra eso de una manera marcada. Vamos a leer el texto en Amós 3:7 “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”.[vi]

 

HABLEMOS UN POCO DE LAS FUNCIONES DEL DON PROFÉTICO EN EL NUEVO TESTAMENTO[vii]

El Nuevo Testamento concede al don de profecía un lugar prominente entre los dones del Espíritu Santo, colocándolo una vez en primer lugar, y dos veces en segundo lugar, entre los ministerios de mayor utilidad en la iglesia. Puede cerciorarse de eso en Romanos 12:6; 1 Corintios 12:28; y Efesios 4:11. El apóstol Pablo estimuló a los creyentes a desear de modo especial el don de profecía; estas palabras están en 1 Corintios 14:1, 39.

El Nuevo Testamento sugiere que los profetas desempeñaron las siguientes funciones:

  1. Prestaron ayuda en la fundación de la iglesia(Efesios 2:20, 21).
  2. Iniciaron la extensión misionera de la iglesia (Hechos 13:2, 3; Hechos 16:6-10).
  3. Edificaron la iglesia (1 Corintios 14:4, 3; y Efesios 4:12).
  4. Unieron y protegieron la iglesia (Efesios 4:13, 14).
  5. Advirtieron con respecto a las dificultades futuras (Hechos 11:27-30; Hechos 20:23; 21:4, 10-14).
  6. Confirmaron la fe en tiempos de controversia (Hechos 15:32).

 

 

 

¿CÓMO PODEMOS ENTENDER EL DON PROFÉTICO EN LOS ÚLTIMOS DÍAS?[viii]

Muchos cristianos creen que el don profético cesó al fin de la era apostólica. Pero la Biblia revela la necesidad especial de orientación divina durante las crisis del tiempo del fin; eso testifica de la continua necesidad del don profético después de los tiempos del Nuevo Testamento.

No existe evidencia bíblica de que Dios retiraría los dones espirituales concedidos por él a la iglesia antes que esta completara su propósito. ¿Y cuál es el propósito de Dios para su iglesia? De acuerdo con el apóstol Pablo, es este: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).

La iglesia todavía no alcanzó tal experiencia, y por eso todavía necesita de la presencia de los dones del Espíritu. Estos dones, incluido el don de profecía, continuarán obrando en beneficio del pueblo de Dios hasta el regreso de Cristo. Consecuentemente, Pablo hizo una doble advertencia a los creyentes:

“No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías” (1 Tes. 5:19, 20).

 

Quiero hablar sobre el don profético inmediatamente antes del segundo advenimiento

Dios concedió el don profético a Juan el Bautista para que anunciara el primer advenimiento de Cristo. De modo similar, podemos esperar que él envíe el mismo don para proclamar el segundo advenimiento, de tal forma que todas las personas tengan la oportunidad de prepararse para el encuentro con el Salvador.

Cristo mencionó el surgimiento de falsos profetas como una de las señales de la proximidad de su segunda venida. Leamos Mateo 24:11, 24.

“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; […] Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”.

Si no existieran profetas verdaderos durante el tiempo del fin, Cristo no habría advertido contra cualquier individuo que pretendiese poseer el don. Su advertencia en lo tocante a falsos profetas implica que también habría profetas verdaderos.

El profeta Joel anunció un derramamiento especial del Santo Espíritu y del don profético justamente antes del regreso de Cristo. Él dice en Joel 2:28-31:

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová”.

El primer Pentecostés fue testigo de una memorable manifestación del Espíritu. Pedro, citando la profecía de Joel, destacó que Dios había cumplido su promesa (Hechos 2:2-21). Sin embargo, debemos indagar si la profecía de Joel encontró su pleno y total cumplimiento, más amplio, más completo. No tenemos evidencias de que los fenómenos en el Sol y en la Luna mencionados por Joel hayan ocurrido antes o después del derramamiento del Espíritu. En realidad, no ocurrieron sino muchos siglos más tarde.

¿Y con respecto al don profético en la iglesia remanente?

