No es fácil responder la pregunta sin considerar el contexto, la extensión y el tiempo ocupados en dar la instrucción —usualmente llamada catequesis, del verbo griego katejéo, enseñar— a los nuevos conversos al cristianismo en los días apostólicos. Las evidencias históricas muestran que desde el segundo y hasta el quinto siglo de nuestra era, la acción de catequizar se realizaba antes de que los creyentes fueran bautizados. Este uso tuvo un vuelco con la introducción de la práctica de bautizar niños, lo que determinó que la catequesis fuera realizada después del bautismo. Consideremos algunos textos bíblicos.
1. La comisión evangélica (Mat. 28:19, 20): Ésta fue la orden que Jesús impartió a sus discípulos: «por tanto, id, y haced discípulos… bautizándolos… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado». Considerando que en el enunciado el aspecto de la «enseñanza» figura en último término, algunos concluyen que la catequesis debería darse después del bautismo.
Sin embargo, el texto no es tan claro como algunos piensan. Siendo que en el griego no es muy evidente la relación entre los participios «bautizándolos» y «enseñándoles» y el verbo principal «haced discípulos», cabe la pregunta: ¿El hecho de hacer discípulos implicaba la idea de bautizar a los conversos seguido del plan de enseñarles posteriormente la doctrina?, o el participio deberíamos considerarlo como imperativo, con el propósito de enumerar lo que el Señor esperaba de los discípulos sin que el énfasis estuviera en la secuencia?
Tomando como base la gramática griega, la primera opción es bastante improbable. La segunda, tiene su respaldo en ella. Por causa de la ambigüedad del texto uno no puede ser dogmático, y aunque aceptara en forma implícita que existe una secuencia, entonces el hacer discípulos implicaría que hubo cierta preparación previa al bautismo, y después de realizada la ceremonia bautismal la preparación continuaba. La pregunta no es si la catequesis precedía al bautismo, sino cuánta instrucción se daba en estas ocasiones.
2. Práctica eclesiástica en el libro de Hechos de los apóstoles: En el sermón que Pedro predicó en ocasión del Pentecostés 3.000 personas se bautizaron «aquel día» (Hech. 2:41). Las instrucciones que los oyentes necesitaban, el apóstol las proporcionó durante el mensaje: «Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados» (vers. 41).
Felipe «les predicaba a Cristo», lo que sugiere una acción progresiva cuyo origen estaba en el pasado. Posteriormente, muchos fueron bautizados. Su mensaje incluía las buenas nuevas del reino y en nombre de Jesús (Hech. 8:5, 12).
Obviamente, antes del bautismo los creyentes recibían alguna instrucción. Felipe, antes del bautismo explicó al etíope las Sagradas Escrituras comenzando con Isaías 53 (Hech. 8:35). Pablo también bautizó al carcelero y a otras personas que estaban en su casa después de «hablarles la palabra del Señor» (Hech. 16:32, 33). Junto con instarlos a que creyeran en Cristo Jesús, Pablo los instruyó y después los bautizó.
3. Contenido de la catequesis. Entre los asuntos más importantes registrados en las predicaciones del libro de Hechos,encontramos: Las nuevas que Jesús es el Cristo (8:35); su muerte y resurrección (3:15); su exaltación y mediación (2:33; 5:31); Su señorío (2:36). Otras doctrinas que se mencionan: El arrepentimiento (2:38; 3:19); el perdón (13:38); la justificación (13:39); la adoración al verdadero Dios (17:29); el juicio final (17:31; Rom. 2:16); la resurrección general (24:15; 17:18); la segunda venida (3:20, 21); el reino de Dios (8:12); y el Espíritu Santo (2:38).
Esta lista impresionante indica que las instrucciones fueron impartidas a los creyentes antes de ser bautizados. El tipo de catequesis variaba de persona a persona.
Implicaciones para nuestros días.Si el bautismo implica el fin de la vida antigua y el comienzo de una nueva (Rom. 6:4), es simplemente imposible que alguien se bautice sin que se le explique en forma práctica lo que implica la vida cristiana.
Esto no es apenas una manera de compartir la verdad presente; es un asunto de honestidad. El bautismo vincula a las personas con la iglesia, y una vez unidas reciben la misión de defender la verdad. Lo menos que podemos hacer con los nuevos conversos es que entiendan la misión y lo que implica proclamar la verdad bíblica.