14 de abril de 2021

Con muy buenas intenciones, pero ¡perdido!

Con muy buenas intenciones, pero ¡perdido!

Con muy buenas intenciones, pero ¡perdido!

Mateo 26:31-35

Pr. Jesús Hanco Torres

INTRODUCCIÓN

  1. Saludo
  2. Frase alusiva: El título del mensaje de hoy es: Con muy buenas intenciones, pero ¡perdido!. Considerando que el objetivo principal de la vida cristiana es la salvación, ¿qué papel juegan las buenas intenciones dentro de la salvación?
  3. Texto: Leamos el texto hallado en Mateo 26:31-35. Era el jueves de la última semana antes que Jesús fuese crucificado. Y rodeado de sus discípulos luego de salir del aposento alto, Jesús en un círculo más familiar quiso enseñar a Simón Pedro una de las lecciones más importantes de la vida cristiana, una lección que podría haber ahorrado muchas lágrimas al discípulo.

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  1. Proposición: Dios espera que todo cristiano pueda entender que la vida cristiana consiste en una dependencia total de Cristo y una muerte diaria a la autosuficiencia y al orgullo.
  2. Pregunta de transición: ¿Cuál es la principal característica de la vida cristiana? ¿Qué rol juegan las buenas intenciones en una persona “que dice ser cristiana” pero que no depende de Cristo Jesús en su diario vivir?
  3. Frase de transición: Para desarrollar este tema, analizaremos estos versículos presentando las características de Jesús y las de Pedro en los momentos de prueba.
  4. JESÚS Y LAS PRUEBAS DEL CRISTIANO (26:31-32).
  5. Lección: El cristiano verdadero busca la base de su vida en la Palabra de Dios. Y en los momentos de prueba se aferra con todas sus fuerzas a las promesas divinas halladas en la Biblia.
  6. Texto bíblico: Jesús junto a sus 11 discípulos salían del aposento alto rumbo al monte de los Olivos, al jardín del Getsemaní. Y mientras están descendiendo rumbo al monte, Jesús se dirige a sus discípulos en un tono de la más profunda tristeza (DTG 627, 3) y les declara con énfasis: “todos ustedes” serán escandalizados, serán apartados, serán tropezados por causa de mí.
  7. Jesús muestra con tristeza profetiza lo que acontecería con sus discípulos, no solo con uno sino con TODOS, a tan solo unos momentos después. Los que un día prometieron seguirle, aquella noche serían dispersados, apartados y se escandalizarían de Él. Quienes antes habían considerado un orgullo estar con Jesús, esa noche lo considerarían una vergüenza y un riesgo de muerte. Por ello el maestro recalcó: “Todos ustedes os escandalizareis”.
  8. Empero, ¿cómo tomó Jesús esta situación decepcionante y traidora de sus 11 discípulos? ¿Renegó por la cobardía de sus discípulos? ¿los desechó? Quizá hasta podría haber sido justificable que Jesús califique a sus discípulos de: “ineptos” o “cobardes”.
  9. Sin embargo, Jesús no se decepcionó por la conducta de sus discípulos. En cambio, Él vio en esa situación “decepcionante” el cumplimiento de las Escrituras. Y aun cuando tenía grandes expectativas de sus seguidores, y deseaba que en esos momentos sus discípulos pudiesen estar a su lado orando y sosteniendo sus brazos. Jesús comprendía a través de las Escrituras que ese momento lo tendría que pasar “solo”. La copa amarga lo tendría que beber “solo”.
  10. Jesús recordó las palabras del profeta Zacarías (Zac 13:7). “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas”, una profecía que mostraba el abandono que sufriría el Mesías, pues hasta su propio Padre se levantaría contra él. Como un sustituto del hombre pecador, Jesús sufriría bajo la justicia divina, gustaría lo que significaba la justicia de Dios contra el pecado. Jesús pasaría solo “el valle de la muerte”. Cuando el abandono, la traición y la soledad impactaron contra Jesús en esos momentos cruciales de su ministerio. Cristo fijó sus ojos en la Palabra de Dios y esto permitió darle la certeza que aun en la oscuridad y en el dolor su vida estaba en la manos de Dios.
  11. Y allí mismo, Jesús les hizo una promesa a sus discípulos a pesar de la actitud de abandono que ellos mostrarían. Sin duda, grande e inmensurable es el amor de Dios. Jesús no los condenaría o cambiaría por otros discípulos, el amado maestro continuaría acompañándoles e iría delante de ellos: “Pero después que haya resucitado iré delante de vosotros a Galilea”. El maestro les hizo una promesa “Yo iré delante de vosotros”. La oscuridad, la tristeza, el escándalo duraría poco tiempo porque Jesús mismo estaría con ellos delante.