¿Cómo caracteriza el libro de Apocalipsis a los creyentes leales que serán parte del remanente? La respuesta está en Apocalipsis 12:17.

“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

La frase “testimonio de Jesucristo” se refiere al don profético. ¿Y cómo sabemos eso? Por la conversación posterior del ángel con Juan. Voy a explicarlo.

Cerca del final del libro de Apocalipsis, el ángel se identifica a sí mismo como “consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús” (Apocalipsis 19:10) y como “consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro” (Apocalipsis 22:9). Estas expresiones paralelas dejan claro que son los profetas quienes poseen el “testimonio de Jesús”. Eso explica la declaración del ángel, de que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).

De tal manera que el “espíritu de la profecía” no es una invención de los adventistas del séptimo día. Este es un asunto que está en la Palabra de Dios. Voy a reforzar la comparación de dos textos importantes sobre este tema.

Apocalipsis 19:10

“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.

Ahora, veamos Apocalipsis 22:8, 9.

“Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.

Observen que la situación en los dos pasajes es la misma. Juan se postra a los pies del ángel para adorarlo. Las palabras del ángel son casi idénticas; aun así, la diferencia es significativa. En 19:10, los hermanos son identificados con la expresión “que retienen el testimonio de Jesús”. En 22:9, son llamados simplemente como “profetas”. La Biblia está realizando una autointerpretación; la comparación nos lleva a la conclusión de que el “espíritu de la profecía” de 19:10 no pertenece a todos los miembros, de forma general, sino solamente a aquellos a quien Dios llamó para ser profetas.[ix]

¿Sabía que habrá una ayuda especial en la crisis final?

Las Escrituras declaran que el pueblo de Dios experimentará en los últimos días de la historia terrestre la plenitud de la ira del satánico poder del dragón, cuando este haga un intento final para destruirlo (Apoc. 12:17). Será un “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”, dice Daniel 12:1. A fin de ayudarlos en la supervivencia en medio del más intenso conflicto de todas las eras, Dios, en su amorosa bondad, asegura a su pueblo que no lo dejará solo. El testimonio de Jesús, el espíritu de profecía, los guiará con seguridad hacia el objetivo final: la unión con el Salvador en ocasión de la segunda venida.

VOLVAMOS A ELENA DE WHITE; ALGUIEN PUEDE PREGUNTAR: ¿TIENE ELENA DE WHITE LAS CONDICIONES COMO MENSAJERA DE DIOS PARA LOS TIEMPOS ACTUALES? ¿TIENE LOS REQUISITOS PARA SER UNA PROFETA?

La respuesta es un claro y sonoro: ¡SÍ!

Las normas por las cuales evaluamos a los profetas bíblicos pueden ser fácilmente aplicadas a Elena de White.[x]

  1. Las enseñanzas de Elena de White están totalmente en armonía con la Biblia.

Desde el comienzo hasta el fin de su ministerio, su consejo era clarísimo. Ella escribió: “El Señor desea que estudiéis vuestras Biblias. Él no ha dado ninguna luz adicional para tomar el lugar de la Palabra. Esta luz se da con el propósito de concentrar en su Palabra las mentes confundidas, y si se asimila y digiere es la sangre y la vida del alma. […]”.[xi]

También escribió: “La Biblia es la única regla de fe y doctrina”.[xii] En otra ocasión, ella dijo: “Las palabras de la Biblia, y de la Biblia sola, deben oírse desde el púlpito”.[xiii]

De manera enfática, ella también dice:

“Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados. En ella Dios ha prometido dar visiones en los “postreros días”, no para tener una nueva norma de fe, sino para consolar a su pueblo y para corregir a los que se apartan de la verdad bíblica”.[xiv]

En su última aparición en la Asociación General de 1909, ella concluyó su sermón levantando una Biblia ante todos los presentes, diciendo: “Hermanos y hermanas, les recomiendo este Libro”.[xv]

  1. Exactitud de las predicciones[xvi]

Los escritos de Elena de White contienen un número relativamente pequeño de predicciones. Algunas de ellas están hoy en proceso de cumplimiento, mientras que otras esperan su cumplimiento. Sin embargo, las que pueden ser evaluadas, se cumplieron con extraordinaria precisión. Presentaré, a continuación, dos ejemplos que demuestran su visión profética.

  1. El surgimiento del espiritismo moderno

En 1850, cuando todavía se encontraba en los primeros pasos, Elena de White lo identificó como uno de los grandes engaños de los últimos días y predijo su cumplimiento. Aunque en aquellos días el movimiento fuera decididamente anticristiano, ella previó que la hostilidad se modificaría, y que se volvería respetable entre los cristianos. Desde aquellos días, el espiritismo se ha extendido a todo el mundo, adquiriendo millones de adeptos. Su cara anticristiana se modificó; efectivamente, muchos de ellos se identifican como cristianos espiritistas, reivindicando poseer la verdadera fe cristiana, afirmando incluso que los espiritistas son los únicos religiosos que usan los dones prometidos por Cristo, por medio de los cuales curan a los enfermos y demuestran una conciencia futura y una existencia progresiva. Ellos incluso afirman que el espiritismo concede aún más conocimiento de la Biblia cristiana que todos los comentarios combinados. La Biblia es un libro de espiritismo.

  1. Cooperación íntima entre protestantes y católicos romanos

Durante el periodo de vida de Elena de White, existía un abismo entre el protestantismo y el catolicismo romano, el cual parecía impedir cualquier cooperación entre ambos. El anti catolicismo caracterizaba a los protestantes. Ella profetizó que grandes cambios en el seno del protestantismo conducirían a apartarse de la fe proclamada por la Reforma. Consecuentemente, las diferencias entre protestantes y católicos se reducirían, conduciendo a establecer un puente para cubrir el abismo que antes separaba a ambos.

Los años posteriores a su muerte han sido testigos del surgimiento del movimiento ecuménico, el establecimiento del Consejo Mundial de Iglesias, el Concilio Vaticano II, y la ignorancia o incluso decidido rechazo que el protestantismo hace de los puntos de vista de la Reforma con respecto a la interpretación profética. Estos grandes cambios han derribado muchas barreras hasta entonces existentes entre católicos y protestantes, conduciendo a un proceso de creciente cooperación.

  1. Los frutos del ministerio de Elena de White

Los frutos del ministerio profético de Elena de White se hacen evidentes a medida que pasa el tiempo. Contando con solo cien creyentes en 1850, el movimiento adventista se volvió un movimiento internacional, que creció más allá de veinte millones de bautizados. Los observadores no adventistas, así como adventistas, declaran enfáticamente que Elena de White es la principal razón para esta influencia mundial. La Iglesia Adventista no se destaca solo en el ministerio de la predicación; sino que también patrocina el mayor sistema de escuelas protestantes del mundo. Su programa médico también es internacionalmente conocido, producto en gran parte del estímulo de Elena de White.[xvii]

Estos programas mundiales, que incluyen a ADRA, jamás habrían alcanzado sus realizaciones actuales sin la previsión y los principios expuestos por Elena de White. La Universidad de Loma Linda, por ejemplo, con su escuela de Medicina internacionalmente reconocida, ni siquiera existiría si no fuese por la visión y tenacidad de Elena de White.[xviii]

El carácter peculiar de estos programas reside no es su influencia mundial, sino en sus singulares objetivos. Las escuelas adventistas y las instituciones médicas son distintivas por causa de los principios cuidadosamente perfeccionados y esbozados por Elena de White, no por personas religiosas que imitan programas seculares.[xix]

Gracias a los principios expuestos por la mensajera de Dios, los actuales adventistas del séptimo día también son conocidos como un pueblo que contribuye, un pueblo de vida larga y saludable y un pueblo misionero.[xx]

  1. El enfoque sobre Jesús

El enfoque coherente de Elena de White sobre Jesús como el centro tanto de su vida espiritual como de sus principios teológicos resalta cuan convincentemente ella cooperó con el “espíritu” de profecía. Ella dice: “El objeto de todo ministerio es mantener oculto el yo y hacer que aparezca Cristo. La exaltación de Cristo es la gran verdad que han de revelar todos los que trabajan en palabra y doctrina.”[xxi]