  12. Ilustración: Marcos es un líder de iglesia, de 15 años de adventista bautizado junto a su esposa e hijos eran reconocidos por su fidelidad. Sin embargo, cierto día un grupo de 4 policías llegaron hasta su casa y en medio de toda una conmoción, Marcos fue llevado a la dependencia policial acusado de narcotráfico. En tanto, la familia de su esposa, quienes no eran creyentes, rápidamente aprovecharon esta situación para acusar a Marcos de vivir en falsedad y engaño. Y por otro lado, algunos miembros de la iglesia consternados, mostraron su desazón frente a esta situación, y Marcos terminó siendo el blanco de críticas. La mayor parte de miembros trataba de alejarse de él y de su familia por temor a verse involucrados con un “supuesto” narcotraficante. Cuando el pastor de la iglesia fue a visitar a Marcos, él estaba bastante desanimado y decepcionado ya que en esos momentos de dificultad, esperaba que sus amigos creyentes le visitasen con palabras de ánimo y oración. Sin embargo, sentía que había sido abandonado. Unos días después cuando se confirmó que la acusación hacia Marcos fue una falsa información, muchos miembros de iglesia vinieron a ver a Marcos. Sin embargo, él ya no quiso que lo visitaran pues sentía que la iglesia le había abandonado en el momento cuanto él más lo necesitaba.
  13. Aplicación: En la vida cristiana muchas veces pasaremos por situaciones difíciles, una enfermedad, un accidente, una crisis familiar, situaciones reales que buscarán escandalizarnos, apartarnos y hacernos dudar de Cristo Jesús y de su iglesia.
  14. Sin embargo, en esos los momentos cuando nos sintamos decepcionados de la misma iglesia, de la fe que profesamos que necesitamos levantar los ojos y ver a Cristo diciéndonos “todos vosotros os escandalizareis”, advirtiéndonos que en la vida cristiana también pasaremos por situaciones difíciles y quizá muy terribles.
  15. Pero, recuerda que Él no nos dejó solos, nuestro maestro nos dejó su Palabra, la Santa Biblia, aquella que tenemos en nuestra biblioteca, en nuestra mochila, cartera y hasta en nuestro celular. Para que en cada mensaje que leamos podamos encontrar en ella la esperanza, y que al oírla podamos crecer en la fe. Con la plena certeza que no estamos solos, pues nuestra vida está en las manos de Dios.
  16. Es en la Biblia, la Palabra de Dios que encontramos las más grandes promesas de Dios, promesas pueden levantarnos en los momentos más difíciles de la vida. Promesas que nos muestran que podemos estar caídos más no vencidos, allí podemos encontrar promesas como la declarada por el mismo Cristo Jesús quien nos vuelve a declarar: “después que haya resucitado yo iré delante tuyo”. Jesús hoy te dice: “yo iré delante tuyo”. Amigos, Jesús a través del Santo Espíritu hace resonar la promesa: “iré delante tuyo”. Aun en las situaciones difíciles que puedes estar viviendo en este mismo momento, levanta tus ojos al cielo y oye la promesa del único quien nunca falla, quien te toma de la mano te levanta y te dice: “iré delante tuyo”.
  1. PEDRO, LA AUTOSUFICIENCIA Y LAS BUENAS INTENCIONES (26:33-35).
  2. Lección: La autosuficiencia es un peligro latente en todo cristiano que ya ha pasado cierto tiempo con Cristo, mostrando una aparente fortaleza y vigor en la capacidad, experiencia o habilidad que el cristiano ha obtenido, mientras rechaza la dependencia de Cristo. Sin embargo, en los momentos de prueba fácilmente es quebrada y el creyente es sumido en una total vergüenza.
  3. Texto bíblico: Las declaraciones de Jesús realmente golpearon el orgullo de Pedro, un fornido pescador, quien había acompañado a Jesús a través de su ministerio, quien lo había dejado todo por Cristo. Pedro no podía quedarse callado. Y exclamó: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”.
  4. Pedro aceptó que la declaración de Jesús que los discípulos se escandalizarían se cumpliría con los demás pero no con él. Pedro enfatizó con vehemencia la diferencia entre él y el resto de discípulos, “Yo”, exclamó, enfatizó y subrayó, “nunca seré escandalizado”.
  5. En el aposento alto, Pedro había declarado: “mi alma pondré por ti”. Sin duda, Pedro mostraba una gran fortaleza y confianza, mas ¡oh sorpresa!, esta aparente fortaleza no tenía como base a Cristo sino a “sus propias fuerzas y suficiencia”.
  6. En su gran amor por su discípulo y conocedor de la gran prueba que le vendría. Jesús intentó mostrarle lo que acontecería si continuaba con su autosuficiencia. Así, Jesús repitió la declaración que unas horas le había dicho mientras estaban en el aposento alto: “De cierto, de cierto te digo, antes que el gallo cante me negarás tres veces”.