Además de eso, Elena de White escribió extensamente sobre la vida de Cristo. Su papel como Señor y Salvador, su sacrificio expiatorio en la cruz, y su actual ministerio intercesor, representan temas dominantes en su obra literaria. El libro El Deseado de todas las gentes ha sido aclamado como uno de los tratados más espirituales sobre la vida de Cristo, mientas que El camino a Cristo, su obra más difundida, ha conducido a millones de personas a una relación más íntima con él. Sus libros retratan claramente a Jesús como plenamente Dios y plenamente hombre. Su exposición equilibrada coincide con los puntos de vista bíblicos, evitando de forma cuidadosa el énfasis exagerado de una u otra naturaleza, un problema que causó mucha controversia a lo largo de la historia del cristianismo.[xxii]

Todo el tratamiento que ella da al ministerio de Cristo es de naturaleza práctica. No importa qué aspecto trate, su preocupación fundamental es conducir al lector a una relación más profunda con el Salvador.

El impacto de los escritos de Elena de White

La revista Ministry de octubre de 1982 mostró que los adventistas del séptimo día “que estudian regularmente los escritos de Elena de White presentan mayor probabilidad de, además, ser cristianos más sólidos en la vida espiritual y en el testimonio delante de la comunidad que los miembros de iglesia que no lo hacen”.[xxiii]

Este mismo estudio afirma que “tal vez, más importante que todas las otras características de aquellos que leen los escritos de Elena de White fue el descubrimiento de que el 82% generalmente o siempre estudian personalmente la Biblia, mientras que el 47% de los no lectores lo hacen”.[xxiv] “Los adventistas que leen a Elena de White valoran más el estudio de la Biblia que aquellos que no la leen. Además de eso, los que siguen el consejo de la escritora son los miembros de iglesia que ocupan la vanguardia en la proclamación de las buenas nuevas que constantemente reciben al estudiar la Biblia y los escritos de ella”.[xxv] “En otras palabras, los que leen a Elena de White son los que entienden mejor la misión y el mensaje de la Iglesia Adventista del Séptimo Día”.[xxvi]

CONCLUSIÓN: UN ENORME LEGADO[xxvii]

En 1915, Arthur G. Daniells, en esa época, presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, resumiendo las contribuciones de Elena de White, dijo en su funeral:

“Ningún maestro cristiano en esta generación, ningún reformador religioso de cualquier época anterior, ha asignado un valor más alto a la Biblia. En todos sus escritos esta se presenta como el libro de todos los libros, la guía suprema y suficiente para toda la familia humana. […] Los que todavía creen que la Biblia es la inspirada e infalible Palabra del Dios vivo valorarán más altamente este punto de vista positivo, y este sostén incondicional que se da en los escritos de la Sra. White”.[xxviii]

El pastor Daniells continuó enumerando una serie de aspectos destacados de sus escritos: “En su enseñanza, Cristo es reconocido y exaltado como el único Salvador de los pecadores; […] Sus escritos se atienen con firmeza a la doctrina de que el Evangelio, como está revelado en las Sagradas Escrituras, presenta el único medio de salvación; […] El Espíritu Santo, el representante de Cristo en la tierra, es señalado y exaltado como el maestro celestial y el guía enviado a este mundo por nuestro Señor en ocasión de su ascensión, para hacer real en los corazones y en las vidas de los hombres todo lo que él había hecho posible por su muerte en la cruz […] En base a la luz y al consejo que le fueron dados, la Sra. White sostuvo y defendió opiniones amplias y progresivas con respecto a las cuestiones vitales que afectan el mejoramiento y la elevación de la familia humana; […] Sus escritos presentan la posición más abarcante con respecto a la reforma pro temperancia, las leyes de la vida y la salud”.[xxix]

Como conclusión, el pastor Daniells declaró:

“Tal vez no somos lo suficientemente sabios como para poder decir en forma definida qué parte de la obra de la vida de la Sra. White ha sido del mayor valor para el mundo, pero parece que el gran volumen de literatura bíblica que ella dejó resultará ser el mayor servicio para el género humano. […] Los muchos libros que ella ha dejado—relacionados con toda fase de la vida humana […] continuarán modelando el sentimiento público y el carácter individual. Sus mensajes se apreciarán más de lo que lo han sido en el pasado”.[xxx]

Como Pedro, podemos decir con fe y con seguridad:

“Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. […]  Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:16, 19).

Hermanos y hermanas, “los adventistas del séptimo día son un pueblo profético, viven en un tiempo profético y transmiten un mensaje profético a un mundo desprovisto de esperanza y salvación. Para cumplir nuestro papel singular en tiempos difíciles, necesitamos depender como nunca de la orientación del Espíritu Santo. El don de profecía, que es una de las muchas dádivas concedidas al pueblo de Dios por el Espíritu Santo, representa el esfuerzo del Señor para comunicarse con y por medio de seres humanos, mientras prepara personas para encontrarlo”. [1]

Usted, hermano, hermana, que acostumbra a leer los libros de Elena de White, continúe con ese buen hábito espiritual. Usted, que todavía no hace eso, comience ahora. Cuanto más lea a Elena de White, más amará la Palabra de Dios.

Amén.

[i] “Quem foi Ellen Gould White?”. Disponible aquí: https://www.adventistas.org/pt/espiritodeprofecia/sobre-nos/biografia-de-ellen-g-white/. Consultado el 09/06/2020.

[ii] “Quem foi Ellen Gould White?”. Disponible aquí: https://www.adventistas.org/pt/espiritodeprofecia/sobre-nos/biografia-de-ellen-g-white/. Consultado el 09/06/2020.

[iii] Associação Ministerial da Associação Geral dos Adventistas do Sétimo Dia. Nisto Cremos: as 28 crenças fundamentais da Igreja Adventista do Sétimo Dia 10ª edição. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileña, 2018, p. 279.

[iv] Nisto Cremos, p. 279.

[v] Nisto Cremos, p. 279, 280.

[vi] Nisto Cremos, p. 280.

[vii] Nisto Cremos, p. 280, 281.

[viii] Nisto Cremos, p. 281-285.

[ix] Manuel Rodríguez, Ángel. Teologia do Remanescente: Uma Perspectiva Eclesiológica Adventista (Portuguese Edition) (Locais do Kindle 3493-3498). Casa Publicadora Brasileña. Edição do Kindle.

[x] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 514.

[xi] Elena G. White. Mensajes selectos, volume 3, p. 31.

[xii] Elena G. White. Ser semejante a Jesús, p. 126.

[xiii] White, E. G. (2007). Profetas y reyes. Casa Publicadora Brasileña, p. 461.

[xiv] Elle G. White. Mensajes selectos, volumen 3, p. 31.

[xv] Citado em W. A. Spicer, The Spirit of Prophecy in the Advent Movement (Washington D.C.:

Review and Herald, 1937), 30. Traducción libre.

[xvi] Nisto Cremos, p. 288-289.

[xvii] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileira, 2001, p. 514, 515.

[xviii] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 515.

[xix] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 515.

[xx] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 515.

[xxi] Elena G. White. Mensajes Selectos, tomo 1, p. 182.

[xxii] Nisto Cremos, p. 288.

[xxiii] Ministry, octubre de 1982, p. 10.

[xxiv] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 515.

[xxv] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 515.

[xxvi] Herbert Douglas. Mensageira do Senhor – O Ministério profético de Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa publicadora Brasileña, 2001, p. 515.

[xxvii] Dennis Fortin. “A Teologia de Ellen G. White”. En Dennis Fortin y Jerry Moon, editores. Enciclopédia Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileña, 2018, p. 267.

[xxviii] Notas biográficas de Elena de White, p. 517.

[xxix] Notas biográficas de Elena de White, pp. 517, 518, 519.

[xxx] Notas biográficas de Elena de White, pp. 520, 521.

 

 

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