  7. Jesús intentó hacer reaccionar a su discípulo, deseaba ahorrarle ese sufrimiento. Si tan solo Pedro hubiese prestado más atención a las palabras de Jesús y hubiese clamado como cuando en el mar de Galilea estaba por hundirse: “Señor, sálvame”. Sin embargo, las declaraciones de Jesús no hicieron más que incrementar su porfía.
  8. Como si las palabras de Jesús hubiesen incrementado su autosuficiencia con mayor tenacidad decía: “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. Pedro declaró con mayor firmeza algo que salía de lo más profundo de su corazón, Pedro tenía la intención firme de nunca negar a Jesús.
  9. “Cuando Pedro dijo que seguiría a su Señor a la cárcel y a la muerte, cada palabra era sincera, pero no se conocía a sí mismo” (DTG 627)
  10. Pedro sintió que Jesús desconfiaba de él y pensó que ello no estaba bien porque realmente él estaba dispuesto a entregarlo todo por Jesús. Pedro se incomodó y se volvió persistente en su confianza propia. En la confianza que tenía en sí mismo, negó las palabras de aquel que lo sabe todo. Sin duda, no estaba preparado para el momento de la prueba.
  11. Ilustración: Hace unos años atrás cierto pastor de iglesia trató en la junta de iglesia el caso de adulterio de un miembro de iglesia, quien siendo casado había estado en amoríos con una feligrés. Cuando de repente uno de los miembros de la iglesia puesto en pie indignado declaró que el adúltero no solo debería ser desfraternizado sino castigado por el serio impacto que había ocasionado en 2 familias de la iglesia. Esto tornó en una discusión dentro de la junta, y más aun cuando otro de los líderes le aconsejó: “Hermano, debemos actuar como nos encomendó el Señor desfraternizándolo y ayudándole a asumir su responsabilidad. Porque esta caída puede acontecer con alguno de nosotros”. Inmediatamente aquel miembro de iglesia exclamó airado: “quizá Ud. mi hermano esté en esa posibilidad, pero yo jamás caería en semejante vergüenza”. No pasaron ni 6 meses cuando una dama no creyente visitó la oficina de aquel pastor y le contó con tristeza que no podía seguir llevando un gran cargo de conciencia. Pues hacía unos pocos meses atrás había cometido el error de entrar en un romance con uno de los miembros de la iglesia, quien era casado, donde el caballero le insistía para poder estar íntimamente. Ella comenzó a sentir culpabilidad ya que la esposa y los hijos de este miembro eran muy allegados de ella, además de la gran vergüenza que esto traería. Luego que el pastor le aconsejó sobre cómo debería actuar, quedó absorto al oír el nombre del “miembro” de iglesia. Y que triste coincidencia que el implicado era nada menos que aquel quien había declarado: “yo jamás caería en semejante vergüenza”. Sin duda, no lo podía creer ¿cómo era posible ello?
  12. Sin embargo, bien está escrito en la Biblia, en Prov 16:18: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu”.
  13. Por ello, la lección que Cristo nos quiere dar en este texto es de suma importancia, porque casi la totalidad de los presentes hemos caminado un cierto tramo con Jesús y corremos el gran riesgo de caer en la autosuficiencia, mostrado en declaraciones como: “Yo jamás caeré”. “Eso acontecerá solo con los débiles”. “Yo nunca estaré en esa situación”.
  14. Puede ser que uno tenga la buena intención de nunca caer, de nunca defraudar a Jesús, de poder cumplir cada uno de los mandamientos, de poder ser fiel a Dios, a los padres, a la esposa. Pero necesitamos entender que no bastan las buenas intenciones. Las buenas intenciones nos pueden estar llevando a la autosuficiencia y cuando tenemos más años en la fe se irán transformando en altivez de espíritu y terminaremos volviéndonos soberbios, después del cual vendrá la caída. Por ello Salomón también declaró: “Antes del quebramiento es la soberbia, y antes de la caída es la altivez de espíritu”.
  15. Jesús nos quiere hacer recordar que nuestro corazón es engañoso, es perverso y aun nosotros mismos no le podemos conocer (Jer 17:9). En nuestro corazón existen malos elementos, tendencias que conforme vivamos situaciones y tentaciones irán brotando.
  16. La solemne amonestación de Cristo fue una invitación a escudriñar nuestro propio corazón. Hoy necesitamos desconfiar de nosotros mismos, y tener una fe más profunda en Cristo. No necesitamos decir: “yo nunca fallaré” sino clamar: “Señor ayúdame” “Señor, sálvame de mi mismo”. Y necesitamos clamar humildemente cada día: “Señor ten piedad de mí, porque soy pecador”.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO

  1. Recapitulación: La historia de hoy nos ha mostrado 2 maneras cómo prepararnos para enfrentar las circunstancias difíciles y las pruebas. La primera, es aferrarnos con todas nuestras fuerzas a las promesas divinas halladas en la Biblia, desconfiando de nosotros mismos. Y la segunda, es creer que nuestra experiencia, nuestra habilidad, nuestra capacidad desarrollada a lo largo de nuestra vida cristiana y nuestras buenas intenciones y autosuficiencia son suficientes para vencer la tentación y estar fuertes en los momentos de prueba. De estas dos, la primera nos conducirá a la salvación y la segunda nos conducirá a la vergüenza, ruina y perdición.
  2. Llamado: No sé cuántas veces le has hecho promesas al Señor, promesas como “De ahora en adelante seré más obediente”, “Señor ahora, seré un mejor padre”. Porque no cambiar nuestra declaración y decir en primer lugar: “Señor ayúdame a colocar tu Palabra en el lugar que debería tener en mi vida, ayúdame a prepararme para enfrentar las pruebas leyendo y escudriñando cada una de las promesas halladas en la Biblia” para que cuando todos fallen, cuando los hombres me defrauden, cuando mis amigos me decepcionen pueda hallar esperanza en la lectura de la Biblia, hallar fortaleza en tus promesas.” Y en segundo lugar: “Señor ayúdame a desconfiar de mí mismo, desconfiar de mi capacidad, desconfiar de mi experiencia y decir como un niño: “Señor ayúdame” “Señor sálvame”, “Señor hazme un buen esposo”, “Señor hazme un buen administrador”, “Señor hazme un buen padre”. Hay alguien que hoy quiere decirle eso al Señor, puedes tan solo levantar tu mano y juntos hacer una oración.
  3. Oración

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